5.- X

6.2K 553 1.3K
                                    

Esta situación es surrealista.

No sé cómo ha llegado a pasar, pero creo entender que el primer error lo cometí yo.

—¿Y aquí qué tienes? —pregunta Picasso, abriendo por toda la cara el armario metálico de las tintas.

Yo sigo en mi taburete, mirando cada movimiento que hace al tiempo que me bebo el primer café del día. No me encuentro con fuerzas suficientes para mandarle a la mierda sin que la cafeína haya inundado mi sistema primero, por lo que el chico sigue cotilleando todo a su alrededor sin cortarse un pelo.

Creo que acerté en mi teoría de que el tal Taehyung (que no Picasso) vive aquí, o eso o viene a trabajar en pijama; cosa que, viniendo de ese tío extraño no me resultaría descabellado del todo. Lleva puestas unas zapatillas de estar por casa feas con avaricia, las típicas marrones abiertas por detrás, muy populares en abuelitos de todo el mundo. Unos pantalones de raya diplomática blanca con fondo azul visten sus piernas; muy normal, ¿no? El problema llega en la parte de arriba, donde lleva una chaqueta de traje... ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo que empuja a alguien a ir de etiqueta de cintura para arriba y en pijama de cintura para abajo? No lo sé; nunca lo sabré.

—Oye, noona, ¿puedo? —pregunta con carita inocente cuando da con mi arsenal de piruletas; las tengo a buen recaudo porque siempre las uso cuando estoy tatuando: me ayudan a concentrarme.

—Sírvete —gruño, obviando el hecho de que ha usado el honorífico que le pedí específicamente que no usara conmigo. Me hace sentir como si le sacase treinta años, el muy imbécil.

Taehyung sonríe ampliamente y, tras quitarle el envoltorio, se lleva el caramelo a la boca; sigue mirando todo a su alrededor mientras mantiene las manos apoyadas en sus caderas. Parece súbitamente decepcionado, y no tengo ni que preguntarle para que explique el porqué de su ceño fruncido.

—Tu cuarto es muy pequeñito, ¿no? Solo tienes una ventana enana que no deja ver, y no tienes sofá ni mesa de dibujo ni nada.

—Eso, tú mete el dedo en la llaga —mascullo asqueada.

—¿Por qué no lo tienes, noona?

—Tío, que dejes ya lo del noona, que tienes un año menos que yo solamente —le advierto cabreada; se la suda completamente, claro.

—¿Por qué no tienes nada de eso, noona?

—¡Yo qué coño sé! Pregúntaselo a tu jefe y déjame a mí tranquila.

—¿Y por qué no sales nunca con nosotros? Los demás dicen que eres una borde, pero no me pareces una borde, lo que pasa es que no te entienden...

—Joder, qué murga de chaval...

—Yo creo que en el fondo eres simpática, pero hay que cogerte el punto. ¿Eres una seca con ellos porque te ponen a parir? Cuando dicen que solo estás aquí porque a Namjoon hyung le caes bien, siempre les digo que se equivocan. —Este tío no se escucha, ¿no?. También dicen que tu ex te trajo mogollón de problemas; que no aparecías a tu hora, y que ese ex tuyo era un pandillero y un golfo. ¿Es eso verdad, noona?

—¿Te das cuenta de que estoy pasando de ti? —murmuro con cara de psicópata, pero nada, no se inmuta.

—Los tíos dicen que no te interesa nadie que no sea un pandillero o esté metido en problemas, pero eso seguro que es mentira... ¿Te gustan los chicos duros? ¿O es que tienes algún tipo de trauma? ¿Tienes problemas con tu padre?

—Y dale...

—¿Te gustan los tíos mayores o más pequeños? ¿Cómo es tu ex? ¿Era más mayor que tú? ¿Y cuántos tatuajes tienes? Te he visto el corazón en el dedo y la rosa de la nuca, pero no sé si tienes más... ¿Los tienes tapados? ¿Puedo verlos?

Inked KnockoutWhere stories live. Discover now