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- Empujaste a mi madre- reclamaba el más alto a al exe.

- Él se lo merecía, no nos dejaba en paz- se justificó.

- ...- era incapaz de lastimar al pequeño, pero su paciencia estaba a prueba y sentía un tic en su ojo, no sabía cuánto aguantaría.

- Bueno, ya tenemos la última gema, ahora debemos recuperar a Hemels.

- Tienes razón.

El de vendas apareció en su mano a Lahr, para pedirle indicaciones, así que fueron a la sala de espejos para saber a qué dimensión ir.

- Quiero que nos señales dónde está la gema Hemels- apuntó a cada uno de los portales, no brilló con ninguno, cuando estaba por rendirse se dio la vuelta hacia la puerta y la joya comenzó a iluminarse.

- ...- el mayor entendió qué sucedía- ¿Estará en esta dimensión?

- Solo hay una manera de saberlo.

Subieron arriba del castillo y volvieron a hacer la prueba, obteniendo como resultado la dirección hacia el bosque maldito.

- Pensé que nadie había cruzado ese lugar- el de corona tenía más preguntas que respuestas.

- Tú querías cruzar el bosque juntos, es nuestro momento.

A pesar de que se suponía no había nadie más en ese mundo la joya seguía apuntando a ese lugar.

Alistaron sus cosas listos para partir, llenaron una mochila con provisiones y se cubrieron el cuerpo con sus capas, si alguien aparecía no los distinguirian.

Revisaron su equipaje, era comida, agua, un encendedor, cobijas, un libro de hechizos y el diamantito legendario.

Salieron hacia el bosque usando como guía y linterna a Lahr, el bosque era extenso y tardarían tres días en cruzarlo, el problema era que Mike.exe no conocía el lugar, así que no podía teletranportarse y también podían llegar a perderse.

Aprovecharon esos días conviviendo, el mayor había invitado al de ojos rubí a ir a su palacio a tener una cena amistosa con su familia, sonaba tentador, lamentablemente todo quedaría en planes después de lo que pasaría.

Ya habían pasado unos días, la comida se les empezaba a acabar, la joya parecía no llevarlos a ningún lado.

Hicieron un campamento para pasar la noche tendieron las cobijas y prendieron fuego, se juntaron para dormir juntos, pues hacía frío y se habían acostumbrado a la compañía del otro.

- La comida se está acabando- comentó el menor- puedo ir por más y volver, pero terminaré sin energías y puede que no aparezca en las mismas coordenadas.

- No lo hagas, es peligroso, caminemos hasta que se termine, lograremos aguantar unos días sin comer y si nos cansamos volveremos.

- Si estoy cansado no puedo usar mis poderes.

- Entonces guardaremos una reserva, para que recuperes energías luego de no tener que comer, así podrás sentirte mejor y llevarnos al castillo.

- Tienes razón.

Y así fue como lo hicieron, llegó un punto del camino en que se sintieron observados, así que decidieron no quitarse las capuchas y dejar de encender fuego.

En algunas partes del camino encontraron huesos de personas o cadáveres, al igual que animales salvajes, los últimos no representaban una amenaza con el exe presente.

Pasaron otros días, solo les quedaba comida para un día y la reserva, comenzaban a perder la esperanza.

- ¡Está gema no sirve!- se frustró el menor.

Amores desunidos (Mikeno) [COMPLETADA]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu