21. No eres débil.

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Aaron.

-Ajá, celosa. -Le digo a ella. Sabía cuál era su táctica, me la sabía desde hacía mucho, pero mucho tiempo.

-No mereces la pena. -Vi cómo se levantó de la mano de su mejor amiga dejándome allí sentado, una sonrisa surgió de mis labios y le di un sorbo al café antes de irme. No sin coger los otros dos, que estaban intactos.

Con uno en cada mano me dirigí hacia la puerta, pero en ese momento mi cabeza cambió el chip. Vi a dos chicas uno o dos años más jóvenes que yo y me dirigí a su mesa. No tardé en llegar.

Llegué a leer los labios de la chica que me vio llegar cerca de la mesa, decían algo como de: Viene un tío bueno, gírate lentamente, disimula.

Lo de tío bueno lo he deducido yo, aunque no hace falta irse a estudiar a otra parte del mundo para deducir que estoy buenísimo, porque las cosas como son, soy un tío muy folláble.

La chica que me daba la espalda se dio la vuelta, cabe decir que nada disimulada, pero yo me hice el loco hasta llegar cerca de ella y posarme a sus espaldas.

-Bonita, te ha dicho disimuladamente. -Noté como se erizó cuando se lo dije al oído, no se giró. Me apoyé en la mesa tras pasar unos segundos cerca de esa delgada chica. -Tomar.

Dejé los cafés en la mesa, unos delante de la otra, no dije nada más. Me levanté no sin provocar a la chica que anteriormente me había mirado mal, la amiga. Le giñé un ojo y ella los puso en blanco, me di la vuelta y me fui de la cafetería. Cuando estuve a nada de llegar a la puerta alguien me tocó el hombro.

-Ey. -Se me acerca la chica de anteriormente, es castaña y de piel blanquita. -¿No me vas a dar tu número o algo?

-Perdona nena, pero yo ya estoy cogido. -Ella resopló y frunció el ceño.

-¿Por esa rubia perra que acaba de salir por la puerta?

-Cierra la boca, que calladita estas más bonita. -Le digo hasta los huevos de que se metan con mi rubia. -Y sí, es esa rubia perra que acaba de salir por la cafetería. ¿Algún problema? ¿Quieres un trío? Porque no somos la mejor opción. Te follaría como nadie, pero de ese placer ya goza ella.

-¿Perdón? -No le dejé decir nada más, abrí la puerta y salí de allí con afán.

Me giré hacia los dos lados intentando encontrarme a Clara para hablar con ella, pero no la vi por ninguna parte. Mi móvil empezó a vibrar y lo saqué para ver quién era. En la pantalla salía el nombre de Jake, y me pareció extraño, él no solía llamarme, la última vez que lo vi fue cuando Clara se asustó al verlo en la fiesta de antifaces.

Lo cogí después de que sonara un rato.

Ey! -Me dijo con entusiasmo, no lo entendía, pero igualmente le seguí el rollo. -¿Que tal bro?

-De puta madre.

-Te vienés esta noche. -Me dijo él, una de las discotecas más famosas de aquí le pertenecía a él, hacía mucho que no me pasaba por allí.

-¿Hora?

-De una. -Se rió. -Pásate sobre las 00:30. Tráete a la tía que la última vez que te vi te estabas follando, si quieres. Dile que se traiga a una amiga.

-¿Quién va? -Empecé a andar por el campus, me encendí un cigarro.

-No conoces a mucha gente, pero buen rollo con todos, a lo mejor acabamos haciendo una carrera. -Eso me gustó.

-Supongo que me pasaré. -Nos despedimos y colgamos al teléfono.

Yo seguí andando con el cigarrillo en la mano, giré por una calle y así tirarlo, pero me sorprendió lo que vi. Si te digo a una Layla y a un Matt demasiado cerca, ¿cómo te quedas?

Destrúyeme [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora