Capítulo 8

5.6K 324 146
                                    


Después de aquella noche, nada volvió a ser lo mismo. Al menos para mí porque si mi relación con Tyler era ya un desastre y prácticamente nula ahora era inexistente. Cuando terminó la cena, Tyler nos acercó a casa y luego se largó... Las semanas seguían pasando, y seguía sin saber absolutamente nada de él.

Algo me decía que eso era lo mejor que nos podía pasar a ambos... Cero contacto.

Poco a poco me iba acostumbrando a la vida neoyorquina. Tres veces a la semana acudía a la academia de ballet, por el momento era lo único bueno desde mi llegada a Nueva York. Dylan cumplió el propósito de ser mi guía, descubrir los rincones de Nueva York a su lado era de lo más divertido... Cada día nuestra relación mejoraba, al igual que con Olivia. La ausencia de papá en la distancia era menos dolorosa si alguien como ella te trataba como si fueras su tercera hija. Era de agradecer saber que tenías a alguien si la necesitabas, podías hablar con ella de lo que quisieras, aunque nuestro tema favorito era recordar los viejos tiempos que alguna vez compartimos.

Por otra parte, las reparaciones de mi habitación se complicaron por culpa de las cañerías. Olivia estaba desesperada, y lo que solo iban a ser dos semanas se había acabado convirtiendo en un mes y subiendo. No tenía problema con ello, por el momento el cuarto de Tyler parecía más mío que suyo, desde mi llegada hace ya un mes su cama no la había tocado todavía y solo había puesto un pie en esas cuatro paredes una madrugada, cuando vino a recoger algunas cosas.

**

Es sábado prácticamente de noche cuando vuelvo a casa acompañada por Angy después de un duro día de compras. Quería invitarme a un local donde hacen conciertos. Había quedado con unos amigos, y se le había ocurrido la genial idea de que fuese con ellos. Por otra parte, hacía meses que no salía de fiesta y tenía muchas ganas de divertirme... Así que no tuve que pensármelo mucho.

A lo largo de estas semanas, me había apoyado en ella. Lejos de como nos conocimos en aquellos baños... Angy era una persona muy extrovertida y divertida, muy parecida a mí. Acabamos descubriendo que teníamos muchas cosas en común. Tenerla como compañera de academia y a su vez como amiga la convertía en la neoyorquina ideal que necesitaba en esos momentos. Gracias a ella pude conocer a la mitad de la gente de la academia, mi integración en aquel sitio fue todo un éxito y se lo debía en gran parte a ella.

—Nos vemos en la puerta de tu casa en... ¿Una hora? — me pregunta dejando un par de bolsas en el suelo cuando llegamos a la puerta de su casa.

Angy vive a solo unas cuantas calles alejada de la de los Reed.

—Perfecto, ¿qué te vas a poner?

—Algo con un toque rockero. No te compliques mucho con la ropa. Ya verás, te va a encantar.

—¡Qué ganas! — río despidiéndome de ella con la mano.

Cuando entro en casa las luces están apagadas. No hay nadie, no me gustaba nada las casas grandes y menos con tanto silencio. Las películas de miedo me habían enseñado a ser desconfiada de ellas. El miedo me pasa factura y subo corriendo las escaleras hasta meterme en la habitación y cerrar la puerta con cerrojo. Enciendo la luz de mi lamparita de noche y dejo sobre la cama la ropa que acabo de comprarme.

No tardo mucho en elegir mi atuendo para esta noche. Cojo la camiseta negra de Guns N' Roses y unos pantalones largos de cintura alta con descosido en las rodillas. Termino de ponerme unos botines de tacón y me maquillo. Aliso mi cabello mientras estoy pendiente de la hora. Una vez lista y preparada cojo el bolso con todo lo necesario y bajo al salón con la nota que acabo de escribir en la mano.

La dejo sobre la encimera de la cocina y la releo una vez más:

Olivia, he salido con una compañera de la academia. No volveré tarde, cualquier cosa mi teléfono está disponible. Litzy.

DARKER © ✔️Where stories live. Discover now