FINAL

905 129 14
                                    

- Es impresionante – escucho hablar a Jing junto a mi por lo que me vuelvo a verlo curioso. A lo que él sonríe señalando con la cabeza, me vuelvo a ver hacia donde el señala, observo las personas en la fiesta sin entender a lo que se refiere – envidio a los Rivera – comenta divertido a lo que yo me vuelvo a verlo.
- ¿Por qué? – pregunto bebiendo un poco de mi copa de champaña.
- Por ellas – vuelve a señalar con la cabeza hasta donde se encuentran las cuatro mujeres Rivera, sonrió observándolas. Katrina, Inna, Seri y Maria Paula se encuentran hablando entre ellas, las cuatro están enfundadas en vestidos negros en diferente estilo. – ellas no solo son hermosas, sino que cada una de ellas tiene sus propias habilidades lo que las hace únicas. – sonrió porque sé que es verdad – sus genes juntos son impresionantes – me vuelvo a verlo – porque tus hijos con la dragón son más que perfectos.

- Gracias – digo poniendo una mano en su hombro haciendo que se vuelva a verme – por apoyarla y querer a mis hijos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

- Gracias – digo poniendo una mano en su hombro haciendo que se vuelva a verme – por apoyarla y querer a mis hijos.
- ¿nunca te has preguntado por qué no me case con ella? – pregunta volviéndose a verla, niego con la cabeza porque me doy cuenta de que nunca lo he hecho.
- Aún recuerdo el día en que te fuiste – comenta mientras la observamos – estaba destrozada, yo decidí quedarme a su lado porque me enamoré de ella desde el primer instante en que la vi y sabía que en el aquel momento ella me necesitaba. – siento como mi pulso se acelera al escucharlo – fui el primero en enterarse que estaba embarazada y juro que nunca he visto nada más hermoso que la mirada de Seri aquel día, sus ojos pasaron de estar tristes y apagados a estar rebosantes de felicidad, en ese momento quise proponerle que se casara conmigo, pero ver su mirada mientras observa la prueba me hizo darme cuenta que jamás podría hacerla feliz.
- ¿Por qué?
- Ella siempre te ha amado y cuando nacio Seung me di cuenta que tu lugar en su vida jamás seria ocupado por alguien que no fueras tu – responde bebiendo de su copa – estuve a su lado todos estos años y te envidié cada día que estuve junto a ella.
- ¿de qué hablan? – pregunta ella llegando hasta nosotros abrazándome por la cintura con uno de sus brazos.
- De ti – responde Jing sonriéndole a lo que ella se vuelve a verme.
- Solo de lo hermosa que eres – beso su cien a lo que Jing asiente con la cabeza.
- Tengo algo que decirte – me habla ella a lo que Jing asiente con la cabeza alejándose de nosotros.
- Entremos – digo a lo que ella asiente con la cabeza antes de alejarnos de la fiesta entrando a la casa donde se está llevando a cabo la fiesta. Rápidamente vamos a un estudio que se encuentra en el segundo piso y desde el que se puede ver el jardín donde están todos los invitados.
- No enciendas la luz – habla ella traviesa enciendo una lámpara que hay sobre el escritorio y que ilumina tenuemente el lugar. Voy hasta ella tomándola de la cintura sentándola sobre el escritorio quedando frente a frente.
- ¿Qué quieres decirme? – pregunto observándola mientras acaricia mi rostro.
- Mi padre decidió retirarse – suelta de golpe a lo que yo asiento con la cabeza – mi hermano ahora es el jefe de la organización y yo su mano derecha y tu...
- Tu esposo – digo besándola a lo que ella sonríe.
- Mi esposo y mano derecha – dice abrazándome por el cuello pegándome más a su cuerpo – aunque eso no es lo que quiero decirte – habla subiendo sus manos por mis brazos hasta mis hombros metiéndolas dentro de mi abrigo quitándolo – ahora que mi padre se retira y el poder recae entre nosotros, el riesgo a nuestros hijos aumenta – asiento con la cabeza – mi padre compro una casa en Londres y quiero que hagamos lo mismo que tus hermanos con sus hijos. – siento que desanuda el corbatín que traigo antes de comenzar a desabrochar lentamente los botones de mi camisa.
- ¿quieres alejarlos? – pregunto tratando de mantener mi atención en la conversación. Asiente con la cabeza acariciando mi pecho – con Mi- suk, podemos hacerlo, pero con Seung no. ¿Qué ha decidido hacer?
- He pospuesto esa conversación mucho tiempo – responde ella besando mi cuello – creo que es momento que los dos hablemos con él.
Sin más la tomo del cuello juntando mis labios con los suyos empujándola hasta el borde del escritorio subiendo su vestido introduciendo dos dedos en su interior haciéndola jadear. Siento que abre mi pantalón sacando mi miembro y en cuestión de segundos estoy en su interior embistiéndola mientras nos miramos a los ojos.
- Te amo – digo sintiendo su interior contraerse a lo que ella se aferra más a cuerpo al tiempo que la siento temblar, hundo mi nariz en su cuello deleitándome con su aroma que tanto amo.
- De ahora en adelante ¿soy la única en tu vida? – preguntan haciendo que la vea a los ojos.
- No – respondo a lo que ella abre los ojos como platos intentando apartarse – eres mi vida entera.

A la mañana siguiente me levanto a correr un rato antes de prepararme para el viaje además de que en un rato será mi matrimonio con la mujer que amo. Observo los primeros rayos del sol iluminar el cielo mientras continúo trotando hasta que siento a alguien junto a mí.
- ¿realmente vas a irte? – escucho la voz de mi hermana junto a mí por lo que me vuelvo a verla.
- Hace mucho comenzó mi vida y me la he estado perdiendo – hablo sonriendo – no quiero seguir haciéndolo.
- Voy a extrañarte – dice ella sonriendo
- No voy a irme para siempre – respondo deteniéndonos.
- Lo sé, solo quiero que sepas que voy a extrañarte – dice ella poniéndose frente a mí – ¿una carrera?
Comenzamos a correr de vuelta a la casa riendo, mientras la veo pienso en lo rápido que paso el tiempo. Recuerdo cuando estaba pequeña y nosotros corríamos tras ella. Cuando llegamos a la entrada de la casa veo a Sebastián con una botella de agua para ella, mientras los observo pienso y deseo que nuestros hijos sean tan unidos como nosotros.
- ¿no hay agua para mí? – pregunto llegando hasta ellos viendo que aparece mi esposa con una botella de agua en la mano.
- Buenos días – habla viniendo hasta mi abrazándome.
- Estoy sudando – digo besando su frente.
- No me importa – dice ella sonriendo observándome a los ojos - ¿listo?
- Más que nunca...  

BARATROWhere stories live. Discover now