Amores desunidos (Mikeno) [COMPLETADA]

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En el comedor de una casa grande se encontraba la pareja protagonista acompañada por el dueño del menor, el ambiente era incómodo, casi no habían hablado desde su llegada y solo comían, aún así se podía sentir la tensión, sobretodo entre los mayores.

- Me imagino que no obtuvieron las pruebas ¿Me equivoco?- rompió el silencio el rey.

- ¿Mi palabra no cuenta?- preguntó el menor.

- He creído demasiadas veces en tu palabra y no he obtenido nada bueno de eso- comentó.

- Entonces qué quieres, las pruebas de paternidad se hacen cuando el niño nace, a menos que quieras un video de Mikellino haciéndome el amor- dijo sonrojado.

- No gracias, está bien esperaré a su nacimiento.

- Luego de darte al niño- comenzó a hablar el príncipe- no te deberemos nada, aún así te pido que permitas que Mike.exe venga a verlo.

- Creo que todavía no lo entiendes- se rió el de corona opaca- Mike.exe no es nada tuyo además de la madre de tus hijos, después de que dé a luz volverá a ser mi prisionero.

- ...- el menor no decía nada, pues se empezaba a acostumbrar a la mala suerte.

- ¿¡Qué!?- por otra parte Mikellino no estaba conforme con la idea- ¡Tampoco es nada tuyo! ¡Tú lo abandonaste! ¡No dejaré que lo vuelvas a lastimar!

- No es opcional, no es tu esposo ni puede serlo, pues sigue siendo menor de edad- explicó- y seguro que no aceptaría.

- En todo caso yo decido eso- opinó el pelimoztaza.

- ¿Serías capaz de cambiarme por este...- estaba hablando el de lágrimas antes de ser interrumpido.

- ¿Este amable, comprensivo y paciente chico? ¿Por alguien que no me ha dañado de ninguna forma?- alagó a su compañero el pelinaranja.

- ...- el azabache estallaba de ira mientras el otro mayor sonreía satisfecho por cómo lo habían defendido- ... ¡Tú me perteneces quieras o no!

- ¡Suficiente!- se quejó el más pequeño- Mikellino ¿Puedes dejarme hablar con mi "amigo" en privado?

- Si, iré a pasear por ahí- salió del comedor.

- ¿Y bien? ¿Qué querías decirme?- en el fondo el más alto estaba nervioso.

- Te conozco bien, quiero que me digas cuál es la verdadera razón por la que quieres uno de mis hijos.

- Ya te lo dije, es una parte de tu castigo por tus crimenes.

- No te creo, dime la verdad.

- ... Necesito atarte a mí de alguna manera.

- ¿Por qué? Se supone que me odias, no hay razón alguna por la que quieras verme o tener algo de mí.

- Me he portado muy mal contigo sin siquiera dejar que me cuentes tu versión de los hechos, quiero remediar lo que he hecho.

- ¿Piensas que robandote a uno de mis hijos podrás cambiar eso?

- Era parte de un plan, también es por otra cosa, pero es personal y me rehuso a decirte, además de que le dará seguridad al pueblo.

- El pueblo, nunca dejas de hablar de eso, no te interesa nada que no sea eso, ¿Podrías al menos pensar en mí una vez? Creíste ciegamente en lo que te dijeron ¿No te has puesto a pensar que para mí también es difícil?

- No tienes derecho a reclamar cuando tú solo piensas en ti mismo, el mundo no gira al rededor de ti ¡Entiendelo!

- ... Está bien, tú ganas, me disculpo por creer que algún día sería feliz contigo, yo no soy para ti y solo he arruinado todo, de hecho, me prestas más atención de la que deberías prestarle a algo tan insignificante.

- N-no quise decir es...

- No te disculpes, no hay nada que perdonar... Voy a llamar a Mikellino- caminó a la puerta, pero al pasar a un lado de Trollino.exe lo vio de reojo- Te perdono- salió al pasillo.

En aquel comedor ahora se encontraba un rey muy triste, la verdad era que nunca había dejado de amar a su mascota, el problema era que temia ser manipulado, cuando en realidad su pueblo ya lo tenía controlado.

El resto del día transcurrió normal, había logrado reestablecer su amistad con el can, aunque eso ponía celoso al príncipe, así que cada que el exe lo veía molesto dejaba de prestarle atención a su dueño.

- ¿Entonces... Cómo se conocieron?- era hora de la cena y el de corona opaca buscaba un tema de conversación.

- Lo ataqué en el bosque para forzarlo a que me ayudara- explicó el menor.

- Luego accedí a ayudarlo a cambio de que me diera un beso- continuó el peliamarillo haciendo sonrojar a su pareja.

- Eh, bueno, debía aceptar para salvarte- se justificó el más chico- y fue mi primer beso.

- Ok, solo tengo una duda- interrumpió Trollino.exe- ¿Qué clase de persona besa al primer sujeto con el que se topa?

- Lo mismo opiné yo- celebró el pelinaranja.

- Fue amor a primera vista- habló la fusión.

- Eso no existe- opinó el azabache- el amor se gana con acciones y tiempo, si solo te interesa su físico no es amor.

- Si a él le interesara únicamente mi físico me habría violado cuando entré en celo- lo defendió el pequeño.

- ¿Entonces por qué estás embarazado?

- Porque quise tener relaciones con él y usé una poción para adelantarlo.

- ¿Entonces no fue tu primer celo?

- No, el primero lo pasé en el castillo, Mikellino no se aprovechó de la situación, aunque sí traté de seducirlo.

- Ya veo... ¿Cómo logró enamorarte?

El resto de la velada conversaron de todas las cosas que hizo el mayor por su amado, eso frustraba al único humano, sin embargo, quería saber a qué se enfrentaba.

Dentro de poco era el cumpleaños número dieciocho del pelimoztaza, ese día planeaban una fiesta y a petición del cumpleañero algunos exes serían invitados, el más alto aprovecharía esa oportunidad para declarar su amor frente a todos, mientras el rey planeaba algo similar.

Eso parecía una guerra por el amor del cachorro, solo había un ganador, a los demás no les saldrían las cosas como esperaban, Mike.exe no era un trofeo, pero entregaría su corazón a una persona, esperemos y tome la desición correcta, aunque... El destino se encargaría de ello, tal como lo hizo antes.