Amores desunidos (Mikeno) [COMPLETADA]

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Apenas una semana y todo seguía igual, Douxalas también trató de animarlo y Macky.exe le prometió visitarlo los fines de semana, sin importar que hicieran nada cambió.

Mikellino no se había alejado de su lado en ningún momento y Mike comenzaba a tratarlo como si fuera su hijo.

Las primeras veces que salió al pueblo todos lo despreciaron y se alejaban, aunque no duró mucho, pues su estado hacia que se animaran a hablarle, en poco tiempo toda la gente se había encariñado con él e incluso se había ganado a más de un admirador, lo último ponía celoso al mayor, pues a pesar de también ser codiciado, no lo había logrado en tan poco tiempo y no le gustaba que se metieran con lo que era suyo.

Eran la "pareja" más envidiada, al pasar aquella primera semana el exe quiso explorar más, así que el de corona no se le ocurrió mejor idea que presentarle a sus amigos Riumba y Spartor.

Iban conversando en el camino, el menor ya podía sostener una conversación a pesar de no mostrar mucha emoción en su rostro.

El más alto se reía de los intentos del pequeño por sonreír, la risa del azabache era suficiente para hacerlo feliz.

Llegaron a su destino siendo recibidos por un chico bajo con alas, cabello azul con rojo y ojos bicolor, era Riumba.

El joven era agradable a primera vista, aunque por alguna razón su presencia resultaba incómoda, y todo empeoró con la llegada de alguien alto, pelo entre café y rojo, ojos púrpura y verde, sudadera escarlata y expresión "alegre".

Todos convivían sanamente frente a Mikellino, el problema era que le lanzaban miradas amenazadoras al exe en secreto.

Hubo un momento en que el de corona tuvo que ir al baño, ese fue el primer error, apenas retirarse los dos chicos cambiaron su faceta a una seria y molesta por el menor.

- Así que... Mike.exe- habló primero el de alas en la espalda- ¿Qué es lo que en realidad quieres de Mikellino?

- N-no entiendo su pregunta- se encogió de hombros, aquellas personas le daban miedo.

- ¡No te hagas el tonto!- alzó la voz el castaño rojizo- somos amigos de Mikellino desde hace bastante y tenemos más derecho a estar con él que tú, solo lo has de querer por su dinero.

- ¿Parezco un interesado?- preguntó triste el de vendas, solo que los otros lo tomaron como un insulto.

- No pareces, eres- volvió a hablar el mayor- te atreves a venir y conquistar a Mikellino para jugar con sus sentimientos y quedarte con sus cosas mientras lo abandonas.

- Todos en el pueblo lo aman- interrumpió el peliazul- si crees que lo apartarás de nosotros estás equivocado.

- ... No quise molestarlos, entiendo si me odian, no los culpo, yo también me odio... ¿Saben? Fue mala idea venir- se levantó- díganle a Mikellino que no me busque- salió sin hacer ningún ruido y haciendo que los jóvenes comenzaran a arrepentirse de tratarlo así.