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  El silencio en la habitación era desolador. Solo se escuchaban respiraciones agitadas y ruidos estruendosos de fuera. Felix pensó en cómo estuvieron todos reunidos en su antigua habitación en la casa, hablando alegremente y compartiendo secretos. Ahora faltaba uno de ellos y la mayoría estaban heridos, no podían salir de ahí sin saber que con pisar el pie fuera tendrían cientos de ojos apuntando hacia ellos preparados para atacar.

Felix quería decir algo, soltar unas palabras de aliento que animaran a continuar, pero el enorme nudo en su garganta evitaba que cualquier palabra saliera de su boca. Su vista se enfocó más en la habitación donde estaban, era un edificio en ruinas. Debía haber estado abandonado desde antes del comienzo de la nueva guerra, pues había varias plantas creciendo a su alrededor, enredándose entre los sucios muebles. Había una recepción y varios sillones rotos, ¿sería una empresa? ¿un hotel? Después de que todo acabara, ¿podria volver a ser el edificio que fue en algún momento, o estas ruinas se volverían leves huellas de una guerra que serían estudiadas en un futuro?

Su mente estaba divagando en la laguna incierta que es el futuro, sin ser consciente que alguien se había levantado y subido sobre la recepción, ganando altura sobre ellos.

-Estamos en medio de un campo de guerra. Sois jóvenes y no deberíais estar aquí, viviendo pérdidas y en constante miedo, pero no hay nada más que hacer. –la fuerte voz de Dami llenó los alrededores –Fuera hay enemigos que quieren arrebatarnos nuestra vida, no... Ya lo hicieron. Ya nos quitaron todo incluso antes de nacer, ya teníamos una vida limitada por sus ideas. Me niego a permitir que esto continúe. Yo voy a salir y voy a recuperar aquello que nunca tuve. Todo aquel que esté dispuesto que se levante y se una al plan, porque no voy a permitir que esta guerra sea tan larga como el resto.

Felix comenzó a escuchar como las personas comenzaban a moverse, levantándose y acercándose a la fuerte presencia de Dami. Él hizo lo mismo, alzó la mirada y siguió a sus compañeros. No había tiempo para perderse en su mente.

–Estamos rodeados, podrían entrar si quisieran, tienen la fuerza para hacerlo. No entiendo por qué nos están dando tiempo. –Eunha se mantenía al lado de Sojung, cuyo ojo herido estaba cubierto por un parche tosco, parecía que no aguantaría mucho.

–Piensan que no tenemos poder alguno de cambiar la situación. Jiyong siempre ha sido un engreído, es incapaz de ver que las cosas puedan acabar mal para él. –la llegada de Chaerin fue impactante, ella no se suponía que fuera a estar ya con ellos. –Pido disculpas, pues las cosas no han ido para nada como tenía planeado. Hemos perdido mucho y es inaceptable. Quedan muchos enemigos fuera y nosotros estamos en una mala posición.

Todos mantenían la mirada en la figura imponente de la mujer. Ella se acercó con pasos decididos a Dami, quien se bajó de la recepción para dejar sitio a Chaerin, quien tras asentir con su cabeza se subió al mueble.

–Lo que no se esperan es que sabemos más sobre ellos de lo que piensan. No vamos a ser amables y vamos a dejar de tener tantas dudas. Si alguien os ataca vuestro objetivo inmediato es eliminarlo, de la forma que sea. –Chaerin hablaba decidida —También, nuestros enemigos parecen tener muy poco pensamiento propio... Tal vez parece una estupidez pero es una debilidad bastante grande. Es decir, ¿que haría un enjambre de abejas sin su reina?

—Tratarían de conseguir y hacer una nueva reina.

—Claro, una colonia necesita un guía. Aunque tal vez esto es absurdo, somos humanos, no abejas. —suspiró Chaerin con una pequeña sonrisa. —Lo que quiero decir es que Jiyong tiene un control absoluto sobre ellos, los ha dominado de tal forma que no tienen pensamiento propio. Todo lo que hacen es por y para él, para aumentar su Imperio, su colonia. Nosotros debemos parar esto. No debemos permitir que más indeseados y personas acaben así.

la casa de los indeseados || hyunlixWhere stories live. Discover now