WANG SEUNG

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SERI...

Reviso un mensaje que me acaba de llegar el cual me hace sonreír como cada día durante los últimos quince años. Dejo el celular para seguir comiendo mientras reviso algunos documentos sobre información de suma importancia. Observo por la ventana el hermoso día que hace en Madrid.
Hace unos días mi familia recibió información sobre la guerra en la que los Rivera estaban involucrados, si bien no nos importo hubo algo que sí lo hizo. El hachís marroquí del cual ahora los Rivera tienen el control absoluto. El recuerdo de aquel día viene a mi mente haciendo que sonría cínica.
Verlo partir me destrozo por completo y más cuando era consiente que no volvería a verlo en mucho tiempo. Aunque mi padre jamás supo lo que sucedió entre Santiago y yo, cuando le pedí su apoyo me lo dio sin hacer más preguntas.
El día que se marcho fue el peor día de mi vida, jamás creí que los recuerdos dolieran en el pecho, que estos se convirtieran en lágrimas y que estos mismos pudieran dejarme sin aliento. El dolor que sentía aquel día no me dejo dormir porque lo único que sentía era autentico dolor. Mi hermano esa misma noche se acostó a mi noche se acostó a mi lado y me observo llorar.
Vuelvo a la realidad cuando siento que alguien se sienta frente a mí y al levantar la mirada me encuentro con el mismísimo Sebastián Rivera. Al verlo sonrió divertida al pensar que más parecidos no podrían ser.
- ¿Cómo es que sigues tan hermosa? – pregunta haciéndome sonreír.

- Me entere que te casaste – respondo bebiendo un poco de vino – dos veces – digo levantando dos dedos de mi mano haciéndolo reír

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- Me entere que te casaste – respondo bebiendo un poco de vino – dos veces – digo levantando dos dedos de mi mano haciéndolo reír.
- Creí conocer al amor de mi vida, con mi primer matrimonio – responde pidiendo su comida – luego conocí al mi verdadero amor. – sonrió - ¿Qué te trae por aquí?
- Nos enteramos que ahora los Rivera manejan el mercado del Hachís marroquí – respondo entregándole una carpeta. – queremos que sean los proveedores de hachís de nuestra organización.
- ¿enserio? – pregunta tomando la carpeta revisando nuestra propuesta.
- Yo estaré a cargo de este negocio y quiero tratarlo con cualquiera de ustedes, excepto tu sabes quién – digo haciéndolo reír.
- Voldemort – responde haciéndome reír.
- Dentro de la propuesta se encuentra la ruta que utilizaríamos – respondo viendo que me entra una llamada que ignoro.
- ¿estas segura de esto?
- Por supuesto, el dinero es lo realmente importante – respondo mirándolo a los – y el pasado es eso, pasado.
- Voy a hablarlo con mi familia y te estaré informando - responde a lo que yo asiento con la cabeza – fue un gusto volver a verte – lo veo ponerse de pie para después irse. Una vez sola continúo comiendo hasta que siento como alguien se sienta junto y frente a mí. Al levantar la mirada me encuentro con mi hermano Baek, junto a él la persona más importante en mi vida. Wang Seung, mi hijo.
- Mamá, esta ciudad es increíble – dice mi hijo haciéndonos reír.
- Los demonios ya nos esperan – dice mi hermano mirándome a los ojos divertido por lo que acaba de decir su sobrino.
- ¿puedo ir? – pregunta mi hijo riendo y es que desde que tenía cinco años decidimos como precaución comenzar a entrenarlo.
Pero luego vimos el potencial que tiene y cuando fue capaz de comprenderlas cosas hablamos con él y hace un año ya lo estamos involucrando de apoco en los asuntos de la organización.
- Por supuesto amor, pero no podrás ir con nosotros a verlos – respondo tomando su mano.
- Quiero conocer a la demonio – responde él suspirando haciéndonos reír. Hace unos meses vimos a los demonios la vimos en una fiesta en Singapur y mi hijo quedo fascinado con ella, pero como no hacerlo si es una mujer bellísima.
- Crece rápido – responde mi hermano a lo que él rueda los ojos – quizás puedas conquistarla.
- Idiota – digo golpeándolo bajo la mesa mientras mi hijo rié.
Seung fue una inesperada, pero maravillosa noticia. Fue como la luz en medio de la oscuridad en la que me encontraba luego de que él se fuera. Durante mi embarazo mi padre me envió a Rumania hasta que mi hijo tuvo un año. Cuando volvimos a corea mi padre y hermano habían aumentado la seguridad entorno a su nieto que se convirtió en lo más valioso en nuestras vidas.
Unas horas más tarde estamos subiendo al avión rumbo a Moscú. Observo a mi hijo tan distinto a nosotros. Seung no aparenta la edad que tiene ya que ha entrenado desde muy pequeño y sumado a esto la excelente genética heredada de su padre. Mi hijo es igual a los hombres de la familia Rivera.

- Impresionante ¿verdad? – habla mi hermano sacándome de mis pensamientos – lo llevaste en tu vientre nueve meses y es la viva imagen de ese imbécil

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- Impresionante ¿verdad? – habla mi hermano sacándome de mis pensamientos – lo llevaste en tu vientre nueve meses y es la viva imagen de ese imbécil.
- Y de sus hermanos – respondo divertida – heredo nuestros ojos – pestañeo haciéndolo reír a lo que niega con la cabeza observando a su sobrino leyendo el arte de la guerra. Su libro favorito, sonrió ante la ironía.
- ¿le dirás?
- No necesita saberlo – respondo viendo por la ventana – si bien haremos negocios con su familia debemos mantenerlos alejados de él.
Al llegar a Moscú bajamos del avión a medio día vemos que ya nos espera una de las cabezas del cerbero que protege a los demonios. Pavel Tarasov, un hombre realmente atractivo.
- Bienvenidos – dice él acercándose a nosotros mientras fuma un cigarrillo – es usted muy bella.
- Gracias, supongo – respondo haciéndolo reír.
- Voy a guiarlos hasta el apartamento – asentimos con la cabeza caminando hasta una de las camionetas donde sube mi hermano y Pavel mientras yo observo como nuestros hombres bajan junto a mi hijo metiéndolo en una de las camionetas saliendo de allí por lo que me subo a la camioneta junto a mi hermano más tranquila.
- Tu hijo me resulta familiar – dice Pavel observándome por el retrovisor haciéndome reír mientras niego con la cabeza, me pongo lentes de sol observando por la ventana pensando de repente en él. ¿Por qué después de tanto tiempo no puedo olvidarte?

 ¿Por qué después de tanto tiempo no puedo olvidarte?

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