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Cosas raras.

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Me niego a perder la cabeza, hoy no es el día en que quiero volverme loca por completo. Madrugadora como nunca, pero envalentonada como siempre, Jenell se ha despertado muy temprano para ir por Valentina. Tomando por sorpresa hasta el mismo Iker, ¿A quién le pidió permiso? A nadie. Según ella, su madre no estaba en la casa y su hermano aún dormía. Ahora las tengo a ambas en mi habitación, sin parar de hablar y hacer ruido, lo peor es que no puedo entrar a su conversación porque no tengo idea sobre qué demonios hablan, cambian de tema demasiado rápido, y por ser sábado, creo que en mi mente continúo durmiendo, tengo efecto retardado. Me rindo, necesito salir de este lugar.

—Hola, mi muñequito. —Olfateo a mi hermano. —Hueles a bebé, eres una cosa preciosa. Me quieres, ¿Verdad?

Le hago cosquillas y él ríe, lo que no comprendo es que hace solo en la sala. Es raro porque mi madre no lo hace nunca, y Faith va con él a todos lados. Le alzo en mis brazos y me dirijo a la cocina, encontrándome a las desaparecidas, mi pequeña hermana ya ha hecho su desastre mañanero. Le digo que cuidaré a Ray mientras ella se encarga de dejar todo en orden. Me lo llevo al jardín, ya que es un sitio que le pone a flipar de inmediato, creo que Ray será un niño explorador, digo, tiene una fascinación por el aire libre.

—Agua. —Dice señala la piscina, mientras corre.

Que está sin el seguro de la entrada. Bueno, y es que hoy los descuidos van a la orden del día. Lo alcanzo y  supero con facilidad, me acerco con él para cerrarlo, es mejor evitar el peligro.

—Los niños no van ahí solos, pequeñín. —Le explico colocándome en cuclillas frente a él.

— ¿Malo? —ladea su cabecita con gesto de confusión.

—Peligroso, y tal vez no me entiendas esto, o en unos minutos ni siquiera recuerdes que te lo dije, pero, a este lugar —toco la baranda a cerrada—, no puedes venir solo, ni con Faith, solo con supervisión. ¿Entiendes?

Niega con la cabeza, manteniendo una sonrisa preciosa. Claro que no, loca yo, si de seguro tiene los monitos que ve bailando en su cabeza. Aprieto son mejillas, son tan sonrosadas que me encantan. Nos sentamos en el pasto, con él sobre mis piernas, Ray es menos hiperactivo que mi hermanita, definitivamente ha salido a mamá, pero Faith es una mala influencia que después hay que persignarse.

— ¿Dónde está tu nariz? —le ayudo tocándosela. —Justo aquí, mira que linda nariz que tienes tú.

—Dedo. —Me muestra su mano.

Pero este niño qué, yo voy por partes y él me señala lo que quiere. Con Manuel claramente no tuve esta misma oportunidad, porque era muy pequeña, aunque alcanzamos a jugar juntos, la edad de diferencia era relativamente corta. Pero mis niños sorpresa han sido un enorme regalo, ¿Quién puede tener esperanza de un hermano a los dieciocho? De pequeña pedía muchos, pero finalmente no se pudo. Después de una trágica experiencia, mi madre quedó muy conmovida y para nada decidida a tener más hijos, incluso cambiamos de país, dejando muchas cosas y personas atrás.

—Mamá. —Musita él viendo a la puerta del jardín.

Le dejo ir para que vaya con ella, una vez que le tiene, el niño deja el suelo. De pronto aparece el terremoto rubio que es mi hermana, ya cambiada y sin señas de rotulador en su cara, que se pintó ella sola y no tomó de pizarra al pobre niño, ya que es como su conejillo de indias, y él que nunca objeta ninguna de las locuras de ella. Mamá deja al menor de mis hermanos en el suelo, a cómo le ha pedido Faith, para que puedan jugar juntos, con la advertencia de no salir del jardín para poder vigilarlos. Se sienta a mi lado.

TAN CERCA DE MI©Where stories live. Discover now