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Inseguras como nunca del capítulo, pero aquí está. Espero que les guste, y si no, me dicen ♥️

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Mamá grita el apellido del tío Luke para invitarle a la mesa. En ocasiones suele comer con nosotros, sobre todo si le toca trabajar en domingo, que normalmente lo toma para estar con su familia. Pregunto por Iker —digo, podríamos invitar a los dos— y papá me responde que no está en la casa, porque pidió permiso para ausentarse y poder arreglar unos asuntos personales.

Durante la comida le doy vueltas al asunto de Iker, pese a todo no puedo dejar de preocuparme. Valentina, su mamá o problemas con el hermano insoportable. Tal vez sea algo de él. ¿Qué hago yo pensando en algo suyo? No lo sé, puede que sea simple empatía, o mis jodidos sentimientos que no entienden.

Miró a mi madre, que no me ha quitado la vista de encima, tiene esa mirada de "yo lo sé todo, confiésate". En punto es: ¿Qué sabe?

Soy la primera en terminarme la sopa, papá insiste  en que es su día para cooperar en la casa, y que yo hice suficiente con preparar la comida, por lo tanto, los trastos quedan en la mesa. Me encierro en mi habitación, y pongo un poco de música. El móvil llama mi atención, mi lado sensato pide que deje las cosas de una vez, pero el otro puntea mi hombro con insistencia para que le marque a su móvil y verifique que está bien. No, dejo el aparato sobre la cama. Me asomo por la ventana, tiene una buena vista al jardín. Miro a la nada, pero pensando en todo.

Las palabras de Iker me calaron en lo más profundo. Yo estaba ilusionada, y al final solo hay sido eso, una vana ilusión. ¡Por favor, Rose! Debí haberlo imaginado, Iker tiene experiencias en su vida, que yo ni siquiera sabría cómo sobrevivir a ello. Sus años son más que los míos. Solo el tiempo puede  ayudarme a olvidar algo que no va a suceder.

Doy un brinco del susto al escuchar que llaman a mi puerta. Apuesto lo que sea a que es la mujer que me dió la vida. Camino para abrirle, trae dos tazas en sus manos, es la hora del té de madre e hija. Cojo la mía y la dejo pasar, ella sabe lo que sigue y toma asiento en el sillón.

— ¿Algo que quieras platicar conmigo, cariño? —Niego con la cabeza, frunce los labios y hace una mueca, no me cree. —A mi no me engañas, Rose. Soy tu madre, y te conozco. Algo ronda en tu cabeza. Sabe de sobra que puedes confiar en mí siempre. Ven aquí —palmea el espacio que queda, y yo bien obediente me siento a su lado. — ¿No confías en mí?

—Mamá, no lleves está conversación por ese camino, por favor, que no va.

—Es el único que tengo, porque me frustra tener esta sensación de que algo está mal contigo, y no poder ayudarte. Rose, tú siempre sonríes, sin importar que tan malo sea el día. ¿Tienes algún problema?

—No, es solo que estoy sin ánimos para nada, pero ya luego se me pasa. Una siesta reparadora, y me tendrás con mejor disposición.

—Vale, haré como que te creo. —Agarra mi mano. —Cuando quieras hablar, yo estaré para escucharte.

Me quedo sola otras vez. No quiero comentarle nada, porque siento que es algo ridículo. Prefiero quedarmelo para mí, lo que se podría considerar como mi primera decepción amorosa.

Hora de un poco de lectura, nada como un buen libro para pasar un rato agradable. Ojeo en mi librero, tengo muchas opciones, pero antes de elegir un nuevo libro y dejarlo a medias, tomo uno de los que llevo avanzados, y que por falta de organización en mis horarios no he podido terminar. Busco mi colcha para acomodarme en el sillón que está justo a la ventana. Llovizna, y es la mejor compañía que puede haber en el mundo.

La notificación del móvil me saca de mi mundo. Lo reviso, me ha llegado un mensaje de Enzo, es una invitación para salir con sus amigos esta noche. Laetitia irá, y no me sorprende para nada, porque ella es muy de estas cosas. Puede que consiga el permiso, le doy a responder, escribo un "acepto" y pido los datos del lugar, más la hora en que debo estar ahí. Sonrío cuando se ofrece a venir, pero no quiero que lo haga, tal vez el tío Luke pueda llevarme. Aunque me falta pedir el permiso. Un segundo mensaje llega, es a las ocho que tengo una cita. Los golpecitos en la puerta regresan, doy autorización para que entren, pero no lo hacen. Solo para cerciorarme de que no estoy alusinando, me levanto a abrir. Encontrándome con mi dúo favorito, han venido para ver una película, y no me puedo negarlo al ver sus caritas.

TAN CERCA DE MI©Where stories live. Discover now