Lo que no puedes recordar.

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La amistad sincera se debe apreciar como la flor de invernadero de colores exóticos, aroma exquisito y de un tallo que soporte el peso de la inflorescencia constituida por cada pétalo. Usualmente, vemos como traición que un amigo hable con otras personas o que simplemente socialice fuera del círculo de amigos ya establecidos.

Tantos años de amistad, inicio a temprana edad. Pequeños infantes que comenzaron a ver el mundo con otros ojos por las terribles experiencias a las cuales sus respectivas familias pasaban.

Momentos de tensión, un amargo encuentro tan devastador que no conforme a destrozar la imagen de unos niños sobre la vida adulta, marcándola como un interminable bucle de desastres del que no puedes salir por más que te lo propongas.

Las pocas personas que estuvieron presentes durante su crecimiento notaron ese sabor amargo que invadió a los pequeños tras enterarse de las crueles acciones que cometieron sus progenitores para conservar las pertenencias y el prestigio familiar.

[ - Podemos salir a jugar esta tarde, no hemos podido vernos desde que murió la tía y extraño mucho a... -

- No, me temo que no es un buen momento –

- ¿Por qué? –

- Lo sabrás en poco tiempo - ...]

Una conversación que quedo en la memoria de un pequeño que aún tiene el nombre que menciono anteriormente en su inconsciente, por lo que a pesar de tratar por bastante tiempo no logra saber cuál fue el nombre que pronunció.

Un elegante leopardo que ignoro a un insignificante gato.

Tan sencillo como una pieza de origami hecha por un pequeño de cinco años, tan explícito como los textos llenos de acertijos y tan fugas como los destellos de las finas telas que cubren al cazador, que desde las lejanías contempla a su próxima presa.

Un radiante joven de ojos carmín admirando a un sencillo y tierno joven de mirada alegré. Los fantasmas en plena luz no son tan crueles y no dan tanto miedo.

Soportando las mil tormentas, siendo como un felino, moviéndose con suavidad y certeza en su andar, en esta selva de concreto la mirada de ambos se cruza por primera vez y algo parecido a una flecha atravesando sin dejar marca al corazón del tierno joven que perplejo dejo escapar un suspiro, la belleza del otro es tal que puede caer a sus pies y ser tomado con fuerza.

La mirada ardiente proveniente de ese par de ojos que lo miran cual leopardo en medio de la selva, el otro no es más que un débil y pequeño que se perdió en este gran lugar. Encontrado por un depredador temió por su vida por bastante tiempo, sin embargo, el felino de ojos tan penetrantes como cuchillas afiladas enfocaron las piernas temblorosas de aquel pequeño.

Aunque pareciera que ambos eran completamente diferentes en realidad no lo eran.

Ambos son cachorros y aunque la estatura es relativamente diferente no quita que ambos se miren con ternura e inevitablemente comenzaran a formar un lazo que fue arrebatado por el gran buitre de alas negras tan oscuras como la noche.

Ese buitre con desdén tomo al pequeño con las afiladas garras y sin advertencia alguna lo llevo lejos dejando al pequeño leopardo triste y afligido.

Ahora al verse nuevamente el calor abrazador en el corazón latente del que antes fue un pequeño ardió como el sol en primavera, las flores dejaron salir el aroma tan dulce y las diversas aves en los arboles cantaban al ritmo del tranquilo viento del norte.

Pequeña travesuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora