Muñeca extraña

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Gertrudis se pasó toda la tarde probandose vestidos, todos le quedaban bien, aunque en realidad ella prefería los shorts y una camiseta sencilla, era muy diferente a las otras niñas, se confundía con los niños porque se comportaba como ellos, y sólo podías saber que era una niña por su larga cabellera que siempre usaba con una coleta, Gertrudis no era femenina y mucho menos fanática de las muñecas, pero si Kelly le había pedido este favor ella lo iba a cumplir, aunque pensándolo bien, ¿Porque si era su mayor tesoro... No se la llevó? ...

Ya el alba se estaba acercando, ya era hora de regresar a casa, después de haber jugado un rato afuera, el alba era la señal de que se acercaba el toque de queda, regresó a casa y cenó, luego se fue a dormir. Su cuarto era un desastre, había ropa tirada por todas partes, hizo la ropa a un lado y tiró las cosas en un rincón, incluyendo a la muñeca quién cayó boca arriba entre la ropa y cachivaches de Gertrudis.

Esa sensación de ir al baño despertó a Gertrudis, se levantó y la luz de la luna llena era su guía, caminó hasta el baño y regresó al cuarto, llevaba los ojos entreabiertos pero los abrió tanto como pudo al ver a la muñeca sentada en su cama, la piel se le puso de gallina y corrió al cuarto de su madre.

-¡Mamá! ¡La muñeca!

-¿Que sucede? Pregunto Ruth apenas tratando de despertar.

-La muñeca de Kelly, esta sentada en mi cama, ven rápido, levantate.

-De acuerdo, ¿Pero no la pusiste tú?

-¿Acaso crees que si yo la hubiera puesto ahí, estaría despertandote?

-Es verdad, vamos entonces.

Entraron a la habitación y la muñeca estaba tirada de nuevo junto con la ropa, Gertrudis se sorprendió y no entendía que estaba pasando.

-Yo no veo ninguna muñeca en la cama.

-Que extraño, quizás fue por el sueño.

-Si, seguro, bueno iré a dormir mañana debo ir a trabajar.

-Buenas noches mamá.

-Buenas noches.

Gertrudis se metió de nuevo a la cama y no dejaba de ver a la muñeca, ahora entendía perfectamente el porque Kelly se había vuelto loca, ahora ella también lo estaba, algo raro había en esa muñeca y la tonta de Kelly por eso se la había dado, se levantó furiosa y agarró a la muñeca, la metió en el armario y siguió durmiendo plácidamente.

La noche del día siguiente, Gertrudis se durmió muy rápido, siempre estaba agotada por haber jugado todo el día, se quitó sus zapatos y se arrojó a la cama sin pensar en nada más que dormir.

La noche transcurre con normalidad, el canto de los grillos y alguno que otro perro se escucha ladrar a lo lejos, nada perturba el sueño de Gertrudis excepto por el ruido de golpes que provienen de armario, se despierta lentamente y cree que ese sonido proviene de sus sueños, pero el golpeteo se hace más fuerte y se da cuenta que de verdad eso esta pasando, asustada se dirigió a encender la luz y el golpe se calmó, se acercó sigilosamente al armario y creyó que a lo mejor era alguna rata, apagó la luz y se durmió tranquilamente.

Así pasó todas las noches, aquellos golpes eran fuertes y hacían sonar la madera vieja del armario, cada vez que Gertrudis se levantaba a encender la luz, los ruidos se silenciaban, se comenzó a molestar con esa situación, ella no creía en fantasmas y era imposible que se tratara de la muñeca queriendo abrir la puerta... ¿O sí?

Una noche de oscuridad total, Gertrudis se despierta de golpe al escuchar aquella voz que había dicho, "Mamá" aterrada corrió a encender la luz y se decidió por fin, abrir el armario, apenas abrió la puerta, la muñeca le cayó encima como si ya estuviera esperando a que le abriera, además de algunas cajas y cosas que le cayeron encima, el sonido junto con los gritos de Gertrudis, hicieron que Ruth y Eva se despertaran para ver que sucedía.

¡Maldita Muñeca! #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora