Capítulo 3

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Paseaban por el sendero que rodeaba la cascada y por un instante, Jimin se quedó tan absorto en la belleza del paisaje, que se olvidó de lo que había sucedido apenas un par de horas atrás.

- Disculpe, joven. - lo llamó una señora, cuyo rostro le resultó familiar, parándose frente a él con una sonrisa. - ¿Le importaría echarnos una foto?

- Oh, ¡claro qué no! - respondió él, con rapidez, cogiendo la cámara que aquella simpática mujer le ofrecía.

Observó cómo su madre y su padrastro a lo lejos, se habían frenado para esperarlo, pero fue la cara de Jin lo que le hizo preocuparse. El pelinegro reía a carcajadas, señalando sin una pizca de disimulo con los ojos a alguien tras él.

Jimin se giró asustado, sin saber que podía esperar encontrarse y cuando su mirada se cruzó con la de aquel precioso castaño, entendió la risa de su hermanastro.

Posaba frente a la cascada, junto al otro chico y al hombre que intuía sería el padre de alguno o de ambos, mientras esperaban que la mujer se situara junto a ellos.

Jimin tragó saliva y miró a través de la pantalla, tratando de enfocar el encuadre correctamente, pero sus ojos se desviaban sin poder remediarlo hacia los de ese chico que lo observaba con tanta intensidad.

- A la de tres. - les advirtió para que se mantuvieran quietos. - Una, dos y...

El tres se sustituyó por un leve jadeo cuando la sonrisa cuadrada del muchacho volvió a aparecer, esta vez tras la cámara.

- ¿La has hecho ya? - le preguntó el chico pelinegro a su lado. Parecía estar realmente cansado de estar ahí.

- Sí, pero voy a hacer una más por si acaso. - los señores asintieron con la cabeza, sonriéndole mientras volvían a posar con los chicos.

A Jimin le temblaban las manos, pero trató de controlar los nervios de la mejor manera posible y hacer la segunda foto.

- Listo. - dijo extendiendo la mano para entregarle la cámara de vuelta a la señora. Pero el castaño frente a él fue mas rápido, y se acercó a cogerla acariciando su mano con disimulo.

Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Jimin al sentir su tacto y observarlo de cerca por primera vez . Tenía un bonito lunar en la punta de la nariz que le provocaba ganas de darle un mordisco.

- Muchas gracias... - le respondió, esperando saber su nombre.

- Jimin, me llamo Jimin. - le dijo con una tímida sonrisa, que el chico le devolvió.

- Un gusto conocerte, Jimin. Yo soy Taehyung. - Jimin estrechó su mano con fuerza, sin dejar de sonreírle. - ¿Vives aquí?

- No, soy de Busán, solo estoy aquí de vacaciones con mi familia.

- Yo también estoy de vacaciones, soy de Daegu. - el castaño asintió, observando como a lo lejos sus padres habían decidido ignorarlo y analizar el paisaje.

- ¿Estás en un hotel o...? - se atrevió a preguntarle. Taehyung negó con la cabeza repetidas veces.

- Me quedó en un apartamento del Amber Resort. - Jimin abrió los ojos sorprendido, ese era el mismo lugar donde él se hospedaba cada año.

- ¡Yo también me quedo ahí! - el chico le sonrió feliz. - ¿En qué número estás?

- En el siete, ¿y tú?

- Yo estoy en el trece, creo que estoy al otro lado. - Taehyung asintió con la cabeza, dándole la razón.

- Tae, nos vamos. - le advirtió el otro chico pelinegro acercándose a él.

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