-27-

527 67 23
                                    

Rose.
27.

Era muy pequeña cuando mamá perdió a su bebé, y no entendí muy bien lo que sucedió en ese momento, hasta tiempo después que lo logré comprender, poco antes de que naciera Faith, mi madre tenía mucho miedo de no lograr llevar bien el embarazo, en su mente todavía vivía aquél día en que en instantes ya no tenía a su bebé con ella. Tampoco logro recordar que pasó cuando nos secuestraron a Manuel y a mí, lo único que tengo claro de ello es que se sufrió mucho por todos los hechos ocurridos. Cuando Faith nació, tantas cosas cambiaron, Manuel y yo fuimos los más felices de tener una hermanita, y la alegría se completó cuando Ray llegó a nuestras vidas.

Miro a un punto fijo en la pared, me sorprende la capacidad de papá para mantenerse tan fuerte, aunque en su rostro se evidencia un poco la preocupación. Ha llamado a Lucía en la casa para ver por mis hermanos pequeños, si bien ella es de confianza, los niños son los niños y no deja de preferir que no pasen tanto tiempo sin ellos. Unas horas después, Manuel llama para avisar que están en el campamento en Alemania, prefiere no deforme nada para que se quede tranquilo allá. Mi hermano y yo, somos lo mismo, una notícia así y no va a dudar en dejar aquel país para volver.

Iker me ofrece comida un par de veces, e incluso ir a la casa, ir a la cafetería o simplemente caminar por el pasillo, las dos últimas si las acepto, y consigo llevarme algo al estómago. El nudo que tengo por dentro no lo deshace nada, y solo crece cada vez que alguna enfermera o médico pasa por la puerta que lleva al quirófano, pero ninguno es de la sala en que está mamá.

— ¿Quieres que te consiga café o algo de comer? —le pregunto a mi padre, que del mismo sitio no se ha movido desde que se postró ahí.

—No, Rose. Mejor llama a la casa, para ver si los niños ya se durmieron, deben estar muy inquietos porque a esta hora tu madre y yo siempre estamos en casa. —Desliza su mano por mi espalda. —Ayúdame con eso, ¿Sí?

Asiento con la cabeza, afirmando. Me voy a una esquina para hacer la llamada. Como es de suponer, Faith es la que está inquieta todo el rato. Y Ray, es el bebé y puede dormirse sin problema, aunque no tardará nada en volverse a despertar. No soy de mucha ayuda aquí, y aunque quisiera quedarme, mis hermanos pequeños me necesitan allá. Dejo el móvil en mi bolsillo, y camino con dirección a dónde se encuentra papá para informarle que me marcharé a casa para estar con los niños. Cuando la enfermera aparece para avisar que hay complicaciones en una de las salas y que llamen al banco de sangre para encontrar el tipo necesario. ¿Indiscreta? Si, pero quiero suponer que se debe al cansancio que lleva encima. Más atrás llega la ginecóloga de mamá, y se me revuelve algo por dentro cuando menciona que la operación de mamá se ha complicado porque ha perdido sangre.

—La niña ya ha nacido. —Informa. —Está un poco delicada, pero estable. La estamos trasladando a la incubadora para que continúe su proceso de recuperación.

— ¿Y mi esposa? —Hace la pregunta  mi progenitor, se ha tranquilizado un poco, pero está asustado por mamá.

—La señora Zimmerman venía presentando complicaciones en el embarazo, y se lo hice ver en la última cita. —Cita a la que ha asistido sola, y no dijo absolutamente nada. —Lamentablemente la caída ha empeorado todo, por ahora la tendremos en observación dentro de la UCI, y es totalmente necesario hacer la transfusión en el menor tiempo posible.

Iker.
Iker.
Iker.
Es quien coincide con el tipo de sangre de ella, y no duda en ofrecerse para donarle. No me puedo ir, no me puedo mover de aquí.

—Te debo una, y no se va a pagar con nada. —Le murmura papá cuando mi novio regresa.

—No ha sido nada, solo hice lo correcto. Además, soy yo quien debe absolutamente todo a la familia.

TAN CERCA DE MI©Where stories live. Discover now