CAPÍTULO 13: Políticamente correcto.

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—Perdona, perdona, perdona —me cubro los ojos. Retrocedo varios pasos y luego siento el golpe fuerte de mi cabeza contra la pared.

Mierda, qué vergüenza.

Escucho la risa de Theo. Es fuerte y jocosa.

—Eso te pasa por entrar sin tocar la puerta, Tigger —dice, con un toque de diversión que me hace enrojecerme mucho más.

—Cierra el pico y guarda todo eso en tus pantalones.

—Ah, sí que tienes una vista rápida.

—¡Theo!

—Solo estoy bromeando.

—¡No vi nada! —miento.

La imagen se reproduce en mi mente. Es bueno saber que nadie más que yo puede ver lo que estoy recordando ahora mismo.

—Vale, estoy listo, puedes abrir los ojos.

Descubro un ojo y luego el otro cuando veo que ya está con shorts, pero aún con el torso desnudo. Inclino la cabeza hacia un costado y acomodo mi cabello.

—Yo... venía a decirte que...

¿A qué venía?

Lo miro y me sonríe de lado. Quiero que borre esa cara que tiene ahora mismo.

—Venía a... no hagas eso —digo molesta.

—¿Hacer qué? —cuestiona, con una inocencia que no se la cree nadie.

—Esa cara que tienes ahora —extiendo las manos delante de él.

—Es mi cara de siempre, Tigger.

—No, esa es la cara que usas para... eso. 

—Eso —pronuncia antes reír ligeramente—. Jamás usaría esa cara contigo, Tigger.

Sus palabras lejos de tranquilizarme, me ofenden.

—La tienes justo ahora.

Niega con la cabeza y pasa por mi lado. Camina hacia su ropero, escoge una camiseta negra y se la coloca. Me quedo mirando como tres segundos las líneas marcadas de sus oblicuos, hasta que su cara sale por encima de su camiseta. Giro y finjo estar muy atenta observando como un mosquito se posa en su mesa de noche.

Hola, mosquito.

Sexy y caliente mosquito.

—Me causa gracia lo nerviosa que te has puesto.

Giro de inmediato.

—¿Nerviosa?

—Uhmjum.

—¿Yo? Para nada. Estoy muy tranquila —agito una mano y sonrío.

No sé que cara he puesto, pero a juzgar por las cejas fruncidas hacia arriba y la sonrisa boba de Theo, debo tener un gesto un poco penoso.

—Nunca habías visto a un hombre desnudo, ¿cierto?

Me muerdo el labio.

—Ay, claro que sí.

Theo sube una ceja.

—¿Ah sí?

—A Octavio.

—Tú y él... —no dice más, pero yo lo completo.

—Pues claro que sí, ¿qué pensabas? Tuvimos una relación de un año antes de acabar la escuela.

Cuando te enamores de mí.Where stories live. Discover now