EPILOGO

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SERI...

Me detengo en la puerta que da al jardín observando a mi ahora esposo hablando con sus hermanos que lo observan con autentico amor, mirada que los Rivera se dan entre sí. Sonrió al darme entender que todo lo que perdimos durante estos años lo viviremos de ahora en adelante.

- Creí que era la única que observaba a mi esposo de esa forma – escucho a Inna junto a mí por lo que me vuelvo a verla con dos copas de champaña en la mano entregándome una de estas

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- Creí que era la única que observaba a mi esposo de esa forma – escucho a Inna junto a mí por lo que me vuelvo a verla con dos copas de champaña en la mano entregándome una de estas.
- Sin importar lo que sucedió él siempre ha sido el amor de mi vida – respondo a lo que ella asiente con la cabeza. – destruiría el mundo entero por él – hablo volviéndome a verlo y él a mi sonriendo.
- Quiero que sepas que sin importar lo que suceda – habla Inna poniendo frente a mí una caja alargada de terciopelo negro – ahora somos familia y tendrán nuestro apoyo siempre que lo necesiten – le entrego mi copa para abrir el estuche encontrándome un brazalete el cual tiene cuatro dijes, tomo uno de estos que me resulta familiar y al hacerlo jadeo levantando la mirada a ella – somos una familia, por lo que Akemy, Katrina, Maria Paula y yo – levanta su mano – tenemos el mismo – observo los demás dijes sonriendo al darme cuenta que cada uno de estos es el escudo de una familia. Los Sokolov, los Pavlok, los Rivera y los Wang.
- Me dejas sin palabras – digo volviéndome a verla ya que ella de mas importante al ser la esposa del primogénito de los Rivera – esto es... - trato de habla, pero soy incapaz de articular palabra de lo conmovida que me siento – es algo muy significativo. – sin más la abrazo escuchándola reír.
- Hora de irnos – escucho a mi esposo tras nosotras por lo que nos separamos volviéndonos y lo encontramos acompañado de Sebastián.
- Cuídalo por mí, Cuñada – habla Sebastián abrazándome a lo que yo asiento con la cabeza.
Instantes después estamos saliendo de la mansión junto a mi hermano, los tres nos subimos a un auto y mientras vamos en esta rumbo al aeropuerto observo el brazalete un en su estuche.
- Te amo – digo volviéndome a ver a mi esposo junto a mi que me sonríe antes de besar mi frente.
- Aquel día en que me fui, descubrí que la soledad es realmente dolorosa – comienza hablar haciendo que lo observe confundida – desde que te por primera vez, te convertiste en mi todo. Por cobarde te lastime y te deje sola, durante este tiempo descubrí que no estar contigo dolía de una forma inexplicable, sin importar que tuviera a mi familia, amigos y a ella junto a mí, aquel dolor jamás desaparecio. – los ojos se me llenan de lágrimas al escucharlo – cuando volví a verte en la mansión de los Sokolov fue como si me hubieras inyectado vida de nuevo y entonces lo entendí, lo eres todo para mí, mi primer amor, la mujer que amo más que nada en el mundo, la madre de mis hijos y la única mano que quiero sostener cuando muera, sin ti no tengo nada. – lo abrazo por el cuello pegando su frente a la mía mirándolo a los ojos.
- No te atrevas a morir antes que yo – digo a lo que él sonríe – si soporte estos años sin estar a tu lado, fue porque en el fondo de mi corazón sabía que en algún momento volverías a mí.
- Van a hacer que me dé un coma diabético – habla Baek haciéndonos reír. Santiago toma el brazalete del estuche poniéndolo en mi muñeca para luego besarla.
Al llegar al hangar vemos que hay dos aviones listos por lo que al bajar voy hasta mi hermano que nos observa confundido.
- Antes de ir a casa debemos hacer algo – digo a lo que él asiente con la cabeza besando mi mejilla antes de subir al avión. Mi esposo me toma de la mano guiándome al otro que nos llevara a Sicilia.
El vuelo fue tranquilo, aunque muy intenso. Por lo que unas horas después estamos aterrizando en Sicilia, donde al bajar vemos a nuestro hijo esperándonos. Voy hasta él abrazándolo a lo que mi hijo me riñe.
- Mamá – dice haciéndome reír – me avergüenzas – se aparta riendo viendo a su padre abrazándolo fugazmente.
- Hijo debemos hablar contigo – dice su padre a lo que él se vuelve a verme.
- Primero vamos a casa – habla él comenzando a caminar a la camioneta donde nos subimos para ir a la mansión. Un rato después observo con fascinación la mansión.
- Es hermosa – hablo cuando el auto se estaciona frente a la entrada.

- Sebastián y los Sokolov convirtieron este lugar en una fortaleza – habla mi esposo bajando del auto extendiendo su mano para ayudarme

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- Sebastián y los Sokolov convirtieron este lugar en una fortaleza – habla mi esposo bajando del auto extendiendo su mano para ayudarme.
Mi hijo vine junto a nosotros por lo que los tres entramos a la mansión y caminamos hasta el salón principal donde se encuentran mis suegros viendo con ternura a los tres bebés sentados en el suelo sobre una mullida y suave alfombra jugando. Me sorprendo de ver a los primos de mis hijos y la belleza que estos poseen.
Antonia es un mini copia de su madre y abuela, aunque posee una mirada muy imponente igual que la de su padre. Por otro lado, esta Piero que a pesar de ser un bebé es impresionante. Es igual a Sebastián, aunque su tono de cabello es un poco más claro y sus ojos son iguales a los de su madre y tío.
- Hola – hablamos al unísono mi esposo y yo caminando hasta un sofá junto al de los señores Rivera.
- Que gusto verlos, aunque estoy triste porque no estuvimos en la boda – habla la señora Guadalupe sonriendo ampliamente mientras mi esposo va hasta los bebés besando la cabecita de sus sobrinos antes de tomar en brazos a nuestra hija besando su mejilla. Hablamos durante un rato hasta que vamos con nuestros hijos hasta el jardín sentándonos en una mesa junto a la piscina.
- ¿Qué sucede? – pregunta nuestro hijo observándonos.
- Tu madre y yo volveremos en dos días a Seúl – habla Santiago aun con nuestra hija en sus piernas.
- queremos hacerte una pregunta muy importante. - digo viéndolo a los ojos a lo que asiente con la cabeza - ¿has pensado en lo que quieres hacer? – Seung asiente con la cabeza.
- Sin importar lo que decidas tendrás nuestro apoyo de forma incondicional – habla su padre a lo que yo asiento con la cabeza.
- Quiero manejar junto a ustedes la organización...

BARATROWhere stories live. Discover now