✪Vuelta a la investigación✪

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Tras aquel suceso, Tom había estado mucho más atento a mí. Podría decirse que un padre sobreprotector no era nada a comparación de lo que un novio demoníaco, paranoico y protector.
Aunque no podía culparle, tras aquel sueño, yo me sentía extraña, pero esa voz melodiosa no se había vuelto a presentar.
Aun así, pensar que podría haber muerto sin siquiera darme cuenta...

La piel se me erizó, temblorosa me abracé a mí misma y negué con la cabeza.
No podía, ni tampoco quería pensar en las consecuencias que habría podido traer mi muerte.
Sé que no habría significado mucho -o mejor dicho nada- para el resto del mundo, pero pensar en mi madre, en mi pareja y en mis amigos, y por todo por lo que podría ocurrir.

"No, no, deja de pensar" ―me dije a mi misma mientras afilaba mi mirada y comenzaba a buscar por toda la estantería.

Allí, en la biblioteca central de la ciudad, quizás podría encontrar algo que estuviese enlazado con los sucesos que estaban ocurriéndome últimamente.
Necesitaba encontrar algo que me llevase directo a la disipación de mis dudas, sí, tenía que encontrar libros, tanto de demonología, como de angelología...
Si bien no estaba segura de quien era la voz, sabía que un demonio no habría recurrido a un sueño tan tranquilo y pacífico, que no utilizaba el mismo tipo de magia, y que seguramente me habría hecho sentir unas horribles nauseas, teniendo en cuenta mis anteriores experiencias.
Intenté buscar aquel signo que llevaba tatuado en mi cadera -debido al pacto que tenía con Tom-, ya que quizás me dirigiría a algún lugar, pero... no había nada.

Absolutamente nada.

Parecía que el destino no quería que encontrase nada sobre el origen de mi pareja o de los amigos de Tom, o si quiera encontrar algo información sobre cualquiera de los demonios que me habían atacado.
Y tampoco encontraba nada referente a aquella voz, podría decir celestial, en otros libros que había encontrado -pero que no tenían una información valiosa-.
Puesto que la angelología se centraba sobre todo en los ángeles existentes en la religión cristiana, por lo que no podía ayudarme, no era lo que estaba buscando.

Aun así, me mantuve serena y sin perder todavía la esperanza, leyendo cada párrafo, cada línea y cada palabra al detalle.
No quería que se me escapase ningún tipo de información de los libros que había conseguido encontrar que estaban dirigidos a esos oscuros y también angelicales temas.

Y tras estar horas leyendo, no conseguí nada. Me imaginaba que iba a perder el tiempo, ya que dudaba que alguien que no creyese -como le pasaba a la gran mayoría de los habitantes terrenales y me incluyo-, hubiese escrito algo al respecto del tema a no ser que estuviera loco o hubiese visto lo que yo había visto.
Un suspiro escapó de mis labios tras cerrar el último libro que había tomado de la estantería.

"Esto parece imposible" ―, pensé negando con la cabeza y miré a mi alrededor, observando cómo no quedaba nadie más en la biblioteca, y era extraño, debido a que aún era relativamente pronto, sobre todo para que no hubiese nadie a esa hora, no tenía sentido.

Ante aquello simplemente me levanté, con los numerosos libros en mis brazos. Y con cierta dificultad me encaminé hacia el escritorio de la bibliotecaria, observando que ella tampoco se encontraba en su puesto, por lo que solo me quedé esperando, dejando los libros encima de la barra para suspirar aliviada al no sentir el peso sobre mis brazos, -cosa que agradecía-.

Y tras eso, esperé y esperé, pero no parecía que nadie iba a venir a atenderme, y con un suspiro negué, ¿quizás debía dejar una nota? Después de todo la chica me conocía y sabía que siempre devolvía los libros que escogía.

º º º º º º

La menor estaba dubitativa, no tenía muy claro que era lo que debía hacer, o, mejor dicho, no estaba segura de cuál sería la mejor elección, ni tampoco sabía si ir a buscar o no a la dependienta para poder marcharse ya a casa.
En cambio, interrumpiendo sus pensamientos, un ruido sordo la hizo saltar en su lugar asustada, su cuerpo se tensó al momento de pensar en que lo que había escuchado había sido a la bibliotecaria caer de una de las escaleras mientras ordenaba los libros.
Con una impresionante rapidez, corrió al lugar del que había provenido el golpe, y sorprendiéndose, allí tampoco había nadie.

My Demon ©Onde histórias criam vida. Descubra agora