✪Extraños sucesos✪

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¿Conocéis la sensación de que alguien os está observando? Esa sensación cuando te encuentras solo, y sientes que alguien te mira fijamente, que observa cada mínimo detalle de tus acciones.

Esa sensación de no encontrarte solo allí a dónde vas. Que en cada pequeño rincón algo se encuentra, se mueve o se oculta para que no descubras que te está mirando.
Pues bien, tras la reconciliación de Caeli y de Tom. Comenzaron a pasar muchas cosas, quizás demasiadas para el propio bienestar de la joven.

Comencemos por la noche que había vuelto el demonio. La morena había estado con él todo el rato, y la verdad, sentirle cerca le aliviaba mucho más de lo que deseaba admitir.
Aunque no todo el rato, puesto que cuando iba a cambiarse recordaba que el demonio se encontraba allí y con toda la tranquilidad del mundo el hombre se quedaba mirándole con una burlona sonrisa, como diciéndole: Cámbiate aquí, que a mí no me molesta.

Ante aquello, la chica simplemente le miró con el ceño fruncido, y pronto la fémina tomó su pijama y pronto se marchó al aseo de su habitación para poder cambiarse con toda la tranquilidad del mundo.
Y en el momento entró, sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal.
Ante ello, simplemente se giró, observando en todas direcciones. El baño no era tan grande como se podría pensar. Pero en ese momento, le pareció condenadamente grande.

Miró en cada pequeño rincón, y pronto se extrañó al no ver a nadie, y que la sensación escalofriante desapareciese no mucho después.
Por ello, la chica se encogió de hombros y sin más comenzó a cambiarse.

Tras unos instantes, la morena iba a salir del cuarto de baño. Y al abrir la puerta, observó cómo el azabache se encontraba allí con una suave sonrisa, observando a la chica. Y cuando abrió sus brazos ella se extrañó, negó con la cabeza y apartó al chico para poder ir a guardar algunas de las cosas que habían conseguido aquel día.
Mientras que el demonio observaba de perfil al baño, observando un punto fijo y pronto, hizo un gesto de negación con su dedo índice, como si le estuviese prohibiendo algo a alguien.
La chica no llegó a verlo, pues cuando se giró, el chico solo sonreía, y había cerrado la puerta tras de sí. Pero ella podía notarlo. Había algo raro en esa sonrisa.

Pero tampoco le tomó demasiada importancia. Solo dejó que el hombre se transformarse en gato y sin más saltó a la cama para hacerle un gesto a la chica con su zarpa y ella rio para tumbarse con el animal, quien se tumbó a su lado y la menor abrazó al animal con una leve sonrisa mientras se sentía mucho más relajada.
Y por fin, tras una semana, pudo dormir en paz. Era realmente agradable tener a aquel demonio cerca, por irónico que pudiese parecer.

[...]

Tras un par de días, la chica se sentía relativamente normal. Volvía a estar mucho mejor, y eso su madre podía notarlo. Por lo mismo, le preguntaba el por qué sonreía tanto o qué había causado que estuviese mejor.

La chica solamente negaba con la cabeza y le restaba importancia para no comentarle nada. Pues no había forma normal de decirle que estaba mejor porque se había reconciliado con su "amigo demonio".
A parte de que querría llevarla al psiquiatra, no le creería seguramente.

Por ello, ese día estuvo dándole evasivas todo el día, y se sentía relativamente tranquila, pero de nuevo, cuando sintió esa sensación de ser observada se extrañó, debido a que no podría ser el demonio, puesto que él estaría en su habitación, o quizás habría vuelto a su mundo -no lo sabía ya que le había dejado en la habitación por la mañana debido a que tenía cosas que hacer de la universidad-.

Y al mirar a su alrededor, se extrañó, ya empezaba a hacerse de noche, las sombras eran engañosas. Y cuando la chica miró a una esquina, sintió un escalofrío recorrerle de pies a cabeza, puesto que le había parecido ver a alguien. Era una figura oscura, no podría estar segura de que era lo que había visto. Pero cuando parpadeó y ya no estaba allí. Ella miró por la zona en la que estaba su madre, por si hubiese dado la casualidad de que ella lo hubiese visto.

My Demon ©Where stories live. Discover now