✪Buscando soluciones✪

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Mientras tanto, en otro lado. O mejor dicho, en otro mundo, cierta morena se encontraba pegada a su teléfono, observando los mensajes que le había enviado a su amiga, los cuales habían sido leídos, pero no habían sido respondidos.

Después de la pelea que ambas tuvieron, la pelirroja no se había vuelto a poner en contacto con ella. Y se sentía ansiosa, muy ansiosa.

No solo por el hecho de que había alejado a cierto demonio que le había lanzado de cabeza al peligro sin que ella se diese cuenta. Era más bien porque su amiga se había alejado de ella, en una situación difícil tras haber mencionado a su ex -desesperada por conseguir salir del agujero donde estaba metida-, y ahora llevaba ya casi una semana sin poder hablar con ella, y sin poder solucionar las cosas.

Sabía lo difícil que era hacer que Akane cambiase de opinión respecto a un tema, y sabía más todavía que cuando ella se enfadaba, era con razón, y no podía echarle la culpa. Pero la pobre Caeli tampoco veía muchas más soluciones asequibles a su sobrenatural problema.

Durante toda esa semana había intentado contactar con su querida amiga, vía mensaje; llamada; yendo a su casa; hablando con Curt.

Pero nada de eso había servido, puesto que la pelirroja se negaba en rotundo a hablar con ella, o siquiera verle para poder arreglar las cosas. Si le enviaba algún mensaje, directamente o lo leía, o le dejaba en visto. Si iba a verla, simplemente la compañera de piso le decía que no estaba para que no tuvieran que verse, y con Curt era más de lo mismo.

Sinceramente, para la joven artista aquello era una pesadilla.

Por el día lo podía llevar medianamente bien, buscaba la forma de poder acercarse a Akane, pero las noches, las noches eran horrendas, no podía dormir, sentía que si lo hacía, las pesadillas le atacarían, sentía que aquel zorro volvería y acabaría con su vida de un simple zarpazo...
Por ende se ponía a buscar información -ya que había conseguido encontrar algunos libros que podían ayudarle-, pero después de pasarse noches enteras leyendo, solo cabían más dudas en su cabeza.

Y lo peor de las noches, no era solo el insomnio, no. El problema de las noches era que se sentía observada, en cada rincón de su habitación, sentía que las sombras se movían, que los susurros del viento la llamaban, se sentía desfallecer por el miedo, su pulso a veces era incontrolable, y cual niña pequeña, corría con su madre para poder callar todos los pensamientos que le asaltaban, y todos los miedos que se acumulaban en su cuerpo.

Por supuesto Chiara había notado un cambio, sabia lo de la pelea con Akane, y que su pequeña aún pasaba por un momento duro. Pero lo único que podía hacer la mujer, era apoyar a su niña para que diese los pasos correctos y que si se cayera, ella estuviese allí para poder ayudarle a levantarse.

Eso era lo único que conseguía calmar a la martirizada Caeli, su madre. Puesto que después del sexto día intentando contactar con Akane para solucionar las cosas, se había rendido, y había preferido no insistir más. Ya las cosas se solucionarían, o al menos eso esperaba.

[...]

Mientras tanto, la chica no había sido la única que había estado intentando solucionar el problema que había con el contrato.

Cierto demonio de cabellos negros y ojos verdes también había estado días y noches buscando entre cientos de libros alguna forma para poder romper el contrato con la humana y que la chica no saliese herida.
¿El problema? Aún no se había leído ni la décima parte de lo que había en la biblioteca, y tras noches en vela, se sentía un completo inútil.

―Te estás tomando demasiadas molestias para una humana, ¿lo sabes no? ―le preguntó el rey de cabellos azules y el moreno saltó en su lugar.

My Demon ©Where stories live. Discover now