✪Preguntas✪

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La morena con dificultad continuó conduciendo, restregándose la manga de su vestido en sus hinchados ojos, que no paraban de tirar gruesas lágrimas.
Su madre, por su parte, no lograba salir del shock después de lo que había visto -aunque no llegaba a ser ni una décima parte de lo que su pequeña había visto-.

No comprendía qué era lo que había sucedido en el cementerio. Lo único que había podido ver... Fue al novio de su hija, siendo ensartado con un arma y, el hecho de que su niña, tras verlo, casi se lanzó a buscarlo.
Aunque, gracias al cielo, había sido capaz de detenerle para ambas escapar de aquel lugar.

Pero, verla tan tensa y también alterada, solo hizo que acariciase con cuidado el hombro ajeno para intentar relajarla, consiguiendo que la menor le mirase de reojo. Con un suave suspiro, y tras la sonrisa que su madre le ofrecía, la artista había podido conducir más tranquila, pero pisando con fuerza el acelerador, pues debía llegar y ponerse a salvo junto a su madre.

[...]

Nada más llegar a su hogar, las dos mujeres corrieron a cerrar todas las ventanas y por igual la puerta principal. Y para sorpresa de la menor, la puerta tenía en ella la marca de su pareja, además que también, a través de la ventana era capaz de observar una especie de cúpula que rodeaba toda la casa... Pero, eso ella se suponía que no debía verlo, quizás, era debido al contrato que había hecho con su pareja...

― Ah... ―suspiró exhausta la chica un instante, y al siguiente gruñó con cierta fuerza al sentir un pinchazo en su cadera. Allí recordó la marca del demonio, y se mordió el labio inferior con fuerza, para mirar fuera de la ventana y abrazarse a si misma, sintiendo su cuerpo temblar al no poder hacer nada―, por favor, vuelve sano y salvo...

Tras aquel tenue susurro, la chica solamente suspiró y pronto, sintió el roce de su madre en su espalda. Ese dulce gesto le hizo girarse, y al ver la dulce sonrisa de su progenitora, simplemente pudo estrecharla entre sus brazos, y Chiara correspondió a aquel cálido gesto.
Después, la mujer de verdes ojos movió con calma a su pequeña, lejos de la puerta y las ventanas. Llevándola a la cocina para poder prepararle un té caliente, intentando relajarla y también consolarla, por poco que pudiese ser.

[...]

Mientras tanto, en aquel cementerio -que a ojos de los humanos, no estaba pasando absolutamente nada-, dos hombres se encontraban jadeantes bajo la lluvia, mojados, y uno más malherido que el otro.
Siendo que el azabache se encontraba con graves heridas, como por ejemplo la que tenía en su hombro, donde las venas se mostraban más oscurecidas alrededor de la herida, volviendo el dolor punzante y constante, y por igual, en la zona de su pierna y el lado derecho de su torso, el cual todavía seguía sangrando por el ataque recibido.
Pero el otro demonio tampoco se quedaba muy atrás, puesto que ahora, lo más seguro es que una nueva cicatriz aparecería ante los violentos golpes que había recibido de aquella bestia.

― ¿Qué demonios tratabas de hacerle a mi ángel Lontek? ―preguntó mostrando sus colmillos, de manera amenazante, haciendo sonreír burlonamente a su contrincante.

―Creo que estaba claro, tenía que llevármela ―dijo con toda la tranquilidad del mundo y pronto gruñó cuando le tomaron con fuerza de su cuello y lo estamparon contra una lápida, rompiendo la misma por la fuerza que el azabache había ejercido para que no escapase―. ¡Gah!

― ¿Quién coño te ha ordenado llevártela? ¡Habla! ―gritó el chico clavando sus garras en el cuello ajeno, sintiendo aquel oscuro pelaje comenzar a cubrir sus brazos, mientras que sus pupilas se volvían elípticas y verticales y la fuerza que hacía, cada vez era mayor ante la rabia que se acumulaba en su cuerpo.

―Ja... jaja... ―rio quedamente al casi no poder hablar el dragón de ojos plateados―. Alguien que... ni tú, ni ese dios del... caos podréis de-tener.

My Demon ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora