Prólogo

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Corriendo por las calles más peligrosas de la ciudad se encontraba Charlie, no sabía a dónde se dirigía, solo sabía que debía escapar. Con los nudillos dañados por el golpe reciente dado y la cara llena de heridas y lágrimas, avanzaba sin mirar atrás. Sabía que esa no era su ciudad y no tenía idea cómo llegaría a su casa, lo único que sabía era que la seguían y no podía permitir que la encontraran.

La gente ni siquiera se preocupaba por disimular al mirarla, iba vestida son unos pantalones rotos y una camiseta sucia, con lo que parecía ser sangre. Cuando no pudo seguir corriendo, ya que sus pulmones le reclamaban aire con urgencia, se escondió en un callejón y para su suerte, no había nadie más ahí; o eso creía.

Apenas apoyó su espalda en la pared y se sentó en el suelo, rompió a llorar con todas sus fuerzas; ya no podía soportarlo más, se sentía sucia, usada, lo único que quería era morir pero también necesitaba un abrazo de su madre o simplemente una sonrisa de su padre. Necesitaba que ellos supieran que por más destruida que estuviera, también estaba viva.

—¿Te encuentras bien? —la voz de una niña la sobresaltó, cuando alzó la mirada vio que no tenía más de diez años y estaba vestida casi igual que ella.

—Sí —Charlie se limpió las lagrimas lo más rápido que pudo—. No deberías andar sola por aquí.

—La verdad es que estás sentada sobre mi cama —dijo la niña apuntando el cartón en el que la joven se había acomodado.

—¡Oh! Lo siento mucho —se intentó levantar pero la chica la detuvo.

—¿Te puedo ayudar en algo? Te ves mal.

—Yo... necesito llegar a la estación de policías o al terminal de buses, lo que quede más cerca.

—Te llevaré.

La niña le tendió la mano y Charlie la tomó, no sabía si podría mantenerse de pie por si sola y su mente comenzaba a nublarse. Caminaron alrededor de ocho cuadras, aunque Charlie apenas lo notó, y apenas cruzaron la puerta de la estación de policías, cayó desmayada.

***

Al despertar, solo pudo notar unas paredes blancas y todo perfecto e higienizado; le costó enfocar la vista un segundo, solo veía sombras pero entonces la reconoció.

—¿Mamá? —preguntó la chica con lágrimas en los ojos.

—Aquí estoy princesa, aquí estoy —la señora se abalanzó encima de su hija y la abrazó, llorando también—. Ya pasó, ahora estás bien.

—¡Mamá! ¡Mamá! —sollozaba sin poder todavía que se encontraba a salvo—. Creí que nunca los volvería a ver. Lo siento tanto.

—Tranquila, todo está bien ahora.

En medio de su abrazo, su padre entró a la habitación y al verla despierta, corrió a abrazarla. Nunca fue un padre muy cariñoso, o por lo menos no lo demostraba pero haber estado tan cerca de perderla lo hizo arrepentirse por no haberle demostrado todo lo que la amaba.

—Te juro que voy a encontrar a quién te hizo esto, y voy a hacer que se pudra en la cárcel si es que no lo mato yo antes.

El padre lloraba mientras hablaba igual que su madre y ella. Charlie aún guardaba la esperanza de que esa semana hubiese sido solo una pesadilla pero escuchar hablar a su padre así, fue la confirmación de que todo era real y no estaba preparada para enfrentarlo. Nadie nunca lo está. 

Bueno, comenzamos otra vez con una historia. Por ahora solo estará el prólogo y el primer capítulo y las actualizaciones serán semanales, todos los miércoles. Espero que les guste, los estoy leyendo <3 

Love Happens (LIH #2)Where stories live. Discover now