9. La perdición II

2.1K 99 33
                                    

Clara.

Cuando Layla y Adeleid se pierden entre la multitud. La gente empieza a gritarles.

Yo me tomo otra copa.

-¿Quien la gira? -Pregunta Sophia.

-Yo. -Dice Alan. -Como hermano que soy me pertenece.

Y eso hace, girarla hasta que para en mí.

-¿Verdad o reto? -Me pregunta, todos tienen la mirada puesta en mí.

-Reto. -Respondo.

-Te reto a hacer el mismo reto que Adeleid y Layla con Alex.

Él me mira.

Yo no me lo pienso y me subo encima de él, comiéndole la boca sin escrúpulos.

-Que no me ha dado tiempo ni a poner el cronómetro. -Grita Alan junto a la gente.

Yo lo beso, cuando acaba el tiempo no me separo y él se levanta sin despegar su boca de la mía.

Entramos dentro igual, no se despega de mí.

Subimos a la habitación y entramos cerrado la puerta detrás de nosotros.

Estoy borracha, hasta el punto de no poder sostenerme de pie y él me tiene que llevar.

Él se sienta encima de la cama y yo me subo a horcajadas encima de él.

Empiezo a besarlo, él me toca, lleva las manos a mi culo, tocando mis pechos.

Mete su lengua en mi boca y de un momento a otro me entra a una arcada que hace que me tenga que levantar e ir a una esquina a echar todo el alcohol que he bebido.

La garganta me escuece por el esfuerzo.

Me levanto y voy hacia la puerta para salir. Cogiendo el pomo para girarlo y bajar.

Pero un brazo me retiene.

-Ey... ¿Dónde vas? -Me pregunta él.

-Me quiero ir... -Le digo yo, quería salir de ahí, todo me daba vueltas.

-No, ven aquí.

Me coge del brazo y cierra la puerta.

Me acerca a su cuerpo intentando posar su boca en la mía, pero la aparto.

-Suéltame. -Le exijo.

No me hace caso, cogiéndome por las caderas y llevándome a la cama.

Me tumba. Yo forcejeo, pero no me entero mucho de lo que pasa.

Se posa encima mío pasando las manos por mis caderas y subiendo la falda hasta mi cintura.

Por un momento veo a Aaron, pero borro esa imagen de mi mente cuando palpo los abdominales, no son los que conozco.

Los dedos no son suaves como los de él, sus manos son más grandes, el pelo de Aaron es más largo, su boca es más sabrosa, sus caderas no son tan anchas, sus brazos están más fornidos, sus piernas más fuertes.

Pone su mano en mi intimidad, tocando por encima de la tela.

Mis piernas forcejean, pero no soy consciente de lo que pasa.

De golpe reacciono cambiando los roles y posándome yo, encima de él.

Mi rodilla va a su masculinidad y se la coge gruñendo. Mi puño va hacia su cara y me levanto de la cama intentando salir de ahí.

Pero no lo consigo porque me coge. Me coge volviéndome a meter dentro.

-Preciosa, te he dicho que te iba a follar, y lo haré. -Cuando escucho eso me suelto de su brazo, yendo a la mesita que hay en la habitación y cogiendo el jarrón.

Destrúyeme [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora