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Cuando Trollino.exe asumió el trono como el único heredero, nombró a Mike.exe la mascota real y su consejero, juntos hacían el equipo perfecto y mantenían el orden, era una especie muy tranquila a diferencia de lo que decían de ellos.

A pesar de no ser un exe todavía, el cachorro obtuvo una gran fama y se le consideraba bastante fuerte, lo cual era fruto de ejercicio diario y una buena alimentación.

Los abuelos del can por fin lo "aceptaron" en la familia, y aún cuando no le parecían de confianza decidió perdonarlos.

No pasó mucho para que Mike.exe y Trolli.exe sintieran atracción mutua, y aunque no lo decían llegaban a demostrarlo por su forma de ser.

Un día en particular, unos meses antes del cumpleaños número diecisiete del cachorro una guerra se desató, algunos exes se revelaron a su rey, pues su vida les parecía aburrida y querían ir a la dimensión normal.

A fin de calmarlos se tuvo que organizar una batalla para decidir que desición tomar, aunque claro que con medidas de seguridad, pues el rey amaba a su pueblo y no quería muertos.

Solo tomaron precauciones y se impusieron reglas en el combate, la primera y más importante era no matar a ningún contrincante.

- Vamos Trolli, no me pasará nada- insistía Mike.exe, él deseaba luchar.

- No, todavía no eres un exe, es peligroso- decía su dueño.

- Agh, bien.

Obedecer sus órdenes no era lo que quería, así que se vistió de negro y se coló en la lista de participantes, por suerte su dueño no se había dado cuenta de su hazaña.

Obedecer sus órdenes no era lo que quería, así que se vistió de negro y se coló en la lista de participantes, por suerte su dueño no se había dado cuenta de su hazaña

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Mientras tanto un azabache buscaba angustiado a su mascota, no sabía dónde se había metido y temía que le pasara algo.

Espadas chocando, movimientos ágiles y tenacidad era lo que observaba el cachorro, la pelea se llevaba a cabo en una montaña, así que cualquier movimiento en falso podía hacer caer a los contrincantes, y para empeorar la situación estaba lloviendo, por lo que el suelo de piedra era resbaloso.

Después de tanta espera era momento del can, decidió combatir con la capucha puesta, cosa que hizo enojar más a su adversario.

Debía admitir lo sencillo que era esa pelea, un oponente grande de tamaño no era rival para su agilidad, excepto que en un mal cálculo se tropezó, despojandose de su disfraz.

- ¡Mikel!- gritó Trollino.exe al verlo.

La pelea continuó, solo que esta vez podía ver una segunda intención en los ojos de su adversario, parecía planear algo más que ganar.

En un movimiento en falso Mike.exe terminó lastimado gravemente del brazo, tenía una herida abierta en este y chorreaba sangre a montones.

- Suficiente, le has ganado- interrumpió el azabache.

Amores desunidos (Mikeno) [COMPLETADA]Where stories live. Discover now