BARATRO

SÓTANO

- ¿estas loca? – pregunta mi hermano molesto mientras yo observo la ciudad por la ventana del auto en movimiento.
- Sabes perfectamente que él no me haría daño – respondo volviéndome a verlo mientras nos dirigimos a la bodega donde están llevando al atacante que dejaron con vida.
- Pudiste iniciar una guerra – vuelve a decir molesto a lo que yo ruedo los ojos.
- Pero no sucedió – respondo sintiendo que el auto se detiene a las afueras de la ciudad frente a un edificio abandonado. Rápidamente bajamos del auto al tiempo que los demás.
Caminamos al interior reuniéndonos con los demás, me acerco a Santiago tomando su mano en señal de apoyo. En respuesta recibo un leve apretoncito y un leve asentimiento de cabeza.
- Lo siento – dice en voz baja solo para que yo lo escuche a lo que yo en respuesta beso su mano.
Llegamos al sótano viendo al hombre atado de las manos con sus pies rozando un poco el suelo. Los seis lo rodeamos dejando frente a este a Santiago con su hermano a la derecha y yo a la izquierda.
- ¿Por qué? – pregunta Santiago acercándose a él antes de darle un fuerte puñetazo.
El hombre simplemente guarda silencio por lo que Santiago enfurece comenzando a golpearlo cegado por el enojo y el dolor hasta que lo tomo del brazo deteniéndolo al ver al hombre desmayado.
- Despiértenlo – ordeno viendo como uno de los hombres que están con nosotros le entrega un balde con agua a Pavel que se lo arroja al hombre despertándolo. Camino hasta mi hermano que rueda los ojos antes de entregarme un cuchillo, vuelvo con este girando en uno de mis dedos hasta el hombre que me observa desafiante.

- Linda, no me asustas – dice el imbécil a lo que yo le sonrió dulcemente poniendo una de mis manos en su pecho sin apartar mis ojos de los suyos.
- Es bueno saberlo – respondo haciendo un corte profundo en su pectoral viendo como trata de no gritar - ¿Por qué? – pregunto introduciendo dos de mis dedos en su herida jalando haciéndolo gritar – es mejor que hables porque voy a desollarte hasta que hables y cuando sientas que vas a morir, evitare que lo hagas por lo que todo el tiempo que no me digas lo que quiero saber será realmente doloroso para ti.
- Hanbal Magdy – responde a lo que Sebastián y Santiago vienen hasta él golpeándolo rompiéndole el tabique.
- Imposible – dice Santiago junto a mi – Hanbal murió hace unos meses.
- Antes del ataque a la mansión Rivera – comienza hablar observándome a lo que yo le sonrió – el señor Hanbal nos contrató para matar a Katrina Rivera en caso de que sobreviviera al ataque.
- No fue a nuestra a nuestra hermana a quien asesinaste – responde Sebastián tomando un cuchillo enterándolo a un costado girándolo haciéndolo gritar.
- Como no había fotografías de ella, el señor Hanbal nos dijo que era la única castaña que siempre estaba cerca de ustedes – responde él hombre haciéndolos reír. Sin más Santiago toma el cuchillo de mi mano cortando atravesándolo en su garganta. Él hombre comienza ahogarse con su propia sangre frente a la atenta mirada de todos los presentes hasta que muere.

Unos días después observo con dolor a Santiago junto al féretro dejando una rosa sobre este. La lluvia cae a nuestro alrededor mientras el sacerdote habla, los ojos se me llenan de lágrimas mientras mi hermano me abraza por los hombros.

- No deberíamos estar aquí – dice mi hermano, pero soy incapaz de apartar los ojos del hombre que amo.
- ¿crees que no lo sé? – respondo antes de caminar hasta él que me observa con autentico dolor en sus ojos. De repente se lanza sobre mi abrazándome fuertemente y yo a él.
- Yo... - comienza a decir, pero niego con la cabeza ya que no quiero escucharlo.
- Debo volver a mi vida – respondo apartándome de él mirándolo a los ojos. Sin más me doy la vuelta alejándome de él. mi hermano se acerca a mi protegiéndome de la lluvia con su sombrilla mientras caminamos a la salida, me detengo antes de llegar volviéndome a verlo.

Lo que veo me destroza por completo, sus hermanos y cuñada lo abrazan mientras el rompe en llanto con dolor. Respiro profundamente antes de continuar con mi camino dejándolo atrás con mucho dolor.

SANTIAGO...

Observo a mi hermana junto a mi profundamente dormida y pienso en lo afortunado que soy por tenerla en mi vida. Desde que nació siempre ha sido como un bálsamo en nuestras vidas, una sola sonrisa de ella basta para calmar cualquier tormenta a nuestro alrededor. En mi caso en este momento, el dolor que siento por la pérdida de Andrea quien era parte de mi vida y aunque este mal decirlo, agradezco a la vida que fuera ella y no mi hermana.
Por otro lado, esta Seri aun me siento mal por haberla atacado de la forma en que lo hice. El simple hecho que me haya elegido es una muestra de lo que significo en su vida. Si hubiese sido al contrario, habría reaccionado de la misma forma.
Un par de lágrimas caen mis ojos al pensar en Andrea, me siento muy culpable por su muerte y más al ver a Katrina abrazada a mí. Bajo mi mano hasta su vientre pensando en ese pequeño bebé que es mi sobrino.
- No sabes cómo te envidio hermanita – susurro besando su frente antes de cerrar los ojos quedándome dormido poco a poco al tiempo que Seri aparece en mi mente haciéndome sonreír antes de dormir.