7.- Switch Stance

5K 548 619
                                    

Por fin puedo respirar aire que no está viciado por el sudor, el tabaco ni la sangre; la primera bocanada después de estar encerrado en este tipo de salas siempre me sabe a cielo, y creo que hoy más que nunca, porque el día que llevo a la espalda ha sido un auténtico martirio. Creo que mi hyung también debe de estar tan cansado como yo mismo. La selección ha sido dura, nadie ha conseguido aguantar, y nos ha tocado (otra vez) remolcar como sacos a los que no han pasado el rito. Estoy reventado, y lo peor no ha llegado todavía...

Cuando miro el reloj de mi muñeca (más por necesidad que por fichar la hora de salida) veo que son las cuatro y cuarenta y dos de la mañana... No creo que el regalito de Dios que me ha ido a tocar esté esperándome todavía en ese club lleno de maleantes, pero tampoco es como si me atreviera a arriesgarme e irme sin más a mi casa.

Hyung, tengo cosas que hacer y eso, así que voy tirando —anuncio en cuanto mi amigo estira la espalda, una vez avanzamos un poco por el callejón.

—Jungkookie, ¿tienes algún lío de faldas? Cuéntaselo a tu hyung...

Ya empezamos con las tonterías...

Jimin, no contento con echarme el brazo por encima de los hombros, también apoya mogollón de peso ahí y casi me come la oreja mientras seguimos andando lentamente. Mi hyung tiene esta clase de costumbres para sonsacar y convencer, y aunque al principio me ponía nervioso, cada vez me inmuto menos cuando lo hace.

—Para de una vez, no es nada de eso —aseguro, quitándole fastidiado de encima mía—. Es la tatuadora: la tengo que recoger ahora... Pero no entra en la clasificación de lío de faldas, porque su falda no me interesa.

Bastante cansado estoy sin tener que aguantar su peso además del mío propio, aunque no parece hacerle mucha gracia que le haya apartado así, porque mientras nos perdemos más y más en la espesura del callejón, se queda unos pasos por detrás y me da una palmada en la espalda que me hace ver las estrellas. Me acaba de pegar una torta en todo el tatuaje, el muy cabrón... Lo ha hecho a posta, estoy segurísimo, porque sonríe satisfecho cuando me escucha soltar un siseo de dolor.

—No te enteras, Jungkookie, no te tiene que interesar la falda, sino tu situación sería otra bien distinta —carcajea sin que termine de pillar a lo que se refiere—. A ver, renacuajillo, ¿te interesa lo que esconde debajo de la falda?

—¿Cómo?

—Ya sabes... —deja caer ladinamente— ¿no hay nada que te interese de tu protegida más allá de lo puramente profesional?

—¿Eh?

—Hablar contigo de ese tema es como darse cabezazos contra la pared, chico, qué cerradito eres —me reprocha rodando los ojos—. Yo sí que tengo lío de faldas —murmura, saliendo a la calle principal y dejándome solo aquí—, o de pantalones... Todavía no lo tengo claro. Ya veré quién contesta primero a mi mensaje.

Mi hyung suelta una risilla antes de decir adiós con la mano, y como le voy a ver mañana tampoco me molesto en poner mucho esmero en despedirme de él, así que copio su gesto y... me pongo en marcha.

No me apetece nada tener que andar todo el trecho que me separa del club en el que he dejado a la chica (aunque tengo que ir hacía allí sí o sí); estoy cansado, tengo hambre, tengo frío y me duele todo. Además, es tardísimo, ni siquiera creo que siga ahí. ¿Por qué tengo que hacer todo esto?

En realidad el porqué lo hago es lo único que tengo claro: por el periodista.

En el poco tiempo que llevo conociéndola me he dado cuenta que Song es un poco mentirosilla. Y en fondo sigo pensando que parte de lo que me ha dicho no es verdad, pero uno se entera de cosas estando metido todo el día en locales a reventar de gente, y lo del periodista que anda husmeando es el cotilleo más recurrente desde hace unos días. ¿Que se lo ha inventado y ha tenido la grandísima suerte de acertar? Pues no digo yo que no, pero ella es mi responsabilidad directa, y no quiero jugármela a perder todo lo que tengo ahora por su culpa.

Inked KnockoutWhere stories live. Discover now