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Pasaron muchos meses desde que Mikellino empezó a buscar pareja en otros pueblos cercanos, su resultado era el mismo, ya tenía veinte años y quería darse por vencido, incluso había pensado en tener a Riumba como su pareja de no ser por una cosa, él no sentía ese tipo de amor por su amigo, y si se volvían novios sería como jugar con sus sentimientos.

Un día casi como cualquiera se decidió a romper la regla más importante que le dio su madre, tomó el diamantito legendario y lo ocultó en su espalda, luego caminó hacia el bosque maldito, en el momento en que estaba por entrar sintió una mano posarse en su hombro.

- ¿A dónde vas? Sabes que es peligroso entrar ahí- era Riumba.

- Solo quiero ver un poco, no me pasará nada, además, llevo un arma- sostuvo el diamante convirtiéndolo en espada.

- Sigue siendo peligroso, eres un príncipe, no un explorador o un guerrero- lo reprendió, pues no hace mucho se enteró de que su amigo era el heredero al trono.

- Iré, quieras o no- apartó al menor y siguió su camino.

No pasó mucho para que escuchara un ruido detrás de él, era similar a cuando las hojas eran pisadas o movidas.

En vez de asustarse, Mikellino supuso que era su amigo que lo había seguido, cosa que le molestó de cierta manera.

- No volveré si es lo que quieres, no tenías que seguirme- habló sin voltear a ver.

No escuchó respuesta.

- Suficiente, ya te escuché, Riumba- se dio la vuelta y no vio a nadie.

- Creo que esperabas a alguien más- pudo visualizar una silueta entre las ramas de un árbol.

- ¿Quién eres?- lo único que veía eran dos hermosos ojos rojos brillando en la oscuridad.

- Mi nombre no importa, pero siento curiosidad por el tuyo, ¿De casualidad eres el príncipe Mikellino?- decía con un toque seductor.

- Bueno, sí... Es injusto, sabes mi nombre y yo no el tuyo- hacia un puchero- ¿Al menos me dejas verte?

- La razón por la que no te digo mi nombre es porque te darían escalofríos de saberlo, y si mi nombre te haría temblar ¿Por qué crees que no lo hará mi apariencia?- explicó.

- No te juzgaré por tu portada, no me educaron así... Este lugar es peligroso, déjame llevarte a tu casa- por alguna razón Mikellino sentía una especie de conexión con la persona con la que hablaba, era diferente a la sensación que le daban los demás.

- Créeme, yo soy peligroso para este lugar, no al revés- seguía oculto.

- No te dejaré aquí, sé que no nos conocemos, pero es mi deber cuidar de todos, y aparte me caes bien- sonrió el mayor.

- ... Agh, tú ganas, pero te advierto que no llegarás muy lejos corriendo- bajó del árbol.

Caminó lentamente saliendo a la luz, quizás otros se habrían asustado, digo, un exe no era algo común de ver, sin embargo, Mikellino quedó embobado con su belleza, aquel ser era magnífico, hacia despertar un sentimiento que no había sentido antes ...

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Caminó lentamente saliendo a la luz, quizás otros se habrían asustado, digo, un exe no era algo común de ver, sin embargo, Mikellino quedó embobado con su belleza, aquel ser era magnífico, hacia despertar un sentimiento que no había sentido antes en su vida ¿Sería amor a primera vista?

Por otra parte, el exe creía haberlo petrificado del susto, se le quedaba viendo raro, aunque en lo que debía concentrarse ahora era como persuadirlo de ir con él.

- No debí salir- murmuró el de ojos rojos al darse cuenta que no tenía un plan.

- ¿Eh? No digas eso, tú eres hermoso, que diga, eres atractivo, no, pareces buena persona, agh, solo, es decir... No te tengo miedo- Mikellino se maldecía internamente por ser tan torpe en su hablar y estaba hecho un tomate, aunque Mike.exe no era la excepción.

- Ah, bueno, eh, yo- se tomó un respiro- me llamo Mikecrack.exe, rey de la dimensión de los exes, el exe más poderoso de mi mundo y... Quizás el último.

- ¿Último? Un momento, ¿No deberías estar en tu dimensión cumpliendo con tus responsabilidades? ¿Qué no los exes habían sido desterrados? ¿Cómo es tu mundo?

- Mi mundo era bastante colorido, eso hasta hace unos meses, mi mejor amigo y anterior rey de la dimensión...- sonrió al pensar en él, pero inmediatamente borró su sonrisa al recordar lo ocurrido- ...fue asesinado, salí de control y asesiné a todo el pueblo, he estado viviendo solo mucho tiempo, logré activar el portal a este mundo y quiero pedirte ayuda para revivir a mi amigo.

- ¿Yo? ¿Qué podría hacer?

- Debo conseguir siete gemas, al unir dos de ellas obtendré la estrella del Nether y...

- ... ¿¡La estrella del Nether!? Lo siento, me han dicho que debo enfrentar al portador de ella, por lo tanto no podré ayudarte, y es mi deber detenerte- sacó el diamantito legendario de su espalda y se puso en posición de ataque.

 ¿¡La estrella del Nether!? Lo siento, me han dicho que debo enfrentar al portador de ella, por lo tanto no podré ayudarte, y es mi deber detenerte- sacó el diamantito legendario de su espalda y se puso en posición de ataque

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- ... Bien, ya sabía que no accederias.

Una pelea comenzó entre ambos, aunque no daban lo mejor de ellos, por un lado Mike

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Una pelea comenzó entre ambos, aunque no daban lo mejor de ellos, por un lado Mike.exe no quería matarlo, pues se arruinaría su plan, y por el otro Mikellino no se sentía capaz de hacerle daño.

- No quiero hacerte daño, por favor, detente- le suplicaba el más alto.

- Te explicaré porque necesito tu ayuda, hay muchas posibilidades de que tú seas el portador de la estrella, así que solo tú podrás utilizarla.

- Entonces yo la destruiré, entiende, esto no es un juego, es incorrecto- insistía.

- ¡No sabes por lo que pasé! ¡El que necesita entender eres tú!- continuó con la pelea.

Luego de unos minutos se dio cuenta que Mikellino era vulnerable a sus palabras y acciones, su cercanía lo ponía nervioso y lo hacía sonrojar, y no parecía querer lastimarlo.

Al analizar eso llegó a una conclusión, quizás el chico era demasiado compasivo para hacerle daño, y podría usar eso en su contra.

Ahora tenía un plan, por lo que para ponerlo en marcha continuó con la pelea, insitandolo a esforzarse más, lo siguiente sería doloroso, fingió dar un movimiento en falso y acabó con una herida en el costado, así que cayó al suelo cerca de un árbol.

Todo dependía de su ingenio, y si no funcionaba podía acabar en graves problemas, o tal vez ya estaba en ellos.

Amores desunidos (Mikeno) [COMPLETADA]Where stories live. Discover now