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Iker.

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Reviso el móvil, en la mensajería. Por fin consigo la respuesta de Valentina, esa en la que al menos tengo seguro que vio mi mensaje con las recomendaciones en mi ausencia, que es muy probable las ignore, pero he de tener mucha confianza en que las cumpla. Una de ellas, no dar molestias innecesarias. Casi sale mi vuelo, y recordando, la hora coincide con el segundo receso corto de Rose, la tentación de marcarle se me termina cuando recibo su llamada.

—Menos mal sigues todavía en Madrid —le escucho decir. —Pensé que ya no me responderías.

—Justo a tiempo, Rose. Tendré unos minutos más antes de que anuncien que podemos subir al avión, ¿Qué tal las clases?

—Te juro, que muero por llegar a casa. No quiero estar aquí, hay mucha vibra de la mala —sonrío. Rose es como un niño al que le obligan a ir por primera vez al kinder. Entiendo su posición, y su queja inclusive. —Espera...

Escucho una voz de fondo, y solo reconozco que es de hombre, hablan de un trabajo y de hacerlo. Por el tono de ella, se está empezando a molestar. Y fastidiado me pongo yo al prestar atención a lo que se convierte en una discusión. El tal Enzo... Me da un impulso muy fuerte por dejar lo del viaje e ir a partirle la cara, más porque no sé qué tiene que estar tocando un tema tan delicado y que sé para ella es demasiado fuerte. Cuando todo acaba, yo trato de brindarle algunas palabras que le ayuden a calmarse, se quiere ir a su casa, y considero que sus padres entenderán eso. Le recuerdo que le quiero, y ella también me lo hace saber.

No me siento del todo tranquilo con esto, pero el llamado de la aerolínea se hace presente. Sí este viaje no fuese tan importante, lo dejaría todo, pero no puedo dejarme llevar por los impulsos, también debo de ser resposable con las cosas de mi hermana, sobre todo porque tengo la reunión con la directora del centro en hora justa de mi llegada a Barcelona. Serán dos días o menos...

***

Estoy con las completas en plena entrada del centro, cuando ya no se ve ni pista de alumnos, y me dirijo a dirección. En realidad, este encuentro es solo para hacerle saber que Valentina no continuará en el centro y requiero el traslado. Mientras conversamos, me expone el caso, y las dificultades en que se encuentran sus calificaciones, entre faltas a clases y sus notas que son un desastre. Es el colmo, mi hermana no será una lumbrera del estudio, pero en las letras es muy bueno, y es la de menor rendimiento. Es que me quiero dar contra la pared, vaya con su responsable que nunca acudió a juntas ni citatorios. Solicito el papeleo para esta misma tarde, y expongo mi viaje a otra ciudad, solo para ayudarme. Ella accede, respiro.

—Agradezco de sobre manera su colaboración.  —Musito cuando dejo la silla. —Me urge regresar cuanto antes a Madrid.

—No suelo hacer estas cosas, pero hago esta excepción porque es la primera vez en que veo a alguien respondiendo por esta alumna. —Con los padres que se cargar, pienso. —El comité de maestros planteó la expulsión por incumplimiento, y me negué. Ahora que sé le llevarán a otro lugar, no dudó en cooperar, es por su bien.

Al dejar la escuela, me comunico con mi madre, la que no me atiende el móvil. Dubito entre dirigirme a su trabajo o a la casa, para la hora que es, elijo la casa. No soporto su ambiente de trabajo, y menos a sus compañeros de trabajo, bueno, en tal caso de que le hayan dejado volver. En un golpe de suerte, igual la encuentro en casa.

Giro mi llave en la cerradura, no recuerdo si vine la última Navidad o solo llegué para año nuevo. Solo entrar, y es notar que todo está hecho un desastre, parece no importarle a nadie la colocación de todo en su sitio.

“Para mal de las desgracias”.

Bruno es el primero en cruzarse en mi camino, y estoy dispuesto a ignorar su presencia, no estoy aquí en plan de golpearlo, pero con lo que le traigo guardado, no me contendría. Me limito a caminar en dirección contraria, soy un hombre tolerante.

TAN CERCA DE MI©Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum