Capítulo 10: Desahogo

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A pesar del buen momento que había pasado Charlie una hora atrás al conocer a esa chica, todo su buen humor y ánimo se vio afectado al comenzar la entrevista con la psiquiatra. Al principio quiso saber sobre sus antecedentes familiares y sobre si tenía alguna enfermedad seria o algún problema emocional. La chica se limitaba a asentir o a negar con la cabeza pero nunca daba una respuesta concreta hasta que la doctora le dijo que si seguía de esa manera no iban a llegar a ningún lado.

Entonces, le comenzó a preguntar por los síntomas que había tenido y Charlie no sabía cómo explicárselo, cómo iba a explicar con palabras ese vacío que sentía, esa tristeza tan intensa que la hacía perder el control y no le permitía motivarse a hacer ninguna de las cosas que antes solía adorar. Cómo le iba a explicar esa irritabilidad tan repentina, ese enojo con el mundo que sentía cada día, su dificultad para concentrarse en lo que pasa a su alrededor, sus sentimientos de culpa, problemas de sueño y cambios en el apetito. Cómo explicar con unas simples palabras que no podía dejar de criticarse a sí misma, de odiarse cada día más; que a veces creía que la mejor solución era acabar con todo.

La psiquiatra se dio cuenta de que le estaba costando más de la cuenta y no quiso presionarla más, había revisado anteriormente su registro clínico y sabía lo que había pasado en la vida de Charlotte los últimos meses. Le comenzó a preguntar uno a uno por los síntomas más comunes de depresión y al darse cuenta de que los presentaba casi todos, comenzó a aplicarle cuestionarios para así poder medir la gravedad de su estado, hacer un seguimiento de la depresión y más adelante ver el grado de respuesta que va teniendo la chica al tratamiento.

Finalmente, al realizar toda esa evaluación, su diagnóstico final fue el de depresión moderada asociada a trastorno de estrés post-traumática y de ansiedad por lo que le recetó un antidepresivo tricíclico llamado Amitriptilina y que a su vez, también la ayudaría con los episodios de insomnio que llevaba teniendo desde el suceso.

Quedaron de volver a verse dentro de un mes para poder ver cómo reaccionaba al tratamiento y si debían ajustar la dosis o cambiar por otro medicamento. A pesar de que Charlie se sentía cada vez peor, le agradeció a la psiquiatra antes de abandonar la consulta, se había dado cuenta de que había decidido no presionarla y eso significaba mucho para ella. Al salir, se encontró con Maddie que la estaba esperando sentada afuera de la consulta y que al verla tan deprimida solo quiso animarla.

—¿Estuvo muy mal, eh? —preguntó y Charlie le sonrió levemente, era una sonrisa cansada y que demostraba más tristeza que cualquier otra cosa.

—Supongo que siempre es complicado.

—Vamos —Maddie se levantó de su asiento y Charlie la miró confundida—, conozco un lugar no muy lejos de aquí donde venden unos helados maravillosos y no hay mejor manera de pasar las penas que con un helado.

Charlotte se lo pensó un momento y entre tener que tomar un taxi con un desconocido que la hiciera sentir incomoda y aplazar ese momento al ir a tomar un helado con una chica, estaba claro que lo mejor para ella sería la segunda opción así que accedió y ambas se dirigieron en silencio a la salida. Maddie se dio cuenta de que tal vez su nueva amiga querría tener un poco de tiempo para pensar en lo que había pasado recién así que a pesar de lo mucho que le gustaba hablar, se quedó en silencio hasta que llegaron a la heladería y se sentaron a esperar ser atendidas.

—Hola, ¿en qué puedo ayudarlas? —preguntó uno de los chicos que atendía la heladería y Charlie se tensó de solo escuchar la voz masculina.

—Queremos ver la carta, por favor —pidió Maddie pasando por alto la actitud de su acompañante pero cuando el chico apoyó su mano en la mesa para explicarle algo, se dio cuenta de que Charlie ya no solo estaba tensa, sino que se aferraba tanto a la mesa que sus nudillos comenzaban a ponerse blanco—. ¿Nos puedes dar un momento para decidir, por favor? —le preguntó amablemente al chico y cuando esté se alejó, se dirigió a la otra chica—. ¿Estás bien?

Love Happens (LIH #2)Where stories live. Discover now