Muñeca perdida...

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Y así es como Gertrudis decidió marcharse lejos con su pequeña pesadilla, su mejor y más grande amiga Poly, se mudó a un viejo edificio de huéspedes, era muy decente y precario pero era lo mejor que podía pagar, su objetivo era alejar a Poly de su hermano y del resto del mundo, no quería a nadie más viviendo este tormento, Poly y ella serían inseparables, Poly tenía el control...

Ruth se nego a permitir que su hija se fuera a vivir sola a quien sabe a donde, pero luego de pensar bien las cosas no tuvo más remedio que aceptarlo, por una parte Gertrudis ya estaba muy grande para vivir con sus padres y segunda pues, Ruth le tenía miedo a la muñeca y Gertrudis nunca iba a dejarla, no entendía su lazo emocional con la muñeca.

Gertrudis no tenía mucho, sólo su cama, el armario que ya incluía la habitación y un pequeño mueble con espejo, era todo lo que tenía, nisiquiera una cocina, una sala, un baño... ¡Nada!

Normalmente todos los huéspedes comían juntos, la señora Clarence la dueña del edificio, era la que cocinaba, la cena se servía a las 8 y lo bueno era que la señora Clarence cocinaba delicioso.

Habían tres baños en el edificio, normalmente siempre era un problema a la hora de usarlo, casi todos los huéspedes eran personas que trabajaban por la mañana al igual que ella. Los huéspedes eran ya personas bien adultas, sólo había una chica igual de joven que Gertrudis, ambas se simpatizaron, era agradable.

Gertrudis comenzó a sentirse desesperada, ahogada entre las 4 paredes de su pequeña habitación, destinada a tener cerca a Poly quien cada noche la despertaba para jugar o para que la abrazara al dormir.

Gertrudis fue hundiéndose en un pozo sin salida, se fue haciendo cada vez más amargada, fría, aislada del mundo entero, su único salvamento era su pequeño trabajo en la pastelería, de ahí no tenía nada.

Poly fue convirtiéndose de nuevo en su única amiga, placticaban y Poly le inyectaba el veneno mortal de siempre...

-Sólo me tienes a mi, seremos grandes amigas, el mundo no te quiere, sólo yo.

Ella empezó a creer que era cierto...

La señora Clarence tenía una pequeña nieta quién la visitaba casi todos los días, se iba a jugar al pequeño jardín de flores que tanto le gustaban, además jugaba con los conejos y las tortugas que tenían ahí. La pequeña Penny jugaba felizmente, subía los escalones y jugaba por todo el edificio, una voz extraña le hizo centrar su atención a una de las habitaciones, la puerta se abrió como dándole la bienvenida y entró guiada por una curiosidad muy grande, al entrar vio a la muñeca más hermosa que había visto, estaba sentada en la cama y ella la agarró, corrió antes de que alguien la viera y se la llevó a su casa, que quedaba apenas a una cuadra, corrió hasta su habitación y jugo con la muñeca prácticamente todo el día, planeaba devolverla pero por ahora sólo quería jugar...

Gertrudis llegó cansada y sin entusiasmo, subió los escalones hasta llegar al tercer piso, agarró sus llaves y al acercarlas al picaporte notó que ya estaba la puerta abierta, asustada la abrió de una patada y vio que la muñeca ya no estaba, la buscó por toda la habitación y no estaba, la buscó por todo el edificio y tampoco la encontró.

-Señora Clarence, ¿No ha visto usted a una muñeca por aquí?

-¿Muñeca? Ummm no, no la he visto.

-Gracias... dijo Gertrudis y se fue preocupada.

No durmió tranquilamente, ¿Dónde esta Poly? ¿Quién la tiene? Sus miedos crecían a medida que la noche exprimia su máxima oscuridad...

A la mañana siguiente siguió buscando pero no la encontró, se tuvo que ir a trabajar y tenía mucho miedo, habían niños viviendo cerca del edificio, ojalá que ninguno fuera a encontrarla, pero ¿y si Poly fue a buscar a Kelly? Quizás no, nunca lo había intentado, ¿Entonces dónde esta?

Mientras preparaba la harina y metía el pastel al horno, la campana sonó, alguien había entrado a la tienda, se quitó su delantal y fue a atender al cliente, el tipo estaba de espalda, llevaba una chaqueta de cuero café y observaba los pasteles que tenían en la vitrina, se dio la vuelta cuando Gertrudis preguntó:

-¿Le puedo ayudar en algo?

Ambos se miraron y no lo podía creer, era Mike el chico que conoció en la Universidad, se sintió avergonzada de que la viera trabajando aquí, cubierta de harina y toda desaliñada.

-Gertrudis que sorpresa ¿Trabajas aquí?

-Hola Mike, si yo... Aquí trabajo.

-Ah bueno, pensé que algún día ibas a regresar a la Universidad...

-No, nunca pude... y dime ¿Tú aún vas cierto?

-¡Si claro! Ya casi termino, me falta un año.

-Que alegría y dime ¿Se te ofrece algo?

-Si, busco un pastel para mi mamá, es su cumpleaños.

-Buscas un pastel de frutas o de chocolate ¿Tal vez?

-Que sea de chocolate, es su favorito.

-Este es el que buscas, lo hice esta mañana.

-¿Tú lo hiciste?

-Si ¿Porqué?

-Se ve fabuloso, tal vez lo tuyo siempre fue la repostería, dijo Mike sonriendo y Gertrudis se rió también al pensar que tal vez si era cierto.

Envolvió el pastel y Mike se quedó a platicar un momento con ella, por ese pequeño y breve momento Gertrudis se olvidó de la muñeca perdida y sonrió por dentro como nunca lo había hecho en mucho tiempo.

-Bueno fue un gusto verte, debo irme, pero si quieres podemos salir algún día si no estás muy ocupada.

-Lo mismo digo, dijo Gertrudis sonriente.

-Hasta pronto.

-Cuidate, nos vemos.

La campana sonó de nuevo y Mike se fue, ahora de nuevo a la triste realidad.

Eran las 5 y regresaba de nuevo a su cuartucho, que pena vivir así ¿Que pensaría Mike si la viera así? En esta vida tan deplorable y mediocre, resignada a vivir con una maldita muñeca, que por cierto no había encontrado aún...

Se cambió de ropa, se recosto un rato en la cama y se levantó para ir de nuevo a buscar a la muñeca, esta vez tocó de puerta en puerta para ver si alguien había encontrado o tomado a la muñeca, nadie sabía y era ridículo pensarlo, en ese edificio no vivía ningún niño.

Derrotada una vez más se fue de nuevo a descansar un rato y luego bajo a cenar, se fue a dormir y simplemente no quiso pensar en nada más.

Penny disfrutaba jugando con su nueva mejor amiga hasta el final...

Nota.

Hola a todos. Perdonen mucho que no había actualizado, estoy en un periodo de pereza mental, pero trataré de estar escribiendo, aunque empezaré a trabajar pronto y será más difícil poder escribir, pero no los voy a olvidar, esto aún no acaba.

Mil gracias por leer mi historia como siempre :D

¡Maldita Muñeca! #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora