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¡Buenas! Espero que les guste el capítulo, tiene de todo.

Gracias por la espera.
Ya estamos de regreso con esta gente loca. 💕
¡Los amo!

Iker.
26.

Rose mantiene una sonrisa en su rostro, esa misma con la que poco a poco me conquistó. Aunque con los precedentes que nos identifican, no sé quién hizo más para conquistar a quien o simplemente es algo que nació porque así debía ser, finalmente, el destino es caprichoso y solamente él decide por donde vamos.

—Ven aquí —murmuro estrechándole entre mis brazos cuando estamos dentro de la habitación. —Eres muy hermosa, Rose.

—Y tú, tú eres maravilloso. —Responde dejando un beso en mi barbilla. —Agradezco otra vez, que hayas tenido la idea de venir aquí.

—Lo que sea, por estar un momento a solas, preciosa. —Musito con los labios rosando su oreja.

Dejo un corto camino de besos hasta llegar a sus labios, aprisionado los suyos con los míos. Los brazos de Rose me rodean, y sus manos se deslizan por mi espalda. Me alejo de sus labios cuando la respiración es necesario, un beso nos ha agitado demasiado. Me dedico a observar sus ojos, y deleitarme con sus facciones, tremendo gilipollas más que afortunado he de ser.

—Iker, te amo.

—Y yo a ti,  incluso antes de saberlo yo mismo.

Uno sus labios a los míos, y le besó con pasión, disfrutando de cada segundo en que nuestros labios se encuentran unidos. El ambiente en la habitación es inmejorable, hace que este momento sea el preciso para nosotros. Deslizo mis labios por su mejilla, llegan a su barbilla, dejando tantos besos como es posible. Continúo mi camino, y termino en el cuenco de su cuello. Siento mis vellos herizarse, y una sensación de placer recorriendo mi espalda, cuando sus sus manos las que le recorren.

Me sorprende cuando sus manos viajan a mi pecho, Deslizo su camisa hacia atrás, ayudándole a sacarle por los brazos, con su enigmático orden, prefiere dejarle sobre la cama. Entonces, dejo un beso en su hombro. Sus manos se deshacen esta vez de mi camiseta, y besa mi pecho. Dirijo mis labios a los suyos para besarle con dulzura, disfrutando del sabor de sus labios, aún saben a vino.

—Esta noche —musita entre jadeos—, quiero ser tuya, total y plenamente tuya en todos los sentidos.

—Yo soy de ti, y tú de mí —susurro en su oído suavemente. —Contigo, tan cerca de mí, todo es perfecto.

Me encargo de retirar mi cinto, y dejar caer el pantalón al suelo. Rose sonríe, y a mí me fascina, amo demasiado su manera de sonreír, pero está, definitivamente es mi favorita. Libidinosa y traviesa a su vez. Le pego a mi pecho, retirando el broche de su sostén, para dejarlo en algún sitio de la habitación, lo que va a reprobar, pero no es el momento. Giro con nuestros cuerpo unidos, y lentamente le coloco sobre la cama, sobre ella, vuelvo a ser dueño de sus labios. Con sus manos sobre mi cuerpo, pierdo el control, el solo tacto y saber que es con ella que estoy aquí y ahora, me es suficiente.

Suavemente, ocupo mis labios para repartir un camino de besos por su cuerpo desnudo. Le miro desde mi posición, pidiendo permiso para retirar sus bragas. Me tomo unos segundos para vivir el momento, de un ser afortunado de tener en su vida a tan esplendorosa mujer. Tomo sus caderas, para introducirme muy despacio, consiguiendo la sensación de satisfacción, de placer. Con sus piernas rodeando mis caderas, me muevo lentamente. Inclinándome hacia a ella, llevo mis labios a los suyos, aprovechando la luz tenue de la lámpara de la mesa, tiene unos ojos preciosos, que lucen brillantes, y más hermosos que nunca antes.

—Te amo —músito en medio del beso. —Te amo, Rose.

—Te amo, Iker. —Responde.

Sus manos deslizándose por mi espalda, el roce de sus uñas por mi piel, el roce de nuestra piel. Siento el sudor recorrer mi cuerpo, tal como lo hace la pasión misma con que puedo hacerle el amor

TAN CERCA DE MI©Where stories live. Discover now