Capítulo 21

5.1K 312 201
                                    


A la mañana siguiente me despierto con un dolor punzante en la cabeza. La boca la tengo reseca y ya me pide algo fresquito. El cuerpo me pesa cuando me muevo hacia un lado y es la peor decisión que podía haber tomado... Porque me doy una leche contra al suelo.

—¡Auch! — me quejo todavía con los ojos medio cerrados.

Cuando por fin puedo abrirlos y observar todo con un poco más de claridad me doy cuenta que estoy en una casa que no es la de los Reed y no sé ni cómo he llegado hasta aquí. Me contento con ver caras conocidas a mi alrededor. Angy duerme en el sofá como un angelito y Kenny en el otro con la boca abierta.

Me pongo en pie e intento localizar el baño. El apartamento no es muy grande, es el típico "pisito de soltero" con dos sofás de cuero, una mesa de centro llena de revistas de deporte — y otras que prefiero pasarlas por alto —, mandos de una consola y unas cuantas botellas de cerveza. También constaba de un bonito equipo de música de época... Y como no, una batería en una esquina. Sin duda, este piso tiene toda la pinta de ser de Kenny. No hay mucho más a la vista, salvo la cocina y tres puertas cerradas sin contar la de la entrada de casa así que el baño debe andar cerca.

Decido probar con la puerta más próxima a mí. Me encuentro con una habitación vacía, pero con la cama deshecha. Luego pruebo a abrir la siguiente contigua a la anterior y vuelvo a dar con otra habitación, está también tiene la cama deshecha y está en penumbras. Frunzo el ceño mirando alrededor y voy hasta la única puerta que queda al lado de la cocina. Antes de poner la mano en el pomo, esta se abre y sale una chica tarareando una canción.

Lleva una toalla envuelta en la cabeza, algunos mechones rubios sobresalen de este. Está haciéndose un nudo en el albornoz cuando grandes ojos marrones me observan con sorpresa cuando se da cuenta de mi presencia. Su piel sigue humedecida por la reciente ducha y algunas gotas le caen por el rostro.

—¡Buenos días! — dice con una sonrisa tan amplia que al final acaba contagiándome —¿Vas a entrar? — señalando a su espalda.

Voy a responder cuando entonces me encuentro con una cabellera rubia saliendo por la misma puerta que ha salido ella. Mike lleva una taza de café en la mano, parece más que despierto y en perfecto estado al contrario que yo. Pasa por mi lado haciéndome un gesto con la cabeza a modo de saludo y se va.

Espera un momento... ¿qué hacía dentro del baño con esta chica? La intriga puede conmigo, pero me contengo.

—Me he tirado más de lo normal en la ducha y está todo el baño empañado, yo que tú esperaría — comenta la chica amable —Por cierto, soy Ashley Thompson.

Me tiende la mano esperando que la corresponda. Tardo más de lo normal, pero finalmente le doy mano aún con ideas locas pasando por mi mente.

—Litzy Moon, encantada.

Ashley conforme con nuestra presentación se retira a una de sus habitaciones supongo que para cambiarse o lo que quiera que haga ahí dentro y yo cogiendo el consejo de Ashley me voy directa a la cocina. Tyler está sentado, desayunando sin mucha gana mientras revisa su teléfono con el ceño medio fruncido.

Es entonces cuando los recuerdos de anoche vuelven a mí y provocan que mi corazón se dispare. ¿Cómo se supone que debo afrontar lo que pasó entre nosotros? ¿Recordará algo después de todo lo que bebimos? Espero que sí. ¿Hará como si nada hubiese pasado? Desde luego espero que no.

Frunzo los labios en una fina línea y voy con paso decidido hasta la mesa y me siento justo a su lado. Pensaba que sería más sencillo, pero ahora estando tan cerca de él y con su mirada sobre mí es imposible mantenerme serena. Me centro en servirme un poco de zumo de la jarra que hay encima de la mesa. Tyler se da cuenta de mi repentina inquietud y sonríe apagando el móvil y dejándolo a un lado.

DARKER © ✔️Where stories live. Discover now