Capítulo 76: Sin esperanza

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El día estaba nublado.

Lo primero que Nick pensó al despertar al amanecer para salir a correr, era que se sentía como un día triste y no quería pensar en eso. Ese día les darían los resultados de los últimos exámenes de Cielo, los que le tomaron en su última quimioterapia para evaluar si el tratamiento hizo efecto y tenían que ser buenas noticias. No importaba que el día estuviera como la mierda, ese día los resultados serían buenos. No podía permitirse pensar en otra cosa, después de todo, muchos días que comienzan nublados, terminan convirtiéndose en hermosos días soleados.

Hizo la vuelta más largo de lo normal ya que la música atronadora en los oídos y el ritmo acelerado de su corazón, no dejaban espacio a su mente para sobrepensar todo lo que podría pasar ese día. Todos los posibles escenarios, cada uno peor que el anterior. Su psicóloga le había dicho que en esos días de tanto estrés, era una respuesta normal pero que no debía dejarse dominar por esos pensamientos intrusivos, que recordara los ejercicios que habían estado practicando durante los meses anteriores y que hiciera cosas que lo mantuvieran ocupado. Pero claro, era más fácil decirlo que hacerlo.

No es que pensara que la terapia no servía, porque sí que lo hacía y era testigo de lo mucho que había avanzando desde que comenzó con las sesiones semanales. Era solo que estaba tan jodido que sentía que le faltaría vida para sanar todo lo que estaba mal con él, años de abuso, de dolor, años de sentimientos reprimidos y de costumbres que no eran tan fáciles de dejar atrás pero seguiría intentando tratar todo eso, necesitaba convertirse en un mejor por sus hijos, pero más importante aún, por él mismo.

Al volver al departamento, Lexie ya estaba levantada a pesar de que eran las ocho de la mañana y no debían ir a la clínica hasta las doce. Él se había asegurado de no hacer ruido cuando se levantó para no despertarla pero supuso que los nervios la tenían igual que a él. La diferencia era que en vez de salir a correr como él, ella se enfocó en hornear cosas y solía comer más de lo normal.

Hacía unos días que habían vuelto a compartir habitación, los ánimos de ambos no daban para nada más así se quedaban hasta altas horas de la noche abrazados, compartiendo sus mayores miedos e intentando averiguar cómo enfrentar los días con una sonrisa para que sus hijos no supieran lo sobrepasados que se sentían por todo. Ambos estaban sufriendo pero en esas horas, a oscuras, mientras ambos compartían un poco de esos sentimientos con el otro, la vida dolía un poco menos.

—No escuché cuando te levantaste —comentó Lexie metiéndose un pedazo de muffin a la boca y tendiéndole uno a él.

—Eso no es nada nuevo, podría pasarte un camión encima y no lo notarías —bromeó Nick con una media sonrisa y se acercó a ella para darle un pequeño beso en los labios—. ¿Qué haces despierta tan temprano?

—Pesadillas otra vez, tengo una sensación extraña, como si algo estuviera revolviendo mi estómago, mis pulmones y siento que algo está mal —las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y él se acercó a ella para abrazarla—. Sé que dijimos que teníamos que pensar en positivo hasta que tengamos información concreta, pero no puedo dejar este sentimiento —un sollozo fuerte la interrumpió y Nick la apretó más fuerte contra su pecho, intentando contener sus propias lágrimas porque sabía exactamente lo que ella le estaba describiendo. Era lo mismo que él sintió desde que vio la primera nube aquella mañana.

—También dijimos que no es necesario hacernos los fuertes frente a nosotros mismos, es imposible pensar positivo todo el tiempo y hay veces que aunque no queramos, esos pensamientos llegan para quedarse. Lo importante es no dejar dominarnos por ellos.

—¿Me quieres quitar el trabajo? —bromeó ella con una sonrisa triste—. Yo soy la psicóloga de la familia. Aunque últimamente no sirvo para ayudar a nadie, ni siquiera a mí.

Love Happens (LIH #2)Where stories live. Discover now