✪Este es Tom✪

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¿Sabéis la sensación de que deseas que la tierra te trague? Bien, imaginad que es esa sensación multiplicada por mil, y añadidle la sensación de cavar tu propia tumba.

Así era como se estaba sintiendo en aquel momento la morena.
Akane se había quedado mirando fijamente al azabache, quien había comenzado a hablar con tranquilidad a su pareja. Nada más llegar la periodista y el escritor, las miradas habían estado dirigidas hacia la artista. Si, pero lo peor es que primero las miradas habían estado dirigidas a ella, y lo único se le había podido ocurrir, había sido lo menos ingenioso de la existencia.

—Entonces... él es tu primo —dijo la pelirroja mirando fijamente al azabache, quien se encontraba hablando animadamente con su novio, nada más conocerse y se habían caído bien de manera instantánea.

—¡S-Sí! ¡Es mi primo segundo! ¡Por eso la diferencia de rasgos! —los nervios de la morena se notaban a kilómetros de distancia, sobre todo por el gesto de sus manos, y su mirada que se desviaba una y otra vez para no mirar a la más baja, y eso exasperaba a la de pelo rojo.

—Bien, bien, no hace falta que grites, ¡y tranquilízate mujer! ¡Me estás pasando tus nervios con solo mirarte! —le dijo tratando de calmarla, pero su ceño se frunció levemente al ver que su amiga no le hacía el más mínimo caso. Harta de la situación la de ojos oscuros tomó a la italiana de los hombros y comenzó a zarandearla mientras le gritaba:― ¡Tranquilízate! ―Una y otra vez para que le hiciese caso.

Por suerte consiguió calmarla, pero al mismo tiempo de tanto sacudirla esta se había mareado. La de ojos azules al estar aturdida por lo que su amiga le había hecho, dio varios pasos hacia atrás y ante su confusión se tropezó con su propio pie y ambas chicas se miraron sorprendidas, la pelirroja se lanzó a intentar a atrapar a su amiga, y pronto la artista tuvo que cerrar sus ojos con fuerza mientras esperaba un fuerte golpe contra el suelo.

Pero este nunca llegó, lo único que sintió fue el cálido y reconfortante tacto de unos fuertes brazos rodeando su figura, sus manos inconscientemente apretaron con fuerza aquellas extremidades ante el susto y también por el alivio, todavía sin querer abrir sus ojos.

—Mi angioletto, ya sé que te encanta estar entre mis brazos que hasta te caes... Pero debes levantarte si no quieres que piensen algo que no es~ —le susurró el chico al oído, y esta vez la chica sí abrió sus ojos sorprendida para mirar al mayor de reojo, mostrando, así como un vibrante rojo se instalaba en sus mejillas. Ella frunció el ceño y pronto se levantó para apartarse de él y arreglarse el conjunto, para ir a ponerse junto a su amiga con el ceño todavía fruncido pero sus cachetes todavía pintados de carmesí.

"Inútil, gilipollas, maldito gato del demonio..." ―comenzaba a insultar al hombre, quien tenía una sonrisa socarrona encantado ante la mirada de odio por parte de la menor.

—Bien... Bueno chicos, ¿nos vamos a tomar un café a donde sea? Me apetece ir más a tomar algo para poder tener más inspiración con mi musa al lado, pero teniendo en cuenta que Caeli aun es menor lo que prefiráis —dijo el rubio rodeando con su brazo los hombros del azabache, quien arqueó una de sus cejas, pero simplemente se encogió de hombros y miró con una sonrisa a la artista quien solo suspiró haciendo que su amiga la tomase del brazo para animarla.

—Me parece una excelente idea Curt, conozco una cafetería cercana que está de lujo. ¿Os parece si vamos a esa? —una dulce sonrisa se formó en los labios de la japonesa cuando mostró en su teléfono la cafetería a la que se refería, y así tras la confirmación de los otros tres, los cuatro se encaminaron hacia aquel establecimiento al que habían decidido ir.
Hablando por el camino de temas triviales. La gran mayoría del tiempo la pareja se encontraba preguntando cientos de cosas al demonio, ahora en forma humana, y este respondía con toda la tranquilidad del mundo, con una habilidad para mentir impresionante -pues no se le notaba ni un ápice-, y de vez en cuando se burlaba de la morena. La cual todavía se preguntaba el cómo había llegado a aquella situación.

My Demon ©Where stories live. Discover now