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Rose y más de Rose

Es sábado.
Estoy inquieta.
Llena de intriga.

Camino otra vez hacia la ventana. Ray está jugando en el jardín, es increíble lo que no para de ir de un lado al otro, sonrío al verlo sonreír, mi hermano es una ternura.

— ¿Y qué vas a hacer? —me giro hacia Jenell. Está tirada en mi cama como si fuese de ella.

—No tengo ni la menor idea, le he comentado a mi madre que está noche saldría con Iker, y todo estaba bien. Luego papá que quiere que le acompañemos a su evento, no lo vi venir.

—Supongo que Iker irá con ustedes, igual y tienen su salida en el jardín del hotel —dice burlesca.

—No es gracioso, Jenell. Ya ni sé para qué te dije todo, si eres más enfado que solución.

—Porque soy tu prima favorita, me adoras y tengo la solución a tus problemas. —Enarco una ceja. —Un dolor de estómago, finges que te mueres y listo.

—Para ser tan lista, a veces y solo a veces, Jenell, pareciera que el coco no te funciona a como debería. ¿Piensas que un dolor de estómago es la excusa perfecta a mi edad? —me mofo. —No pienses tanto mujer, no vaya a ser y te combustionas.

—Es una buena idea, pero tú no la tomas, ¿A caso pensaste en algo mejor? —niego con la cabeza. —Entonces solo le dices al tío Paul que pasas de acompañarles esta noche, por un día que no aparezcas en la foto del periódico.

—Es importante para papá, no voy a dejar de estar a su lado cuando sé que para él tenernos cerca en sus triunfos le pone feliz. —Me tiro a la cama para estar a su lado. —Hablaré con Iker para que salgamos otro día.

Ella encoge los hombros y se estira cuán larga es para tomar el mando de la televisión de la mesita de noche para encenderla. No le pongo atención al programa que ha puesto. Estaba emocionada por mi salida con Iker, me hacía ilusión como nada. Después de días malos, saber que tiene sentimientos por mi a como los tengo por él, me ha reconfortado. Hay instantes en los que pienso en la posibilidad de que solo lo haga por pena hacia mi, pero mi corazón late tan fuerte que no me permite dejar de creer en sus palabras.

Suelto un suspiro, yo estoy enamorada.

Cuando no puedo más con la jodida serie que Jenell ha puesto, salgo de mi habitación. Increíble pero cierto, huyo de mi propio sitio. En el camino me encuentro con Manuel, mi madre le ha llevado de compras para ir por los trajes que usarán ellos, ventaja de que mis vestidos lleguen a casa con solo llamar a la tienda de la amiga de alguien que conoce a papá. Me expresa el fastidio que le da cuando el tráfico se pone intenso, le doy un abrazo, yo sé que su jodido problema es tener que hablar con nuestros padres.

—Manuel —le llamo. —Sabes que te quiero, ¿Verdad?

—Lo sé. Y tú, ¿Sabes que yo te quiero?

—Lo llevo claro.

Sigo mi andar, no puedo creer que ese muchacho ya sea todo un hombre. Me hace pensar en la ilusión que me hizo saber que tendría un hermanito. Verlo ahora, me llena de melancolía, soy una hermana mayor muy dramática.

Sonrío al bajar las escaleras, cuando Faith corre hacia mi y me abraza como si no me ha visto en años. La lleno de besos por todos lados, ella sonríe porque me da cosquillas. Me pide que le baje para que me pueda enseñar lo que me ha traído mamá. Un juego de cocina más, si está niña no se hace chef cuando sea grande, no sé qué puede hacer. Ella tiene recetas que solo su mente sabe que es, y que si fuese reales, me mandan al hospital. Me envía a tomar un poco de té. Juego con ella unos minutos, hasta que me abandona para ir con Iker, que aparece por la puerta de la entrada.

TAN CERCA DE MI©Where stories live. Discover now