18. Llamas bajo la lluvia.

1.6K 74 22
                                    

Clara

Sentía como mi pecho se presionaba, se oprimía, mientras mi cuerpo se mojaba por la densa lluvia que caía. Estoy en ropa interior, muerta de frio, pero mi cuerpo en llamas. Me sentía como... Un tornado de fuego que era incapaz de dejar de arrasar con todo lo que se interponía en su paso.

Y eso era yo, arrasaba con todo lo que cerca de mí se ponía.

Encima del césped, mientras el grande ventanal de mi casa está casi cerrado. Miro a él, mi perro me observa desde dentro. Sentado, en guardia por si acaso. Sus ojos azules me transmiten paz, como nunca otros lo han hecho. Y ahí supe que, nunca encontraría un amor tan sincero como el de él, ya que el único amor que realmente he encontrado, es el de él.

La llamarada que no se apaga bajo las gotas de la lluvia, ya que, de las nubes no cae agua. Cae combustible que hace que estas crezcan. Rayos que para mis ojos eran arte, truenos que lo eran para mis oídos.

La rabia hacía que me consumiera por dentro, replanteándome si realmente lo estaba haciendo bien. ¿De eso trataba la vida? De encontrar la felicidad en el mínimo detalle, ¿No? Lo que no sabíamos era, que al igual podemos encontrar otros sentimientos.

Porque así éramos los humanos, complejos, egoístas hacia nuestro ser. Estaban los que dejaban que la lluvia atormentara sus mentes, mientras había otros, que hacían que la lluvia alimentara el fuego que en sus cabezas surgía.

No sé cuánto rato pasó, lo único que sabía con certeza era que la lluvia no cesó, y tampoco esperaba que lo hiciese. Esa noche, esa maldita noche. Deseaba que acabara, para que así mañana despertara sin recuerdos de esta. O al menos con resaca, y que el dolor de cabeza no me dejara pensar en ella.

Es que. ¿En qué jodido momento tuvo que pasar eso? ¿Por qué mierdas mi instinto tuvo que escoger a ese hombre? ¿Por qué más tarde tuvo que aparecer Jake? ¿Por qué contarnos las verdades a la cara en ese instante? ¿Por qué no frené eso cuando pude, por qué no lo corté de raíz?

En vez de dejar que creciera, que creciera con el paso, ignorarla hasta que finalmente recorría ese pasillo de bonitas flores y esa enredadera, me golpeaba en el rostro, o tal vez frenaba mi paso, ya que se enredaba en mi cabello. ¿En mi cabello? Tal vez en mi alma, y una vez enredada allí, hacía nudos para que jamás pudiera soltarme de ella.

Mis uñas la desgarraban como podían, mientras en mi carne se quedaban los restos de rama verde. Luchando contra mí misma, ya que, deshacerse de ella era fácil, tanto como coger una navaja y rajarla hasta que finalmente fuera libre. Pero yo no tenía de ese útil.

Me desperté en la cama, no recuerdo como llegué a ella, pero llegué. Mi ropa interior no era la que la noche anterior llevaba, noto que, nada de lo que pasó, a olvidado mi mente. Decido mirar el reloj, noto que es tarde.

Bajo después de vestirme con el pijama. En el salón no había nadie, al bajar noté como la habitación de mi hermano estaba cerrada. Aunque la de mis padres, estaba recogida y limpia. Carla me preparó un café. Miré el día, seguía nublado, aunque ahora no llovía.

Un grito interrumpió mis pensamientos. Sin darle importancia seguí con lo mío. Hasta que vi llegar por la puerta a un padre furiosos y a una madre... No sé, nunca entendía a mi madre. No se enfadaba cuando debía.

—¡Clara joder! —Dice él, me quedo sorprendida, porque ya no sé qué he hecho mal esta vez. Y fuera lo que fuera, evidentemente que no le iba a dar importancia. —¿¡Que es esto!?

Estampó una revista contra la mesa, eso hizo que mi café tambaleara al punto de casi caerse, pero no pasó. Bostezo para después ir a mirar la revista.

Destrúyeme [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora