17.- Creciente menguante.

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—Ese tío está zumbado metiendo golfos ahí —gruñe Hye, muy ofendida por la nueva información que les he contado, según me hacen saber su gesto y su tono.

—Es buena persona —repone Misu—, solo quiere ayudar a esos chicos.

—¿Buena persona? Lo que es es imbécil; no es solo que haya metido a trabajar a un pavo que ha AMENAZADO —enfatiza en voz muy alta— a una de sus trabajadoras, sino que encima le pone la tentación a Sonje ahí, en las narices, y le dice que se aleje de él, ¿qué lógica tiene eso?

—Es que lo de la tentación es cosa de Sonie, no de Namjoon o del propio chico; además, como tú bien has dicho, la ha amenazado, sí: por culpa de su anterior trabajo. Pero ahora eso no tiene por qué pasar, porque Namjoon les ha dado otra ocupación mucho más honesta.

—¿Honesta? ¿Desde cuándo te parece a ti que eso sea honesto? Si siempre estás echándole en cara a Sonje que es ilegal...

En fin, estas dos siguen ahí de debate así que desconecto el cerebro mientras miro el interior de mi taza de café, en la que solo quedan los pocos posos que han sobrevivido al filtro. Aunque que mis amigas discutan entre ellas me viene bastante bien para no añadir a la explicación de mis nuevos compañeros de trabajo, la otra vergonzosa cosa que pasó tras eso: un nuevo fascículo de "morreos con el coloso".

Dios, cómo me pone, no es normal este nivel de calentura que me pega por el cuerpo. Qué bien sabía... Y qué bien se sintió. Es que no puedo esperar a repetirlo...

No, no, Sonje, ¿estás loca o qué te pasa? Te estás metiendo en un juego muy malo con el coloso, y tú no estás para juegos de esa clase.

La molesta vocecilla de mi conciencia tiene razón: no puedo permitirme meterme en ese toma y daca con Jungkook.

Asiento más que convencida, intentando llenarme de una determinación que mis hormonas (revolucionadas por ese gigantesco Dios del Olimpo) no quieren compartir en absoluto. Es entendible si tengo en cuenta lo muchísimo que Jungkook me aprieta las tuercas, pero no es para nada conveniente. Por si el beso con esa tía no me lo había dejado claro, su actitud de "guardar las distancias" me hizo saber a ciencia cierta que el coloso es un espécimen típico de machote imbécil y problemático. Como lo fue mi ex, y mi ex anterior... y sí, mi ex antes que ese. Este asunto puede acabar igual de mal si no lo gestiono adecuadamente, y me niego a aceptar a otro tío que me destroce por dentro y acabe con la poca fe que ya de por sí tengo en el amor.

—¿Tú tienes cita o algo, Sonie? —pregunta Misu, captando mi atención. Parece que ya se han cansado de discutir entre ellas.

—No, pero tengo clase; las citas las tengo esta tarde.

—Yo tengo que estar en el curro en veinte minutos, así que arreando —nos apremia Hye, levantándose con mucha energía de su silla.

Misu es la siguiente en seguirla, y yo me voy arrastrando tras de ellas con un cansancio visible. Mi amiga más mandona no tarda en vociferar para meterme prisa en salir de la cafetería. Como es monitora de spinning, de vez en cuando le sale la vena sargento y se cree que puede jodernos a todo el mundo con eso de ser activos.

Pretendía ir todavía más lenta para torturarla, pero mi móvil vibra de repente, lo que me hace quedarme completamente estática al ver el nombre sobre la notificación; Hye se mosquea igual (cosa que me alegra), pero el mensaje que me ha llegado es de Yoongi (cosa que no me alegra tanto). En él me invita de forma inocente a una fiestecita precombate que va a celebrar en su piso, y también me explica que ahora que conozco esa parte de su vida, las cosas no van a ser tan complicadas en nuestra... amistad. Porque sí, usa esa palabra precisamente.

Inked KnockoutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora