CAPÍTULO 10: El acantilado (Nuevo)

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Nota aclaratoria: A partir de aquí empiezan los caps nuevos.

LIANA

Encuentro unas mantas en el sofá de Theo y decido acostarme ahí. Me cuesta mucho poder conciliar el sueño porque me siento mareada y bastante confundida por lo de hace unos minutos. Una parte de mí se siente estúpida y la otra... también. Mis hormonas están revueltas, es la única explicación que le doy a todo esto. Y la necesidad de experimentar me está jugando chueco. Pero también puede ocurrir que me estoy tratando de engañar a mí misma, como suele suceder cuando crees que algo no está bien. 

No mires a Theo de otra forma, no lo hagas, no lo hagas, no lo hagas.

Pero...

Esos labios, esos rizos... ¡Esos ojos!

A la mañana siguiente, creo que todo va a ser distinto, pero, como siempre, me equivoco. El rostro de Theo me recibe en cuanto me despierto. Me froto los ojos con la parte lateral de mi brazo y bostezo. 

—¿Quieres que te enseñe algo? 

Me siento en el sofá, aún con el rostro adormilado, y trato de comprender lo que está preguntándome.

—¿Qué ocurre?

—Respóndeme, Tigger.

—No lo sé, ¿sí?

—Entonces dúchate y vístete, hoy día te enseñaré otro de mis lugares favoritos.

Me quedo en el sofá completamente atónita. Theo no ha mencionado nada de la noche anterior y  no sé si eso me hace sentir bien o mal. El hecho de lo que olvide o finja hacerlo, parece extraño.  Me hace sentir que le está restando a nuestra relación de... Me aterra pensar en eso. ¿Pero por qué lo hace? ¿No debería sentirme bien? 

Theo es como mi hermano. Lo que hice ayer estuvo mal. Sé que debió ser muy incómodo para él el que me acercase de esa manera. Que permitiese que me toque. Theo siempre me ha visto  como a su hermana pequeña. Y siempre será así.

Hago caso porque estoy demasiado avergonzada como para iniciar una discusión. Me ducho y luego me visto con lo más cómodo que tenga. Cuando salgo de la habitación, lo encuentro en el sofá esperándome con la cámara fotográfica entre sus manos. Al verme, me sonríe, pero no de la manera usual, parece un poco retraído. Entonces vuelvo a sentirme estúpida. 

¿Por qué rayos tuve que beber limoncello?

—Te recomiendo que uses algo más liviano que eso —dice, señalando la ropa que traigo puesta.

Me miro.

—¿A dónde iremos?

—Iremos a la playa.

—Eso no es muy original que digamos, Theo —digo, un poco en broma y otro poco en serio.

—Lo sé, pero te enseñaré algo te va a encantar.

Sonrío y él también lo hace, pero esta se borra en pocos segundos cuando empieza a toser como método de evasión. Se coloca de pie y carga una mochila en su hombro. Mientras lo veo dirigirse a la puerta, estiro una mano para tocar su hombro. Necesito hablar de lo sucedido anoche.

—Theo... —pronuncio.

—¿Sí? —gira, mientras sostiene la puerta con una mano.

Vamos, Liana. Dile que fue un error. Que estabas muy ebria para saber lo que hacías.  Ríete con él de todo lo que pasó. Como en los viejos tiempos. Como cuando se molestaban el uno al otro. Como hace cinco años.

Cuando te enamores de mí.Where stories live. Discover now