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Gracias a un hechizo ambos canes podían respirar en el espacio y no morir congelados, lamentablemente el exe se agotaba a cada segundo para mantenerlo.

La luna era muy grande, por lo que encontrar la joya sería tardado, aunque de encontrarla esta le daría a Mike.exe las fuerzas que necesitaba.

Aburridos de tanto caminar empezaron un juego sencillo, uno de ellos describiría un objeto que viera, y el otro teniendo los ojos cerrados adivinaria que era.

- Es mi turno- anunció Mikellino- no tiene una forma exacta, es gris, polvorienta y sabe raro.

- Mmm... Una piedra lunar.

- Acertaste- festejó y se tapó los ojos- tu turno.

- Está bien, su color es beige, es circular y tiene un anillo alrededor.

- Emm... ¿Saturno?

- ¿Es una pregunta o una respuesta? ¡Claro que es Saturno, ¿qué otra cosa podía ser?

- Jeje, perdón, ahora cierra los ojos- vio como ponía su mano frente a su cara- bien- buscaba un objeto con la mirada hasta que encontró uno perfecto- es plateado, tiene morado, es brillante y muy poderoso.

- ¿Otra vez una roca? Espera ¿Poderoso?- se quitó la mano viendo frente a él la gema- Es... ¡Duisternis! Hemos llegado.

- ¿Te gustó la sorpresa?

- Si, pero no lo adiviné, así que antes tomemos un descanso y me describes otra cosa.

- Okey, es perfecto, es dulce y a al vez amargo, es... Delicioso~ , satisfactorio a la vista y me tiene muy enamorado- el menor se sonrojó.

- E-es trampa, lo haces a propósito.

- Interesante, puede cambiar de color.

- Y-ya, no hace falta que sigas- seguía con los ojos cerrados, no soportaría ver a su contrario.

- No seguiré, pero no puedes abrir los ojos hasta decirme qué es.

- ... S-soy yo- murmuró.

- No te escucho- dijo burlón, le divertía la expresión del pequeño.

- ¡Que soy yo!- gritó avergonzado para después abrir los ojos.

- Nop, es el chocolate- rió al ver la expresión del exe y su rostro cambiando de colores.

- Tramposo- se quejó volteando la cabeza aún sonrojado.

- No es trampa, tú malpensarte lo que dije- lo miró pícaro- además, creo que lo que siento por ti significa más que amar, lo que me haces sentir es cruzando el límite.

- ... Y-yo también te quiero, ojalá y fuera tanto como tú a mí.

- No te desanimes, me hace feliz tener un lugar en tu corazón y con suerte lo volveré permanente.

- ... Gracias- el mayor sintió un sonrojo en sus mejillas al ver en el rostro de su acompañante una tierna sonrisa.

- ... Bueno, será mejor que tomemos la gema y nos marchemos.

- Si.

Se acercó al brazalete y lo colocó en su brazo, una energía lo rodeó por unos segundos, aunque esta vez el de vendas no se dejó llevar por el poder, lo teletransportó al castillo antes de sentirse más tentado y tomó de la mano a Mikellino para volver.

- No se irán tan rápido- escucharon una voz detrás de ellos volteando ambos.

- ¿Mamá? ¿Papá? ¿Qué hacen aquí?- dudó el de capa viendo a sus progenitores, su madre llevaba una armadura de diamante sin su capa, su padre ropa sencilla y la hechicera la misma vestimenta de siempre

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- ¿Mamá? ¿Papá? ¿Qué hacen aquí?- dudó el de capa viendo a sus progenitores, su madre llevaba una armadura de diamante sin su capa, su padre ropa sencilla y la hechicera la misma vestimenta de siempre.

- Mikellino, vinimos por ti, te protegeremos de ese exe- habló Mike.

- ¿Protegerme?- puso a su compañero detrás de él para defenderlo- ¿No leíste la carta que te dejé? Yo decidí acompañarlo, y si vienen a castigarme primero tendrán que enfrentarme- se puso en posición de ataque sacando su espada.

- No estás entendiendo, estoy seguro que ese mounstro- señaló al menor- te ha lanzado un conjuro para que lo obedezcas.

- Él no hizo eso, yo lo... Me...- no tenía el valor de decirles que lo amaba, no era el momento.

- ¿Ves? Estás confundido, ven conmigo, te llevaremos a casa- abrió sus brazos indicándole que fuera a él.

- ... ¡No! Yo me quedaré con Mike.exe.

- ... Mikellino- lo llamó el pequeño detrás de él.

- ¿Eh? ¿Qué pasa?

- Sabes que puedo solo, esta era la última gema, puedes volver con tus padres- sonreía melancólico- estaré bien.

- ... Te prometí no dejarte, yo soy un perro de palabra- se acercó a su oreja- además, sabes que no podría vivir sin ti~

- ...- tenía la cara roja.

- Volviendo a lo de antes- se dirigió al grupo de tres que tenía enfrente- no iré con ustedes, vámonos, Mike.exe- se dio la vuelta jalando al mencionado.

- No dejaré que lo lastimes- habló esta vez la de capa fiusha atacando al exe.

Mikellino reaccionó empujándolo, una pelea comenzó, Mike trataba de razonar con su hijo mientras combatian, por otra parte la híbrido usaba magia contra su contrincante y Trollino se quedaba viendo.

Mikellino reaccionó empujándolo, una pelea comenzó, Mike trataba de razonar con su hijo mientras combatian, por otra parte la híbrido usaba magia contra su contrincante y Trollino se quedaba viendo

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La chica atacaba sin parar a su oponente, en eso el más bajo recordó el interés que mostraba por su bastón y aprovechó un movimiento en falso para quitárselo y usar un hechizo de inmovilidad.

- ¡Sueltame y dame mi báculo!

- Si lo hago me atacarás- se defendió el pelinaranja- además, tu arma es muy interesante y probablemente... Poderosa.

- ¿Mi arma? Ja, vaya tontería, lo único que hace es centrar mi energía, todo el poder que utilizo es mío.

- ¿Entonces por qué tiene esta cosa brillante en la punta?- señaló una joya azul.

- Se llama decoración, tonto.

- Que cosa tan inútil- la rompió a la mitad y dejó a la joven libre, la cual al poderse mover tomó su báculo en sus manos, era muy preciado para ella.

El pelimoztaza terminó la pelea por Mikellino tirando a su madre atrás sin herirla, le tomó la mano y los teletransportó, el mayor no pudo decir nada.

Mientras tanto el grupo de tres se quedó exhausto por el combate.

- Será mejor irnos- opinó la loba- ahora que no tengo mi arma el hechizo terminará pronto, por suerte puedo llevarnos a casa.

- ¿¡Por qué no nos ayudaste!?- le gritó Mike a su pareja.

- Porque podías haber lastimado a nuestro hijo, además de que... Creo que decía la verdad.

El can quedó callado, su esposo tenía razón, no tenía rastros de estar siendo controlado, al volver regresó a la normalidad a Douxalas y se disculpó con ella, por suerte la joven era bondadosa y sabía perdonar.

Ahora lo único que podía hacer el rubio era esperar, Trollino lo ayudaría a calmarse, le alegraba haberse casado con él, a pesar de las imperfecciones seguía siendo una buena persona y tenía un buen marido que siempre lo apoyaba.

Entonces lo decidieron, respetarían la desición de Mikellino y esperarían ansiosos su llegada, el de corona nunca le dijo del secreto, sin embargo, ya no le preocupaba.

Amores desunidos (Mikeno) [COMPLETADA]Where stories live. Discover now