O29

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—¡No os quedéis quietos! ¡Vamos a huir a nuestra siguiente base, no tenemos tiempo para peleas! —el grito de Chungha sacó a Felix y Hyunjin de sus pensamientos, debían moverse. El mayor se levantó lo más rápido que pudo y extendió su mano para ayudar al pecoso. El australiano sentía su respiración errática, los nervios y el miedo de casi haber perdido a Hyunjin seguían ahí.

—Sé que tenemos mucho de lo que hablar, pero ahora mismo debemos ponernos a salvo. —Hwang había notado su miedo, así que se sintió obligado a tranquilizarle, los nervios podrían llegar a ser una gran desventaja en la situación en la que estaban.

—¡Seguirme todos, no os pareis a hacer peleas estúpidas, debemos irnos y curar a los heridos por la explosión! —la voz de Dami llegó a sus oídos, la buscó con la mirada. Estaba no muy lejos de ellos, en la entrada a una calle que debía estar a unos metros, guiando al resto para que se acerquen y corran por ahí. No sería difícil llegar.

Felix miró hacia atrás, encontrándose que el resto de su grupo (APNE) ya estaba corriendo hacia ellos. Él no quería huir sin asegurarse de que sus amigos llegaban a la calle sanos y salvos. Sobretodo le preocupaba Seoho, quien aún no había tenido tiempo de curar su propia herida y se veía que era el que estaba en el peor estado de todos.

—Felix, no podemos esperar, el enemigo se está acercando y nos tenemos que poner a salvo. —sentía como Hyunjin tiraba de su brazo desesperadamente. Tal como el azabache había afirmado, el enemigo estaba peligrosamente cerca de ellos, en concreto del resto de APNE. ¿Como podría irse sabiendo que sus amigos estaban en peligro?

—Pero no podemos dejarles. ¿Y si les pasa algo? No puedo perder a más familia. —Felix alzó su mirada el mayor, quien no pudo evitar sentir pena. Cuando Hyunjin estuvo a punto de responder otra voz le interrumpió primero:

—¡Vosotros dos, id ya hacia Dami! ¡Yo ayudaré al resto! —era Chungha, quien se había acercado corriendo a ellos. Les dio un empujón en la espalda para que se acercaran ya hacia la profesora. —Yo me encargo, no os preocupéis.

Hyunjin volvió a agarrar su mano y comenzó a tirar de él hacia aquella calle. Felix no pudo evitar girarse una última vez y mirar a Chungha, quien les sonrió tristemente. Sintió como algo en su pecho se apretaba, un mal y triste presentimiento. Se sintió obligado a sonreír de vuelta, sabiendo que esta vez no tendría la suerte de cambiar el futuro.

La mujer comenzó a correr hacia el resto del grupo, sentía como su corazón latía desenfrenadamente. Sabía lo que iba a pasar dentro de, probablemente, no mucho, tal vez en solo unos minutos. Pero incluso estando convencida de que el final no iba a ser bueno para ella, no iba a parase, la adrenalina que sentía en ese momento no la iba a permitir parar de correr y huir. Tampoco lo permitiría su propia consciencia.

—¡Chungha! —no reconoció la voz de quien la había visto llegar, pero si notó el alivio por el tono con el que habló.

—Necesito que corrais aún más rápido hacia donde está Dami, por ahí está otra base en la que os podréis curar. No os preocupéis, yo os cubro las espaldas. —todos asintieron con la cabeza y comenzaron a correr, con Chungha siguiendoles. El enemigo estaba pisándoles los talones y eso no era nada bueno.

Cuando llegaron a la calle el resto corrieron por donde Dami les señaló. Chungha miró si quedaba alguno más, no había nadie a la vista por lo que ellos habían sido los últimos. El problema era que el enemigo estaba demasiado cerca, incluso si llegaban a la base les seguirían y no serviría para nada, pues les encontrarían y seguramente no lograrían ganar la batalla. La explosión había dejado muchos heridos y necesitaban tiempo de recuperación y para hacer un nuevo plan o lo que sea Chaerin tenga en mente.

la casa de los indeseados || hyunlixWhere stories live. Discover now