✪La charla✪

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Las horas habían pasado con relativa tranquilidad. Los compañeros siempre animados y revoltosos habían estado más tranquilos, aunque había algunas risas entre clases, pero nada fuera de lo común.
El único problema, era cierto moreno de ojos grisáceos. Quien había estado intentando acercarse a Caeli e insistiéndole más en hablar que semanas antes. En un punto, aquello ya estaba rozando el acoso, debido a que no se separaba en ningún momento de la morena -se había cambiado el horario para hablar con ella, para estar más cerca e intentar razonar, además de tratar de llamar la atención de la misma-.

Por lo que, llegado el momento, la de ojos azules, que ya estaba harta del más alto, al terminar las clases e ir en dirección a la salida, vio como el hombre le estaba esperando en las escaleras. La chica se detuvo abruptamente, y la pobre Caeli no pudo evitar temblar un poco, sintiendo como el nudo en su garganta se arremolinaba y hacía que esta escociese.

"Cálmate Bellini. Cálmate" ―se susurraba a si misma mentalmente para tratar de relajar a su agitado corazón, y tras unos breves momentos en los que respiraba pausadamente para relajarse, miró al frente, y caminó decisiva hacia el chico, quien al verla se irguió en su lugar para poder mirarle y hablar con ella.

En cambio, cuando ella estuvo frente a él, antes de decir nada, la chica le interrumpió abruptamente poniendo una mano frente a su rostro para callarlo― Orfeo, ya es suficiente. Quiero que me dejes tranquila, necesito paz en estos momentos, necesito alejarme de ti, olvidarme de ti. Y tú, ¡no me dejas! ―El moreno no cambió su expresión, solamente silenció a la morena con platina mirada.

―¿Has acabado? ―Preguntó enarcando una de sus cejas y ella bufó rodando sus ojos―. Eso creía... ¿Aún continúas yendo con ese tipo? ―Caeli abrió sus ojos sorprendida por aquello―. Pues te lo digo desde ya. Debes alejarte de ese tipo, no te conviene en lo más mínimo, solo vas a sufrir y- ―no era posible, él...

―¿Estás celoso? ―Preguntó incrédula ante las exigencias que le pedía su exnovio. Ella comenzó a reír quedamente, negando con la cabeza, no era posible―. En serio, me has estado molestando todas estas semanas, ¿por malditos celos?

Gruñó la fémina, sin darse cuenta de que había empezado a alzar la voz. Pero el hombre seguía sin mostrar el más mínimo cambio de expresión, aunque sus nudillos blancos y apretados puños no podían decir lo mismo, al igual que el leve temblor de su cuerpo.

―Mis celos van a parte. Te estoy intentando advertir ―sentenció él y ella se indignó en aquel momento.

La charla comenzaba a aumentar cada vez más y más de volumen, siendo que en un punto la chica había comenzado a despotricar debido a que ya no se podía controlar.
No podía creer que ese hombre le hubiese estado persiguiendo todo aquel tiempo por una simple tontería como los celos. Llegó un punto que ella no sabía ya ni lo que decía, y fue en ese momento que sintió como la tomaban con cierta fuerza de las muñecas y la azabache abruptamente se detuvo.

Sus pensamientos se calmaron, sus labios se sellaron, y con lentitud comenzó a alzar su mirada viendo como el pecho del moreno comenzaba a moverse con lentitud y pesadez, además de ver como temblaba superficialmente. Y cuando llegó a los ojos ajenos, vio en estos un cúmulo de sensaciones que no pudo descifrar en ese momento. La había dejado paralizada.

―No es por celos Marinette, ¡estoy tratando de protegerte! ―dijo con furia en sus palabras, siendo que al escuchar un leve quejido de parte de la chica , él tembló, con pupilas contraídas, tratando de controlar sus emociones, soltó a la chica, observando una leve marca en sus muñecas―. L-Lo siento Caeli, no q-quería yo... ¡Joder! ― Aunque la respuesta era simple. Nunca había visto al moreno de aquella manera, él nunca perdía la compostura, y la fuerza que había ejercido sobre ella... le sorprendió de sobremanera.

My Demon ©Where stories live. Discover now