✪Premoniciones✪

17 2 0
                                    

Tras días de búsqueda intensiva, ni la pelirroja ni tampoco la morena habían sido capaces de conseguir mucha información sobre los sucesos paranormales que le ocurrían a la morena, y también de los seres que la solían rodear, buscando a la par información que no fuese religiosa sobre... seres celestiales.
Y ya el problema no era que en el mundo humano no encontrasen nada de información sobre lo que buscaban, el problema también estaba que el demonio y sus camaradas no podían llevarles libros de su mundo, para ayudarles con su búsqueda, porque podría consumir y maldecir a las jóvenes.

Estaba de más decir que era imposible que un artefacto del mundo sin nombre pudiese estar en la tierra. Aun así, ellos por igual se encontraban investigando, cada uno, una cosa: Doknel en los antiguos archivos de la biblioteca real, buscando un caso que le sonaba familiar en lo referente a cierta artista humana. Thomirchotch buscaba información para poder romper el pacto con su pareja, y que no tuviesen ningún tipo de repercusión, ya que acababa de encontrarla, y no pensaba perderla tan rápido.

Por otra parte, el rey de los demonios del mundo sin nombre, también estaba con una búsqueda, una mucho más intensiva de la que estaban los demás.
Ya que sabía lo que estaba por venir con la joven pareja, y... quizás ellos solos no serían capaces de impedirlo. Y aunque iba contra las normas impuestas hace milenios, no le importaba en lo más mínimo, ayudaría a su sucesor, para que pudiese conseguir la felicidad que se merecía... Aunque a veces era un cabrón.

Pero bueno, dejando de lado la intensa búsqueda que nuestros protagonistas estaban haciendo, ahora mismo, tanto la periodista como la artista se encontraban caminando por las calles de Nueva York, realmente relajadas y hablando amenamente después del tiempo que habían pasado juntas en su intrépida e intensa búsqueda.

― Aún no me has presentado a los amigos de tu noviecito ―dijo gruñendo suavemente mientras bufaba la más baja, la cual desvió su mirada e hinchó sus mejillas semi-molesta.

― Akane... Hemos estado investigando, y ellos por igual, no es tan fácil ―dijo la morena sonriendo para abrazar por los hombros a la más baja―. Sabes, es curioso que hoy te hayas puesto las gafas y no las lentillas.

―Bueno, Curt me insistió en que debería llevar más las gafas para que no se me resequen los ojos... Pero como estoy más ciega que un puñetero topo, pues parece que tengo culos de vaso gigantescos por gafas... ―dijo bufando para negar con la cabeza―. Vale, dejemos esta mierda de lado. Quiero hacer algo que nos relaje un poco antes de seguir investigando.

―Sí, habría estado bien que Tom y Curt hubiesen podido venir, así habríamos hecho una cita doble. Mucho mejor que la última vez ―dijo sonriendo la morena.

―Bueno, para la próxima, aún tenemos mucho tiempo para poder hacer algo así, pero debemos centrarnos y... ―dijo hablando con toda la calma del mundo la japonesa, sin mirar al frente, solo centrando su atención en la morena, y allí, la periodista sintió como chocaba con alguien, y junto a la persona que había colisionado, las dos cayeron al suelo de sentón―. A-Ay... ―susurró la periodista mientras gruñía suavemente y bufaba, del golpe hasta las gafas se le habían caído.

En ese momento, la chica estaba por gritar, y Caeli ya estaba preparada para detenerla de hacer alguna locura, pero al escuchar otro grito, la sorpresa les alcanzó de manera instantánea.

― ¡Deberías mirar por donde vas! ―le gritó una voz femenina con mucha rabia en sus palabras―. ¡Podríais haberos hecho daño y...! ¿Caeli? ¿Akane?

Allí, tanto la pelirroja como la morena abrieron sus ojos sorprendidas, y miraron a una encantadora pareja frente a ellas que no tardaron nada en conocer.
Todas se miraron extrañadas y con curiosidad, las más altas ayudaron a la periodista y la fémina de ojos marrones, y cuando se pidieron las disculpas necesarias, comenzaron a hablar.

My Demon ©Where stories live. Discover now