Capítulo 15: Picnic y buena compañía

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Al salir de la clínica, Charlie se sentía devastada, lo único que deseaba era llegar nuevamente a su casa y acostarse, cerrar las cortinas y no dejar que nadie la molestara, a la mierda el picnic, a la mierda la vida pero sabía que si hacía eso, sus padres le preguntarían qué pasaba y no se sentía en condiciones de dar explicaciones. Así que, secándose las lágrimas con brusquedad, comenzó a caminar hacia el parque en que había quedado con Maddie ya que no estaba demasiado lejos y se convenció a sí misma de que todo estaría bien, que la chica siempre tenía algo divertido que contar y eso la ayudaría a distraerse; la aburrida psicóloga le había dicho que intentara no quedarse en casa sola porque eso empeora la situación en la mayoría de las personas con diagnóstico de depresión y encontraba maravilloso que hubiese encontrado una amiga nueva.

—Estoy haciendo un esfuerzo, lo estoy intentando —se repetía una y otra vez mientras caminaba—. No soy la misma Charlie que hace unos meses, ella se habría quedado en casa, pero ahora estoy caminando sola por la calle y tengo una amiga. Sí, señor, yo puedo hacerlo.

De camino, pasó por un supermercado para no llegar con las manos vacías y como no sabía muy bien qué llevar, compró de todo un poco antes de continuar el trayecto.

Habían quedado en la entrada sur del parque y sonrió al ver que Maddie ya la estaba esperando ahí, al menos no tendría que quedarse sola esperando con miedo a que llegara alguien y le hiciera alguna cosa. Maddie llevaba una canasta y Charlie no pudo evitar mirarla enarcando una ceja, divertida.

—¿Qué? Te dije que era un picnic y sin canasta no es picnic. He dado vuelta por completo el ático de mi hermana para encontrarlo así que no te rías, me quería matar y al final fue Danny el que me ayudó en mi búsqueda.

—¿Quién es Danny?

—La pareja de mi hermana, la verdad todavía no entiendo por qué no se han casado, llevan trece años juntos, toda una vida —se encogió de hombros—. Dicen que un papel no define su relación pero a Jo le brillan los ojos cada vez que alguien menciona la palabra boda, estoy segurísima de que solo fingen que no les importa. Son un poco idiotas.

—¿Te llevas bien con él?

—Claro, lo adoro. Cuando comenzaron a salir yo tenía cinco o seis años, la verdad hace bastantes años que lo considero un hermano, además, para él siempre seré la hermana pequeña de Jo y me consiente bastante. No tanto como a sus hijos pero no me quejo, nadie lo ha hecho antes.

—¿Por qué no has hecho el picnic con ellos? Por lo que me cuentas, son muy unidos.

Encontraron un lugar vacío y Maddie sacó un mantel que extendió sobre el césped, luego se acomodaron para comenzar a sacar la comida. Había demasiada y rieron al darse cuenta, ni en tres días podrían acabarse todo eso.

—Porque hay cosas de las que no puedo hablar o hacer en frente de mi hermana o de mis sobrinos —de pronto el semblante de Charlie se volvió un poco sombrío y Maddie se preocupó—. ¿Pasa algo? Estás algo extraña desde que llegamos pero no he dejado de hablar de mí, lo siento. ¿Estás bien?

—¿Por qué eres así conmigo? —le preguntó al fin la chica luego de varios minutos pensándolo, Maddie la miró con sorpresa, sin entender demasiado a lo que se refería—. ¿Por qué yo, Maddie? La clínica está llena de chicas, ¿por qué quieres ser mi amiga? Nunca nos habíamos visto antes, ¿por qué te preocupas de lo que me pasa?

—Porque necesitaba una amiga y aunque no quieras aceptarlo, tú también la necesitas. No sé por lo que has pasado pero sé que ha sido fuerte y créeme que yo también lo he pasado mal —apoyó su mano con suavidad en el brazo de Charlie y ella no lo retiró, cada vez se le hacía más fácil aceptar que un pequeño toque como eso era solo una muestra de cariño inofensiva—. Te lo digo de chica dañada a chica dañada, todos necesitamos a alguien o nos volveremos locos, todos necesitamos una cara amiga además de la familia que nos ayude o simplemente nos escuche en los peores momentos, que te acaricie el cabello cuando estás llorando o llore contigo. Que sienta tu dolor o en último caso, que lo entienda. No tienes por qué contarme lo tuyo ahora, aunque no te voy a negar que me gustaría que algún día esta amistad llegara al punto de saberlo todo la una de la otra, yo también escondo muchas cosas pero supongo que es cosa de tiempo, o eso espero.

Love Happens (LIH #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora