la casa de los indeseados || hyunlix

O33

Ver a Seoho sin un brazo fue peor de lo que se imaginaba. Los horrores de la guerra siempre causan terror, pero nadie puede entender el dolor hasta vivirlos. Felix recuerda ver en las redes sociales activistas y, debido a su ignorancia, nunca había llegado a hacer mucho más que divulgar algunas publicaciones e imágenes. Ahora que lo estaba viviendo él mismo no podía evitar desear haber donado algo de su dinero, una solo gastaba tontamente en juegos.

Seoho trataba de mantener una sonrisa, sujetaba la mano de Leedo con fuerza y trataba de aliviar el ambiente. Felix se sentía culpable por ello, ¿como es que aquel que sufrió las consecuencias era quien tenía que esforzarse en alegrar al resto? Deberían ser ellos quienes estén prestando su hombro para llorar, pero la desolación era demasiado fuerte como para hacer algo más que mirar con tristeza al rubio. También era obvio que quien peor se lo estaba tomando era Leedo, quien tenía la mirada perdida en algún punto del rostro de su novio, probablemente culpándose y repitiéndose constantemente lo que debería haber cambiado, un tanto iluso al hecho de que ya no puede volver atrás y Seoho nunca volverá a recuperar su brazo.

—Creo que me hace sentir peor que me mireís con pena. —Seoho interrumpió sus pensamientos, su voz era dura pero su rostro mantenía la serenidad que tanto le caracterizaba. —Voy a seguir luchando incluso si tengo que morir por ello. Debemos dejar de creer que todos vamos a salir ilesos de esto, hay que dejar de ser ilusos. Yo lo tuve que aceptar de la peor manera.

—Seoho... No tenemos por qué salir todos heridos. —susurró Heejin. Nadie dijo nada porque sabíamos que ella estaba mintiendo. Ella misma lo sabía, solo le faltaba aceptarlo.

Antes de que nadie pudiera decir nada más entró Chan por la puerta, con una expresión tranquila pero con el cuerpo tenso.

—Sowon sigue en cirugía. Eunha se niega  dormir o comer hasta saber cómo va a salir todo. Están Jihyo, Sana y Jeongin con ella, yo voy a volver con algo de comida pero creí que querriaís saber cómo como iba la cosa. Beomgyu y Taehyun están hablando con Dami sobre algo del entrenamiento y futuros planes.—dijo apoyado en el marco de la puerta, su postura aún en tensión a pesar de tratar mostrar comodidad. Todos estaban nerviosos. Felix llegó a sentirse un tanto culpable de haber estado tan ensimismado en su mundo el día anterior, cuando el resto estaban pasándolo mal.

—Luego nos acercamos si necesitáis ayuda, ¿o será peor que haya más gente? —preguntó Hyunjin a su lado.

—Creo que es mejor no agobiar, podéis aprovechar para entrenar o algo. Es absurdo que todos estemos ansiosos en un mismo sitio, además seguro alguno de los mayores nos echa la bronca. —suspira Chan. —Bueno, voy a volver. Si necesitamos relevos ya os buscaré. ¿Sabeis donde están Seungmin y Changbin? Son quienes me faltan por avisar.

—Vigilando a Yoongi, tal vez aprovechando para entrenar con él. —responde Minho.

Desde que llegaron Yoongi a penas respondía con más que monosílabos, estaba encerrado en si mismo y entrenando todo el rato. Es increíble como el mayor pasó de ser uno de los que más vigilaban al resto, preocupado porque el resto descansen a ser alguien que esté todo el rato sobrepasándose consigo mismo, obsesionado con un objetivo que por el momento estaba lejos de ser cumplido. Es increíble lo dependiente que puedes ser de alguien y como su desaparición puede afectar a uno. Felix se pregunta si algún día perdiera a Hyunjin pasaría lo mismo, aunque en parte ya se siente identificado con Yoongi: cuando deja que su mente navegue por sí sola demasiado tiempo empieza a pensar en su familia, un sentimiento de impotencia y frustración florece en su pecho y un ansia imparable empieza a nacer. Tal vez si se encuentra al presidente de frente ese ansia salga de su control.

¿Es bueno o malo? Felix realmente piensa que aquel hombre merece todo lo que sus pensamientos intrusivos dicen que haga. Puede que entonces no sean tan intrusivos.