CAPÍTULO 36: Estrellas

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—Hola, Theo —saluda Adrián con un toque de frescura que hace irritar más a Theo.

Le suelto la mano y me muevo hacia un costado. 

—Hola —responde  seco y me mira de manera inquisitoria. 

—Lo lamento  —digo un poco apenada.

—¿Qué lamentas Liana? ¿No haber avisado que te ibas del departamento o haber abandonado a Kensy?

—No abandoné a Kensy —refuto.

—La dejaste sola.

—Le dejé mucha comida hasta que tu llegaras. 

—La gata me odia y está triste sin ti. Ella... no puedo vivir sin ti —dice y por un momento pienso que se está refiriendo a él mismo.

Adrián aclara la garganta.

—Pues si ese el problema, Kensy puede venir a mi apartamento también —sonríe de manera triunfal—. Estoy seguro que será muy feliz a mi lado.

Theo lo mira con ojos entornados.

—¿Puedo hablar contigo Liana? —mira a Adrián—. A solas.

Los segundos que me tomo para pensar, Adrián me adelanta en responder.

—No hemos cenado —levanta las bolsas de vino—. Tenemos un plan para esta noche. Por favor, Theo, deja que Liana se tome su tiempo.

—No te lo pregunté a ti.

—Qué pesado eres, tío. Liana ya no quiere vivir contigo, entiéndelo. 

—No oí que ella lo dijera —me mira.

—Estamos aquí, juntos, ¿necesitas más que eso?

—Necesito que tú te calles y me dejes hablar con Liana.

—¿Y si no se me da la puta gana?

—Pues entonces... —Theo se acerca de forma amenazante y Adrián también.

Niego con la cabeza.

—Por favor, basta —hablo fuerte.

—Liana, lo único que quiero es hablar contigo. Es solo eso —Theo parece muy dispuesto a ser una persona y madura, por lo que decido aceptar. 

—De acuerdo. 

—Pero aquí no. Vamos a otro lado, ¿te parece? 

Escucho las maldiciones de Adrián tras de mí. Antes de que de un paso, toma mi mano y me lleva hacia su lado para hablar conmigo de una manera discreta.

—No lo hagas, Liana. Ese idiota va a tratar de convencerte, de irte con él. Y por lo que me has hablado, no es lo que buscas aquí. Recuerda que estás buscando tu libertad y con él no vas a encontrarlo. 

Sonrío a medias. Adrián es muy gentil en preocuparse por mí, pero soy yo quien toma sus propias decisiones. 

—Necesito hablar con él —es lo único que digo.

Adrián suelta mi mano y asiente.

—De acuerdo, yo... —mira hacia el cielo por unos segundos y luego me sonríe—. Te estaré esperando en mi departamento.

—Te lo agradezco. 

Giro y veo a Theo recostado sobre su motocicleta, de espaldas y con los brazos cruzados mientras mira hacia el otro lado de la calle. Se nota que ha preferido no ver la conversación cercana que he tenido con Adrián. 

Cuando te enamores de mí.Where stories live. Discover now