La boda

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Gertrudis estaba nerviosa, hoy iba a conocer a la familia de Mike, ellos eran una familia adinerada y ella una simple campesina, ¿Cómo la iban a ver? ¿Estarían de acuerdo con la boda? En esos tiempos aquello de que las clases sociales no se juntan era casi una ley, estaba con dudas y miedos, aunque Mike le había comprado ese vestido tan hermoso debajo de el, había una chica tosca, sucia, arrabalera y para nada a la altura de su hijo.

-¿Estás lista? Preguntó Mike, quién se veía guapísimo con su saco y corbatin.

-Claro, dijo Gertrudis dejando impactado a Mike con ese vestido color vino que le había comprado.

-¿Que sucede?

-Te ves hermosa.

-Gracias, dijo Gertrudis poniéndose roja.

Era una enorme diferencia de cuando habían ido a su casa, no se habían arreglado tanto, ahora parecía ser importante, Mike le había dicho a su familia que iba a presentarles a su novia y luego les daría la sorpresa.

Llegaron a una lujosa propiedad a las afueras de Glasgow, era una casa enorme que Gertrudis nisiquiera logró contar las ventanas, era una enorme diferencia de su pequeña y humilde casa, Gertrudis sintió una eternidad llegar hasta la entrada principal, ahí los recibió un tipo alto y calvo bien arreglado, era el mayordomo, Gertrudis nisiquiera tenía una sirvienta, esto de verdad no era lo suyo.

-¡Mike! Gritó una mujer bastante arreglada con un espectacular traje dorado y sombrero con plumas, abrazó a Mike y le dejó marcas de besos de su labial rojo, la mujer a pesar de su edad era bastante atractiva y se parecía mucho a Mike.

-Mamá, ella es Gertrudis, mi novia, Gertrudis ella es Elena, mi madre.

-Mucho gusto pero que hermosa eres, pasen los demás esperan.

-Mucho gusto señora, dijo Gertrudis y Elena la llevaba de su brazo, la casa era tan lujosa que Gertrudis apenas si podía hablar observando todo.

Entraron a un salón muy grande con una mesa enorme, ahí estaban reunidas tantas personas y los nervios de Gertrudis se hicieron más presentes que nunca.

-Familia, ella es Gertrudis, la novia de Mike.

-Hola, dijeron todos, unos con alegría y otros indiferentes.

Le presentaron a toda la familia y algunos amigos, Gertrudis estaba tan nerviosa que no podía ni hablar, pero a medida que fue tomando más confianza empezó hasta reír, quedaron encantados con la hermosa personalidad de Gertrudis, quién ya había cambiado drásticamente desde que Poly no estaba más...

-Bueno ya que todos estamos reunidos, quiero anunciarles que el motivo de esta reunión es para decirles que Gertrudis y yo vamos a casarnos.

Todos quedaron en shock y luego se alegraron y festejaron, principalmente la ruidosa Elena quién sacó la mejor champaña que tenía.

-¿Cuando se casan? Preguntó Víctor el padre de Mike.

-En un mes.

-Es muy pronto y preparar una boda requiere mucho más tiempo y...

-Ya sé papá, pero yo quiero casarme pronto.

-No te preocupes hijo, déjame a mi todo y tendrás la mejor boda que se haya celebrado en toda la región.

-Que no sea algo tan exagerado mamá.

-¡Tonterías! Es mi hijo el que se casa, no la sirvienta, no vamos a andar con sencilleces.

Gertrudis se sintió un poco mal, su boda sería un evento por todo lo alto y ella en realidad parecía más ser la sirvienta que una novia de clase para un evento así.

Terminó la reunión y se fueron, Gertrudis iba algo callada en el camino.

-No te preocupes, mi mamá es exagerada, yo quiero una boda sencilla pero ella hará algo espectacular, la conozco, no quiero que te sientas menos que yo, ¡Entiendes!

-Si...

-De verdad Gertrudis, tú me gustas por quién eres no por lo que tienes.

-Eres maravilloso Mike, no cabe duda.

-Y tú lo eres más, por suerte la muñeca desapareció de nuestras vidas para siempre, hace ya un mes que no volví a escuchar nada extraño, pero aún tengo pesadillas.

-Lo sé, yo también, aveces escucho su voz.

-Mientras siga en la casa supongo que así será.

-Pero no me voy a deshacer de ella.

-Ojalá lo hagas un día...

-Ojalá...

Llegó el esperado día de la boda, Ruth le había bordado un hermoso y sencillo vestido a Gertrudis, Elena le había comprado un lujoso vestido bordado con diamantes, obviamente eligió el vestido de su madre aunque tampoco quería ofender a Elena, está entendió perfectamente pero sin duda no quería que la novia se viera sencilla en tan prestigiosa ceremonia. Mike por su parte también vistió un elegante pero sencillo traje, le hablo a su madre acerca de la clase social de Gertrudis, Elena lo entendió perfectamente pero no su padre y demás familiares que veían de menos a la humilde familia de Gertrudis quienes se habían puesto sus mejores trajes que para la familia de Mike, eran trapos viejos.

Gertrudis había invitado a toda su familia y Ruth se había encargado de invitar a más amigos de Ohio, Gertrudis se sintió casi en casa y estaba emocionada, no iba a dejar que nada se interponiera en su felicidad.

La boda había sido en el patio, habían puesto flores y un hermoso altar de madera, Gertrudis camino al altar con su ramo de tulipanes rosa y su vestido sencillo pero que la hacía ver hermosa, y así prosiguió la boda y Mike sonreía como nunca, finalmente dijeron ambos la palabra acepto y quedaron oficialmente casados.

La fiesta estuvo hermosa y muy lujosa, habían tantas personas que Mike se sentía incómodo, pero al final lo que importaba era que estaba por fin casado con su Trudy, lo demás salía sobrando.

Las mesas redondas en el patio y con manteles de seda, adornaban toda la propiedad, la familia de Gertrudis estaba un poco incómoda de tanto lujo pero estaban felices por Gertrudis, y no faltó el que dijo que ahora Gertrudis iba a ser una ricachona.

Mientras bailaban al compás de una hermosa melodía, Gertrudis sonreía y veía la hermosa puesta de sol, las lámparas que habían puesto empezaron a iluminarse, centró su atención a una colina que se veía a lo lejos en donde el sol se estaba poniendo, entonces logró distinguir una figura conocida... El macho cabrio, quién estaba parado observandola y sus cuernos reflejaban la maldad pura, el corazón de Gertrudis se agitó y ella dejó de bailar.

-¿Que sucede? Preguntó Mike confundido.

-Yo... Estoy cansada.

-Bueno, hay que sentarse un rato.

-Si.

Se sentaron y Gertrudis miró de nuevo hacía la colina, aquella figura ya no estaba, decidió no decirle a Mike para no arruinar la boda, pero algo le decía que aquél mal iba a perseguirla siempre...

Nota.

Amo a Mike... :D

¡Maldita Muñeca! #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora