CAPÍTULO 14: El silencio

3.8K 448 486
                                    


Bajo de la motocicleta y miro hacia el frente. Huk está camino hacia el  embarcadero, ha dejado la motocicleta estacionada al pie de una columna de cemento. Avanzo unos pasos y alguien me detiene del brazo. Es Adrián.

—¿A dónde vas, Lia?

Miro su mano sobre mi piel.

—Gracias por traerme, Adrián —intento zafarme, pero su agarre sigue firme. 

—¿Qué haces tras de Huk? Él no es amistoso, Liana. 

—Lo sé.

—¿Por qué quisiste que te trajera aquí?

—Aceptaste como condición de que te disculpara, ¿no? 

—Sí, p...

—Puedes irte —continúo mi paso. Esta vez Adrián se coloca frente a mí.

—No sé qué líos tenga Huk con Theo, pero no voy a permitir que interfieras y salgas lastimada. 

—Solo quiero preguntarle algo.

—Sé que es por esa motocicleta, ya te dije que es de Huk no es de Theo. Y así lo fuera, dudo mucho que puedas hacer algo. Deja las cosas así, Liana. No le soluciones los problemas a Theo. 

Me cruzo de brazos.

—Entonces debo quedarme callada viendo como ese idiota toma lo que no es suyo.

Adrián coloca las manos en sus caderas y suspira.

—Escucha, Liana. Probablemente Huk no tenga idea de que la moto es robada, así que estás a punto de ocasionar una gran lío. 

—¿Por qué? —subo una ceja. Me acomodo en un pie—. ¿Acaso fuiste tú?

—No, no fui yo.

—Entonces, muévete. Ese tipo tiene que oírme —camino decidida hacia el embarcadero. Escucho la voz de Adrián a mi espalda.

—¡Liana! En serio, no  te metas en problemas por favor. 

Giro. 

Hay un súplica en su mirada.

—Debo ir al trabajo. Entre semana ayudo a atender en el bar de aquí al frente. Estoy a punto de que mi jefe me despida. No puedo quedarme. Por favor, vámonos. 

Su móvil suena y me hace una señal para que espere. 

Aprovecho para girar y continuar mi paso. Después de unos minutos, ya estoy bastante lejos de Adrián y a pocos pasos de Huk. Está parado junto a un bote esperando recibir unos costales los cuales va colocando en pilas altas sobre una base de madera con ruedas. Me toma una porción grande de mi valor alzar la voz para que me escuche. 

—Hola, Huk. 

No gira. Pero su cuerpo se tensa, me ha oído, solo que está intentando ignorarme.

Trago saliva. 

—Sé que puedes oírme.

Lo veo tomar una enorme bulto y colocarlo encima de su cabeza. Camina hacia mí y yo retrocedo por inercia un par de pasos. Tengo la impresión de que va a arrojar  el costal sobre mí. 

—¿Qué rayos quieres, eh?

El tono rudo de su voz hace que mis piernas tiemblen. Me cuesta un poco más mantener la pose de chica valiente. 

—Solo quiero hacerte un par de preguntas. 

—¿No ves que estoy trabajando, niña?

Deja el bulto sobre otro y vuelve a colocarse junto al borde del barco. Un tipo sobre la popa me mira de pies a cabeza y me guiña un ojo cuando se detiene en mi rostro. 

Cuando te enamores de mí.Where stories live. Discover now