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Luz en medio de la tormenta.

Rose. 

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Me levanto muy cansada por no haber dormido bien, pero el motivo vale totalmente la pena. Si consigo que Iker confíe en mí, seremos muy buenos amigos, y si no le soy indiferente, la esperanza nunca debe morir. Pero mi alegría se va demasiado pronto, hoy es un día que no quisiera vivir, desearía poderle pasar como a una página en blanco, rápido y sin detenerme. Me estiro en la cama, removiendo el edredón, quisiera dormir un poco más, pero no me lo permito, no tengo tiempo para la pereza. Sin muchas ganas, pero decidida a hacerlo, abandono la cama para meterme al cuarto de baño.

Media hora más tarde, me encuentro en la cocina tomando el desayuno. Mis padres han venido muy temprano para cambiarse de ropa, pero a mi padre le llamaron de la empresa para unas firmas y mamá ha ido a casa de Lorna para ver a mis hermanos, ellos no están acostumbrados a estar lejos de nosotros, y ella siempre les hace falta. Manuel está de regreso en casa, hoy no irá a la casa porque debe preparar su ensayo final para el concurso de oratoria. Se toma con buena actitud que Valentina esté aquí, ya que ella le puede ayudar a practicar. Jenell se marcha para ir a su viaje, sigue con la negativa de hablarle al tío César, su plan de ayer sigue en pie.

Cuando estoy lista para irme a la delegación,  me reúno con los dos chicos en la sala, tienen prohibido siquiera acercar las narices a la puerta, y armar desorden menos.

—Rose, no se te olvide que pronto cumpliré dieciocho. Deja de hablarme como si fuera Ray. —Reniega el quejumbroso este. Aprieto su nariz para enfadarlo más.

—Me da igual, tengas la edad que tengas, siempre seré tu hermana mayor y estoy para dejarte en ridículo. Lo captas, ¿Verdad? —Rueda los ojos. —Y te voy a hablar como se me apetezca, Zummoman.

—Estoy de buenas, solo por eso no voy a discutir, Rosa de la felicidad. —Sonríe con suficiencia. —Tan bonito nombre que tiene mi hermanita.

—Te partiría la cabeza, pero estoy en contra del maltrato animal.

—Ya te enfadaste, Rose. Y el que se enoja, pierde. —Dice con diversión. —No es la primera vez que me quedo solo, y te recuerdo que tengo que practicar mi oratoria. Valentina y yo nos portaremos bien, ¿verdad, niña?

—Niña, la de tu ojo. —Le gruñe ella. —Rose, te prometo que yo controlo al principito.

Estos dos son tan diferentes, que me asusta verles juntos. Aunque de polos opuestos, surgen grandes amistades. Subo a mi habitación para buscar el móvil y el bolso. Regreso con ellos al jardín para dejarles mis recomendaciones finales, y me los encuentro concentrados en el documento de mi hermano. Voy al cuarto de seguridad a buscar a Iker, pero no hay nadie. Y a como lo pienso en segunda instancia, está esperándome fuera del auto.

—Señorita —murmura al abrirme la puerta para que suba. — ¿Has dormido bien?

—Mejor que antes, por supuesto. —Entro al auto. — ¿Sabes si mis padres nos alcanzarán en la delegación?

—Es muy posible. Aunque creo haber escuchado que todo iba en dependencia de que tan rápido resolviera el señor Zimmerman sus asuntos.

Cierra la puerta y deja dos toques en la ventana antes de rodear el auto y subir para ponerle en marcha.
Hago silencio todo el camino, toda esta situación me pone nerviosa, nunca me había tocado vivir algo siquiera parecido. Me impacta mucho tener que atestiguar sobre los sucesos relacionados a mi mejor amiga. Tomo aire por la boca cuando me llaman, Iker me dice que puedo entrar, él me estará esperando afuera. Me acomodo en el asienta que me indica el agente, y pronto inicio mi declaración de los hechos. Le comento desde el motivo que me llevó al apartamento, hasta los detalles sobre la relación que ellos mantenían. Egoísta, grosero, impulsivo y agresión, son los adjetivos que uso para describir al malnacido. Al terminar el interrogatorio, me dice algo que me altera. Según él, me llamarán en “Caso de proceder”.

TAN CERCA DE MI©Where stories live. Discover now