Clara.
03 de septiembre.
Me despierto porque el perro entra a la habitación.
Matt se da cuenta e intenta bajarlo, pero antes de que lo consiga percata que ya me he despertado.
Me levanto de la cama. Me duele un poco la parte de atrás del cuerpo
-¿Estas bien? -Me pregunta él a través de la puerta.
-Sí. -Le digo con tranquilidad. -¿Por qué?
Entra al lavabo. Yo me estoy lavando la cara.
Cuando me ve sale de la habitación.
Yo me ducho y me visto, con uno de mis mejores modelitos.
Un top negro, el top va atado por delante, con pequeñas hebillas de oro, tiene mangas bombachas y es de terciopelo.
Un tejano ajustado de color azul y las gafas de ver.
Cuando me los pongo jadeo al notar las heridas de mi trasero rozar.
Me pongo unas bambas de moto. Son negras y conjuntan perfectas con el outfit.
Decido bajar a desayunar.
Paso por el comedor donde están sentados mis padres junto a mi hermano.
No digo nada, y ellos se quedan mirándome mientras paso.
Ellos tampoco dicen nada.
Voy a la cocina a pedirle un café a Carla.
Me voy fuera, al jardín.
Me siento en el banco de madera que hay, apreciando el soleado día que se avecina.
-Aquí tiene. -Carla me deja el café en la mesita.
Yo lo cojo y doy un sorbo largo. Me arde la garganta de lo caliente que está.
Zeus y Hera se sientan a mi lado, uno a cada lado. Sentados observando cualquier amenaza.
Al saber que mi abuela estaba secuestrada mis padres antes de venir se pasaron por casa a ver a la perrita.
Por suerte no estaba muerta, ni drogada, ni dañada.
Perfecta, es decir.
Tan sólo llorando, esperando a su dueña.
Pero no volvió.
Los miro, de golpe desvían la mirada hacia la izquierda y Zeus empieza a gruñir. Hera se le une.
Zeus es mío.
Lo cuidé yo, lo adopté yo, y lo adiestré yo. Y aunque mi padres y hermano sean de la familia. Yo lo enseñé que siempre que yo estuviera sola y se acercara alguien gruñera hasta que yo le diera la orden.
Levanto la vista y veo a mi madre.
Le doy una palmadita en el costado a Zeus y se calla. Hera lo sigue y mi madre se acerca más cuando ve que dejan de gruñir.
Se sienta al lado y Hera le da lamidas en las piernas.
Ella la acaricia.
-¿Podemos hablar? -Me pregunta ella.
-No hay nada de qué hablar, mamá. -Le digo, no sé de qué quieren hablar.
Veo como traga grueso.
-Clara, por favor. -Me pide ella. Yo frunzo el ceño. Me voy a levantar tranquilamente pero ella me coge del brazo devolviéndome a mi sitio.
El perro le gruñe y le doy otra palmada para que se calle.
YOU ARE READING
Destrúyeme [En Proceso]
RomanceDos jóvenes. Una chica, un chico. Clara es peculiar. Para la gente, loca, prepotente, para sus amigos, débil, dañada y valiente. Él es inteligente y extrovertido. Para la gente, mujeriego, sin estabilidad. Para sus amigos, divertido, intenso y va...