SEBASTIAN

843 144 21
                                    

- Créeme, no tienes de que preocuparte – respondo observándola a los ojos aunque ella no pueda verlo por mis lentes de sol – no voy a entrometerme entre ustedes, tengo una vida en la que Santiago Rivera no tiene lugar.
Sin más paso por su lado adentrándome a la casa donde me quito los lentes de sol viendo que mi hermano me espera. Baek está por hablar por lo que niego con la cabeza ya que no quiero hablar de lo que paso. Uno de los hombres de los Sokolov nos guía por la casa hasta un salón donde al entrar sonrió al ver a Sebastián observándome sonriendo divertido.

- Enserio ¿Cómo lo haces? – pregunta acercándose a mí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Enserio ¿Cómo lo haces? – pregunta acercándose a mí.
- ¿hacer qué? – pregunto de vuelta al tiempo que él hace una señal para que nos dejen solos.
- Parecer una muñeca andante – responde él a lo que yo ruedo los ojos. - ¿puedo preguntarte algo? – asiento con la cabeza - ¿le dirás sobre su hijo? - abro los ojos como platos al escucharlo
- No sé de qué hablas – digo a lo que él sonríe.
- hace unos meses me enteré de tenías un hijo, no le di mucha importancia hasta que me dijeron su edad – explica mientras camino hasta el ventanal que deja ver el hermoso bosque que rodea la casa – la duda comenzó a rondar mi mente hasta que nos reunimos en Madrid.
- ¿lo viste? – pregunto pasando saliva cerrando los ojos.
- Si y solo me basto esa mirada para saber que es un auténtico Rivera – estallo en una sonora carcajada recordando lo que siempre dice mi hermano.
- No hay necesidad de que lo sepa – respondo volviéndome a verlo – él hace quince años tomo su decisión, la respete. Seung fue una inesperada consecuencia que me dio la fuerza para continuar y convertirme en lo que soy ahora.
- ¿él lo sabe?
- No, siempre ha tenido a su abuelo y tío que lo han amado desde el momento en que escucharon su corazón latir por primera vez – me acerco a él viéndolo a los ojos – los Rivera no tienen lugar en la vida de mi hijo y tu hermano tiene una hermosa mujer que podrá darle todos los hijos que desee, por lo que te pido que ignores la existencia de MI hijo. – veo que esta por hablar, pero es interrumpido por su cuñado y mi hermano que entran.

Al día siguiente me preparo para la última reunión que tenemos con los Sokolov antes de volver a Corea. Elijo un vestido negro a juego con unas botas largas del mismo color.

- Ya quiero estar en casa – digo a mi hermano mientras me pongo unos pendientes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Ya quiero estar en casa – digo a mi hermano mientras me pongo unos pendientes.
- No conocemos a la esposa de Sebastián – comenta mi hermano observándome a través del espejo a lo que yo asiento con la cabeza. Sabemos que es la mano derecha de los Sokolov y que es hermosa, pero no la hemos visto en persona.
- Debe ser muy hermosa – respondo a lo que él asiente con la cabeza – Sebastián sabe la verdad – digo a lo que él me observa molesto – no se lo dije, jamás lo haría.

 - Debe ser muy hermosa – respondo a lo que él asiente con la cabeza – Sebastián sabe la verdad – digo a lo que él me observa molesto – no se lo dije, jamás lo haría

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¿se lo dijo?
- Al parecer no – respondo sin más tomando mi abrigo.
Rápidamente salimos de la habitación atravesando el hotel hasta la entrada donde la camioneta ya espera por nosotros para llevarnos al restaurante, donde somos los primeros en llegar. Aunque el lugar esta vacío, nos guían hasta la mesa que está dispuesta para nosotros.
- No te he preguntado cómo te sientes al verlo con ella – dice mi hermano observándome haciéndome sonreír triste.
- Rabia, celos, envidia – respondo observándolo haciendo que me tome de la mano, veo que esta por responder cuando vemos aparecer a los imponentes Sokolov junto a Pavel, Alek, Santiago y su novia.
- Buenas noches – digo poniéndonos de pie estrechando la mano de cada uno de ellos.
Luego de los saludos nos sentamos pidiendo algo para tomar en el momento en que aparece Sebastián y como era de esperarse, su esposa es simplemente perfecta. Sonrió divertida al ver la mirada de mi hermano sobre Inna cuando nos presentan.
En el transcurso de la cena llegamos a diferentes acuerdos tanto con los Sokolov como con los Rivera. Durante este tiempo Santiago me observa y aunque trato de ignorarlo me es imposible hasta que es hora de irnos, algo que agradezco porque quiero alejarme lo más pronto posible de Santiago.
- ¿lista? – pregunta mi hermano adentrándonos en el ascensor junto a Pavel y Alek.
- Quiero irme a casa – respondo sintiendo una fuerte opresión en el pecho al darme cuenta que volveré a perderlo. Paso saliva tratando de que los ojos no se me llenen de lágrimas. Mi hermano parece darse cuenta por lo que me da la mano y yo asiento con la cabeza.
Al llegar a la entrada del edificio veo que ya todos están allí, algo que me parece mala idea porque hasta un novato podría atacarnos. Luego de despedirnos y cuando estamos por subirnos a las camionetas hay algo que llama mi atención lo que hace que tome mi arma al tiempo que un disparo resuena en el silencio de la noche. Abro los ojos como platos al ver que los que nos atacan van por Santiago, corro hasta él jalándolo cubriéndolo con la camioneta haciendo que suelte a su novia mientras mi hermano dispara. Observo a los ojos a Santiago sintiendo mi pulso acelerado.
- ¿estás bien? – pregunto a lo que él asiente abrazándome, pero lo siento tensarse para luego soltarme de golpe pasando por mi lado, un segundo después el grito que sale de lo más profundo de su garganta hace que me vuelva a verlo quedando perpleja al ver la escena frente a mí. Andrea yace en el suelo sin vida, Santiago la toma en sus brazos llorando mientras besa su frente. ¿Qué acaba de pasar?

Veo que tanto Nikolay como Sebastián sacan a sus esposas de allí poniéndolas a salvo, mi hermano se acerca a mi tomándome del brazo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Veo que tanto Nikolay como Sebastián sacan a sus esposas de allí poniéndolas a salvo, mi hermano se acerca a mi tomándome del brazo.
- Debes irte – dice preocupado mientras el demonio le hace una señal a sus hombres para que sujeten al único atacante de los cuatro que queda vivo.
- No voy a ningún lado – respondo soltándome sintiendo un gran nudo en la garganta al ver a Santiago llorar aferrado al cuerpo sin vida.
- Llévenlo a la bodega – escucho a Nikolay, pero en ese momento soy incapaz de moverme.
- Queremos ir con ustedes – hablo porque quiero saber que sucedió y quien se atrevió a tocarlo, porque el ataque era para Santiago. De repente siento que me toman del cuello y cuando reacciono Santiago me estampa fuerte contra una de las camionetas viéndome a los ojos como autentico dolor y odio. Mi hermano rápidamente le apunta haciendo que los demás reaccionen de la misma forma.
- ¿Por qué? – pregunta en un tono de voz cargado de dolor.
- Suéltala – advierte mi hermano, pero yo le hago una señal para que baje el arma.
- ¿Por qué me salvaste? – sonrió mirándolo a los ojos dejando que vea en ellos todo lo que siento por él. Desde que lo conocí lo he amado por lo que su vida es importante para mí, sin importar que estemos separados siempre será prioridad para mí su bienestar.
- Sabes la respuesta... 

BARATRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora